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Aquello bien podría ser México

Eusebio Lázaro construye esta colección de 16 cuentos con sueños, fracasos...

13 de febrero de 2022. Estandarte.com

Qué: Aquello bien podría ser México Autor: Eusebio Lázaro Editorial: Sitara Año: 2019 Páginas: 248 Precio: 18 €

Aquello bien podría ser México, de Eusebio LázaroSi el tono de las confesiones del primer relato de Aquello bien podría ser México evoca lo picaresco, el que cierra la colección tiene un aire gótico. En ambos hay algo inquietante. Una sensación que se repite en muchas de las historias –16 en total– que componen este libro de cuentos del escritor, traductor, actor, profesor y director de cine y teatro Eusebio Lázaro.

Se trata de cuentos heterogéneos, ambientados en distintas épocas y lugares (Galicia, Madrid, Inglaterra, Alepo, Hollywood, el México que da nombre a uno de los relatos y al libro…). En algunos relatos una narración abraza otra –ya sea esta última en forma de confesión, de carta o del principio de lo que podría ser una novela–; unas veces el narrador es el protagonista; otras es alguien que mira la historia desde fuera, pero generalmente muy pegado al personaje principal e, incluso, como ocurre en el conmovedor y dramático Afrodita en el burdel, pasando de él a ella.  

El ritmo y el estilo varían según el contenido. La velocidad de ese último relato, La hija de Rappaccini –de precisas y geniales descripciones y argumento absorbente, mágico y perturbador–, nada tiene que ver con el de La aventura española de Jonathan Rowly, de carácter histórico y tiempo más lento.

Este último es un buen ejemplo de otros dos aspectos a destacar en la colección. Uno tiene que ver con el lugar que ocupa la literatura, con la fuerza que el autor concede a la palabra. Al final de este cuento expone el poder de las historias. «La gloria no podía ser el horror que ellos habían sembrado en la ciudad española, sino escribirla y hacerla ver con la magia de las palabras. Palabras inspiradas por la musa del fuego que alcanzaba el cielo de la invención y convertía a un hombre en mil, que trasladaba a los reyes de aquí para allá, que hacía sentir el galope de los caballos en la blanda tierra, que hacía caber los mares y los campos, los barcos y los ejércitos, en aquel escenario de madera, convirtiendo el paso de las épocas en el cristal de una hora». La poesía es el motor que mueve Los eidos (los sitios de la tierra) y en Imposibilidad –un relato duro y atenazador– la escritura se presenta como refugio, necesidad y, al mismo tiempo, amenaza.

El otro aspecto es el transitar por las páginas del libro de personajes reales como puede ser Shakespeare en esa aventura de Rowly o Marlon Brando o Uxío Novoneyra en otros cuentos. Con ellos aparece la duda de dónde termina la realidad y comienza la ficción, qué es fruto de documentación o experiencia y qué de imaginación.

En otra historia (Los sueños de marzo) hacen su aparición Adolfo Marsillach y Antonio Saura, pero aquí no hay espacio para elucubrar, está claro que salen de un sueño. Uno de los tantos sueños que sostiene este libro lleno de experiencias extrañas y a veces mágicas y surrealistas como las que se suceden en El ropavejero; de espacios ambiguos y referentes literarios, cinematográficos, artísticos; de recuerdos, de memoria y de fracasos como los que narra en El show de Jorge Vitele con un estupendo ir y venir de presente a pasado y en El dedo de John Lenon, de ambientación literaria.

Y recorriendo el volumen, esa inquietud que se acentúa con los finales abiertos como el del magnífico Sucesos de soledad. Como apunta el autor en la presentación de su obra: «Nostalgias, en fin, de vidas no vividas y por eso imaginadas, aunque muchos de esos instantes estén construidos con el material de la propia».

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