Pasión por leer. Pasión por escribir.

Portada > Noticias > El español, nuestro idioma > La misoginia en la literatura

La misoginia en la literatura

Concepto y manifestaciones de la misoginia en las letras.

19 de marzo de 2024. Estandarte.com

Qué: La misoginia en los libros

No es un término este de la misoginia que se prodigue en el habla de la sociedad actual, sí lo es, en cambio, la traducción en hechos de lo que significa y ha venido significando a lo largo de la historia, tanto en la percepción que de la mujer han tenido pensadores, científicos y escritores como en el rol que se le ha asignado.

Antes de empezar el recorrido propuesto, leamos lo que de esta palabra dice el Diccionario de la lengua española que la define como “aversión a las mujeres”. A su vez el Diccionario panhispánico de dudas recuerda que misoginia deriva del griego: misogynía, de miso, odio, y gyné, mujer. Su adjetivo correspondiente es misógino y no, aclara, misógeno.

Hay ríos de tinta cargados de esa aversión, que perfilan, desde una supuesta posición de superioridad, personajes femeninos malvados, sumisos e irrelevantes.

En la Biblia, Eva es un ser nocivo, que incita al hombre a desobedecer; por ella comen la manzana prohibida y, castigados, pierden el paraíso. Culpable, Eva. También Salomé y Herodías suscitan rechazo dando lugar a una definición de mujer lasciva y ambiciosa, perdición de los hombres. Mujeres tentadoras, malvadas, manipuladoras, ociosas, inseguras, entregadas… pueblan libros (Madame Bovary, Lolita, La Regenta…), películas (Jezabel, Lo que el viento se llevó, Eva al desnudo…) y brujas – posiblemente curanderas o estudiosas–, que acababan inevitablemente en la hoguera.

Son ideas que caminan a lo largo de los siglos, y que James Joyce pone en voz del señor Deasy cuando conversa con Dedalus. “[...]Una mujer trajo el pecado al mundo. Por una mujer que no fue ni mejor que peor que tantas otras, Helena, la esposa fugitiva de Menelao, los griegos guerrearon delante de Troya durante diez años. Una esposa infiel fue la primera en traer extranjeros a nuestras playas, la esposa de MacMurrough y su concubino O’Rourke, príncipe de Breffni. También una mujer hizo caer a Palmer. [...]”

Triunfa en muchas páginas de la literatura universal la idea de la mujer como un ser inferior al hombre, encerrada en el ámbito privado, sumisa, abnegada, complaciente, “reposo del guerrero”, destinada a las labores del hogar, sin acceso a la cultura y siempre sometidas al hombre.

Este concepto aparece ya en la Odisea, cuando Telémaco aparta a su madre, Penélope, del círculo masculino, enviándola a cumplir sus labores de ama de casa; lo encontramos también en La perfecta casada, de Fray Luis de León que exige de la mujer sumisión y acatamiento de los malos tratos (increíble) o en el Arcipreste de Hita que en el Libro del buen amor habla de la astucia de la mujer y de la inteligencia del hombre. La literatura es un muestrario de hombres valientes, de mujeres entregadas, mujeres objeto, mujeres fatal.

Misoginia hay en estas citas atribuidas a hombres famosos y célebres y en la forma de ver a la mujer y su lugar en el mundo que reflejan:

“Aborrezco a la mujer sabia. Que no viva bajo mi techo la que sepa más que yo, y más de lo que conviene a una mujer. Porque Venus hace a las doctas depravadas”. Eurípides.

“El macho es por naturaleza superior y la hembra inferior; uno gobierna y la otra es gobernada; este principio de necesidad se extiende a toda la humanidad”. Aristóteles.

“La mujer no tendría el genio del adorno si no poseyera también el instinto de desempeñar un papel secundario”. Nietzsche.

“Solo el aspecto de la mujer revela que no está destinada ni a los grandes trabajos de la inteligencia ni a los grandes trabajos materiales”. Schopenhauer (el mismo que definió a la mujer como un animal de cabellos largos e ideas cortas.)

“A las niñas no les gusta aprender a leer y escribir y, sin embargo, siempre están dispuestas a aprender a coser”. Rousseau.

“Sepa la mujer hilar, coser y echar un remiendo, que no ha menester de saber gramática ni hacer versos”. Calderón de la Barca.

“Debéis retrasar lo más que os sea posible el momento en que vuestra mujer os pida un libro”. Balzac.

“Hay un principio bueno que ha creado el orden la luz y el hombre, y hay un principio malo que ha creado el caos, las tinieblas y la mujer”. Pitágoras.

“Tal es la estupidez del carácter de la mujer que en todas las cuestiones le incumbe desconfiar de sí misma y obedecer al marido”. Confucio.

 

Esta visión tan negativa presente a lo largo de la historia tiene un terrible relato real de violencia, agresiones, desigualdad y machismo. Pero vamos a terminar con optimismo haciéndonos eco de una genial cita de la escritora argentina Victoria Ocampo: “Nacerá una unión, entre el hombre y la mujer, mucho más verdadera, mucho más fuerte, mucho más digna de respeto. La unión magnífica de dos seres iguales que se enriquecerán mutuamente puesto que poseen riquezas distintas”.

Comentarios en estandarte- 0