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Dickens, caballeretes y parejitas

Una buena dosis de genialidad e ironía del mejor XIX.

15 de abril de 2014. Estandarte.com

Qué: Estampas de caballeretes y de parejitas, de Charles Dickens + Estampas de señoritas, de Edward Caswall Editorial: Alba Año: 2014 Páginas: 248 Precio: 18 €

Estampas de caballeretes y de parejitas, de Charles Dickens, que se acompaña en esta edición de Alba de Estampas de señoritas, de Edward Caswall, supone una buena dosis de genialidad e ironía del mejor siglo XIX. “No estábamos preparados para tal cantidad de genuino humor, e impresionante conocimiento de la vida, presentados de una forma tan poco pretenciosa”, se leía en The Examiner en 1838, cuando se publicaron estos textos…

Estampas de caballeretes y de parejitas de Charles DickensEl éxito en 1837 de Estampas de señoritas de William Caswall, un oscuro humorista que escribía con seudónimo, empujó a Charles Dickens a publicar una réplica anónima, Estampas de caballeretes (1838), dedicada a “las señoritas del Reino Unido”. En ella acusaba amablemente a Caswall de cierta misoginia y se disponía a ampliar el repertorio al género masculino.

En 1840, justo el día de la boda de la reina Victoria (16 de febrero), Dickens continuó el ciclo con Estampas de parejitas, preocupado por el peligro de “superpoblación” que podría acarrear el ejemplo del matrimonio real.

En conjunto, estas tres series de estampas componen un sensacional cuadro satírico de la juventud victoriana, en el que brillan el ingenio, la capacidad para crear personajes únicos y memorables, el estilo vibrante y torrencial, y esa variedad de registros que Dickens siempre supo practicar con astucia y acierto… y a veces tan rápidamente, de una línea a otra.

Charles Dickens nació en Portsmouth en 1812, segundo de los ocho hijos de un funcionario de la Marina. A los doce años, encarcelado el padre por deudas, tuvo que ponerse a trabajar en una fábrica de betún. Su educación fue irregular: aprendió por su cuenta taquigrafía, trabajó en el bufete de un abogado y finalmente fue corresponsal parlamentario de The Morning Chronicle. Sus artículos, luego recogidos en Bosquejos de Boz (1836-1837), tuvieron un gran éxito y, con la aparición en esos mismos años de Papeles póstumos del club Pickwick, Dickens se convirtió en un auténtico fenómeno editorial. Novelas como Oliver Twist (1837), Nicholas Nickleby (1838-1839) o Barnaby Rudge (1841) alcanzaron una enorme popularidad, así como algunas crónicas de viajes, como Estampas de Italia (1846).

Con Dombey e hijo (1846-1848) inicia su época de madurez novelística, de la que son buenos ejemplos David Copperfield (1849-1850), su primera novela en primera persona –y su favorita–, en la que elaboró algunos episodios autobiográficos; Casa desolada (1852-1853); La pequeña Dorrit (1855-1857); Historia de dos ciudades (1859) y Grandes esperanzas (1860-1861). En 1850 fundó su propia revista, All the Year Round, en la que publicó por entregas novelas suyas y de otros escritores, y la serie de La señora Lirriper (1863-1864), escrita en colaboración con otros autores, igual que Una casa en alquiler (1858). Dickens murió en Londres en 1870.

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