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El azar nunca deja cabos sueltos

Sesenta años de escritura de Jenaro Talens en una antología.

15 de mayo de 2022. Estandarte.com

Qué: El azar nunca deja cabos sueltos. Antología (1960-2020) Autor: Jenaro Talens Editorial: Cátedra Año: 2021 Páginas: 552 Edición, introducción y notas: Francisco Ruiz Casanova Precio: 17 € (papel), 12,99 € (eBook)

El azar nunca deja cabos sueltos. Antología (1960-2020); de Jenaro TalensBajo el sugerente título El azar nunca deja cabos sueltos. Antología (1960-2020), la editorial Cátedra publica de nuevo en su colección «Letras hispánicas» la obra de Jenaro Talens (Tarifa, Cádiz, 1946), esta vez en una ambiciosa edición del filólogo José Francisco Ruiz Casanova.

Se trata de una antología panorámica en la que se dan cita desde sus primeros poemas –algunos de ellos, difíciles de encontrar hasta ahora–, a los inéditos que escribió durante la pandemia al tiempo que Ruiz Casanova trabajaba en esta selección, y que constituyen su último libro, Memorial de una pandemia.

La antología no se limita a la poesía: se fija también y recoge, aunque en menor medida, los otros dos frentes de la obra de Talens: el ensayo y la traducción. En el primero vuelca fundamentalmente sus reflexiones sobre poesía y ofrece pistas como esta que recogió en el prólogo de Cenizas de sentido. Poesía 1962-1975 (Cátedra, 1989): «Aunque nada de lo que he escrito puede desvincularse de una vivencia concreta, nunca he hablado de mí, pero siempre lo hice desde el único lugar del que me es imposible sustraerme, esto es, desde mí».

La traducción, por su parte, es fundamental en la configuración de su voz poética. Lo expresa bien Ruiz Casanova en la introducción: «es, por una parte, espejo de sus afinidades estéticas, de sus intereses como poeta y como escritor; y es, por otra, un ejercicio de escritura que se inserta en la propia obra lírica del autor».  

El trabajo crítico de esta introducción de Ruiz Casanova contextualiza al poeta, desmonta etiquetas y lecturas erróneas y ofrece interesantes claves para adentrarse en su obra. Así, ahonda en cómo entender su relación con la metapoesía, en el diálogo con la iconografía, y en sus –como ya hemos comentado– facetas ensayística y traductora.

Apunta los temas que le acompañan (la infancia, la muerte, el alba, el amor, la soledad, el viaje, la autoimagen, el silencio, el placer, el otro, el tiempo, la identidad); señala su campo semántico-poético en el que, entre otras palabras, se encuentran desconcierto, orfandad, retorno, extrañeza, resistencia, azar, vagabundo…; subraya la importancia de los elementos rítmicos y musicales y del uso de la intertextualidad, y reconoce en su obra elementos de la herencia clásica como la métrica y de la tradición moderna como su forma de ahondar en el poema en prosa.

Talens escribe desde que era niño. Gran lector, siempre le interesaron los idiomas; fue atleta –compitió en la selección española–, estudió un año de Económicas y dos de Arquitectura, la carrera que sí terminó fue Filología y se ha pasado la vida rodeado de letras como poeta, ensayista, traductor, catedrático y editor.

La antología recoge una cronología bio-bibliográfica y una bibliografía que refleja la fecundidad de este autor al que le interesa más suscitar preguntas que ofrecer respuestas. Su amigo y poeta Antonio Carvajal le describe certeramente como «uno de los poetas contemporáneos más ricos de aventura, más precisos de dicción, más inquietantes de intimidad».

Esa riqueza se palpa en la emoción y la empatía de los sesenta años de poesía que ha reunido Ruiz Casanova en El azar nunca deja cabos sueltos con poemas como este con el que terminamos, Donde el viento nos lleve, perteneciente al libro Los tigres de agosto (2006-2020) y en el que, como en tantos otros, Talens deja referencias musicales (comienza con una cita de Bob Dylan y termina con una alusión al título del disco de J.J. Cale Anyway the Wind Blows, como indica la nota a pie de página).

Donde el viento nos lleve

Your loyalty is not to me,
But to the stars above. (Bod Dylan)

I

La vida más auténtica la he vivido sin mí.
Avancé paso a paso, con la mirada puesta
en un paraje inhóspito, sin conocer siquiera
lo que los otros llaman intemperie.
Algunos me llamaban lobo solitario
tal vez con algo de razón. No supe
ver que las sendas proliferan si
se observa bien alrededor. El tiempo
no eran las horas, sino las palabras
de tantos otros que desembocaron
como una música en mis ojos.
Hoy, cuando, una vez más, su voz me dice
«ah de la vida», nada me responde.
Mientras, la noche aguarda a que la venza el día
y los rostros se borran como el agua en el mar.

II

Su muerte y mi memoria me acompañan.
Ya no me agobian ni me desconciertan. Son
la simple huella redundante
de una extraña niñez que nunca tuve.
Fluyó a mi lado sin que la notase
mientras mi cuerpo, apenas,
pensaba solo en escapar de allí.
Hoy que el largo camino recorrido
quedó atrás, me descubro
buscando un horizonte diferente
de nuevos territorios por los que avanzar.
Cuando la noche mute en resplandor y el alba
sea de nuevo un inicio, no sombra de otro adiós,
hacia él iremos juntos sin que nadie sospeche
que el viento que nos lleva sabrá dónde y por qué.

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