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Cartas a mi hija, de F. Scott Fitzgerald

Años oscuros del autor de 'El gran Gatsby', en segunda persona.

22 de abril de 2013. Estandarte.com

Qué: Cartas a mi hija Autor: Francis Scott Fitzgerald (Traducción: Albert Fuentes) Editorial: Alpha Decay Año: 2013 Páginas: 216 Precio: 19,90 €

Cartas a mi hija sigue alimentando la alegría que supone para sus lectores el que los derechos de la obra de Francis Scott Fitzgerald hayan quedado libres hace tres años. Por primera vez se publican en castellano las cartas que el escritor americano envió a su hija en un época oscura de su biografía, la de mediados de la década de los 30.

Carta a mi hija de Scott FitzgeraldEn aquellos años Scott Fitzgerald tenía unas deudas astronómicas, su esposa Zelda estaba ingresada en una clínica psiquiátrica y la hija de ambos, Scottie, daba sus primeros pasos desde una infancia de privilegios hacia una juventud comprometida con su tiempo. Las cartas que le escribió, y que Alpha Decay recoge en Cartas a mi hija, abarcan esos años decisivos, para el padre postreros, para la hija inaugurales.

Se leen en estas cartas consejos sobre chicos, libros, viajes, alcoholes, asignaturas en la universidad, notas académicas, tratos con los dineros propios y ajenos, los peligros de un éxito prematuro (Scottie publicó un cuento en el New Yorker antes de cumplir los veinte años) o la insistencia en la ética del trabajo. También encontramos la mirada del escritor sobre el mundo funesto que se estaba gestando, desde la Guerra Civil española hasta los primeros compases de la Segunda Guerra Mundial.

Con una prosa perspicaz, a veces deshilachada por la urgencia, siempre ingeniosa, amorosa, atenta al ruido y la furia de la década, nunca presumida, profesoral o autoritaria, F. Scott Fitzgerald fue tejiendo entre 1933 y 1940 un milagroso lazo epistolar destinado no solamente a la niña de doce años, la adolescente de quince o la brillantísima joven de diecinueve, sino a una Scottie intemporal, a la mujer que vendrá, porque el padre no se guarda nada en las cartas y escribe con una asombrosa honestidad un testamento literario, ético, un regalo para una vida.

Es posible que Scottie no siguiera al pie de la letra los consejos de su padre, como reconoce en el prólogo que abre esta edición de Cartas a mi hija. Quedan, sin embargo, las cartas de Fitzgerald, ventana abierta a un tiempo y cuitas de un escritor que nos permiten, hoy, ahondar en la personalidad del autor de El gran Gatsby.

F. Scott Fitzgerald (1896-1940) fue un novelista estadounidense que retrató como ningún otro el espíritu de la década de los veinte estadounidenses, etapa posterior a la Primera Guerra Mundial pero también testimonio de la gloriosa y agitada era del jazz. En 1919 se casa con Zelda Sayre, musa de sus obras y mujer admirada, con la que tuvieron una única hija, Frances Scott Fitzgerald.

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