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La patria de los suicidas, P. Martínez

Una trama apasionante que atrapa y sumerge en un mundo cerrado.

28 de mayo de 2022. Estandarte.com

Qué: La patria de los suicidas Autor: Pascual Martínez Editorial: Siruela Año: 2021 Páginas: 365 Precio: 19,95 € (rústica), 9,99 € (eBook)

La patria de los suicidas, de Pascual MartínezEn esta su primera novela negra, Pascual Martínez (Logroño, 1973) se estrena con una historia de trama original, bien estructurada, de capítulos abiertos, de los que piden seguir leyendo, y con un ritmo que camina al tiempo de unos sucesos que parecen venir de tiempos lejanos.

La patria de los suicidas narra unos ¿crímenes, suicidios?, pero retrata también una atmósfera, un paisaje, un sol y unos personajes bien perfilados. Todo sucede en Iznájar, un pueblo de Córdoba pleno de olivos, de historias, de silencios, de calor… Allí va el sargento de la Guardia Civil Ernesto Pitana. Ese destino no es un ascenso, sino una sanción. El sargento no tiene un carácter fácil, y no lo esconde.

Su primer encuentro con sus subalternos tiene de todo menos de amistoso; y tampoco parece mejor el estreno de su trabajo: nada más arribar, sin apenas tener tiempo de conocer su entorno, llega el aviso de una muerte violenta, un suicidio, como tantos y tantos que jalonan esa zona de España.

Con estos mimbres, Martínez teje un relato que bebe de esas claves que hacen que la novela negra, especialmente la mediterránea, sea lo que es.

Está el lugar como telón de fondo imprescindible –el pantano, los olivos, el calor sofocante, el hostal– que enmarca los paseos de Pitana, del mismo modo que Venecia lo hace con Brunetti; Pontevedra, con Leo Caldas; París, con Maigret, o Atenas, con Jaritos.

Están los integrantes del cuartel a los que, salvo la cabo Montero, el sargento considera unos ineptos y con los que mantiene un complicado tira y afloja, con más tira que afloja. Están los lugareños, seres doblegados por la dureza de su vida, creyentes de leyendas como las llamadas de la mujer del pantano y que consideran los suicidios como algo propio.

Está la comida –imprescindible–, las cervezas, el amor, la pasión y una investigación ardua, enfrentada a los convencionalismos del pueblo y a las normas de prudencia que piden sus superiores.

Y está Pitana, un ser duro, dolido, solitario, machacado, con dificultad para olvidar su pasado y abrir un nuevo capítulo. Un personaje bien dibujado que deja entrever un gran futuro como protagonista de nuevas policiacas.

Ese es el mundo que narra La patria de los suicidas. Un mundo aceptado por todos, en una comarca que triplica la tasa de suicidios del resto de España, dato que no convence al sargento. No lo ve claro, merodea en torno a la vida de ese último muerto, un padre de familia sin aparentes problemas, no parece ser un hombre dispuesto a quitarse la vida.

A partir de ese momento y de la aparición de una foto reveladora, el lector entra en una historia que se remonta años atrás, en el día a día de una pandilla de adolescentes, unos jóvenes amarrados a la droga, una pandilla que sigue a su líder a ojos cerrados, un grupo cruel con el débil…

A lo largo de la novela, el sargento se enfrenta a mil trabas –judiciales, forenses– que sortea sin reparo, revisando y conociendo el pasado y presente de todos los que se mueven en el pueblo; se ampara en la amistad con Jacinta y en la complicidad de la psicóloga Lara Campos (una mujer impresionante, como no podía ser menos) que lo ayuda con el misterio escondido en esa fotografía y en ese pueblo lleno de secretos y silencios.

Pascual Martínez, diplomado en Educación Física y funcionario interino de la Comunidad Autónoma de La Rioja, se estrena con buen pie, en una novela con, así lo afirma Domingo Villar, escritor gallego, creador del inspector Leo Caldas: «Unos personajes de carne y hueso en un paisaje singular. Un gran debut».

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