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Ulrick, el negro: un viaje a un mundo desconocido de la mano Barreiro y Alcatena

Una nave vikinga es desviada de su trayectoria por una brutal tormenta que la introduce en un mundo fantástico.

16 de marzo de 2024. Iván de la Torre

Qué: Ulrick, el negro Autores: Ricardo Barreiro (guion); Quique Alcatena (dibujos). Editorial: Ediciones Record Año: 1991 Páginas: 69 Precio: 1.000 pesos argentinos

En Ulrik, el negro, una nave vikinga es desviada de su trayectoria por una brutal tormenta que la introduce en un mundo fantástico, la excusa ideal para que Quique Alcatena muestre su inmenso talento a la hora de imaginar seres terribles y escenarios increíbles.

En apenas cuatro capítulos (el quinto es irrelevante para la trama), Ricardo Barreiro logra una historia redonda, mostrando como los poderosos vikingos pasan de conquistadores a conquistados, de amos a esclavos, víctimas de monstruos que lo superan en fuerza y fiereza («Kraken, el monstruo de las profundidades, me picó con el aguijón ponzoñoso de su cola. Perdí el conocimiento. Cuando desperté estaba paralizado y el maldito monstruo devorándome la pierna. La ponzoña que me inmoviliza hace también que casi no pierda sangre. Mátenme, compañeros, por favor, mátenme, estoy paralizado, pero siento dolor, es insoportable»).

En historias simples como ésta, donde olvida su prédica sobre hombres poderosos a quienes siempre debe dejarse en control de la situación (reflejo de su pensamiento autoritario y su amor por el sadismo apenas disimulado en títulos como Bárbara, Ministerio o El Instituto), Barreiro ofrece su mejor talento como narrador, logrando un tono similar al de Richard Corben, tal vez porque disfruta tanto como sus lectores al crear mundos salvajes llenos de prodigios y desmesuras.

Alcatena contó cómo fue su encuentro con Barreiro, el autor con el que lograría alguna de sus obras más notables de los años ochenta, como La fortaleza móvil, El mundo subterráneo y El Mago: “Empecé a hacer fantasía cuando le muestro a mi editor Alfredo Scutti, cosas que yo había hecho para Inglaterra, que eran más una onda ciencia ficción y fantasía. Y él me dijo: ‘Yo no sabía que estabas haciendo esta onda. Barreiro no tiene dibujante todavía, ¿lo querés hacer?’. Y ahí empecé a hacer esa onda más fantástica. No lo conocía personalmente a Ricardo. Me lo había cruzado en la redacción, pero nunca habíamos hablado”.

Sobre su forma de trabajar con Barreiro, el dibujante contó: “Ricardo escribía el guion para que lo haga yo. A él le había gustado cómo había interpretado yo La Fortaleza Móvil’. Él tenía una idea de la Fortaleza que era totalmente diferente a cómo me la imaginé yo. Barreiro hacía una cosa muy linda: en los guiones, en la caratula, hacía siempre un dibujo con birome de colores. Dibujaba muy bien Barreiro. Él hacía lo que se le cantaba en ese dibujo en la portada. Y para La Fortaleza Móvil había un dibujo de la Fortaleza, una especie de búnker de la Segunda Guerra, un tanque gigante. Y a mí esa onda no me gustaba, entonces dije: ‘Voy a hacer otra cosa’. Él no se molestó ni nada, Ricardo no era para nada una prima donna. Cuando vio esa onda más gótica, más barroca, me dijo: ‘Hacé lo que quieras’. Después hicimos El Mago y otras más. Lo que pasa es que yo comencé a trabajar con Mazzitelli – yo no lo conocía entonces a Eduardo – porque él vio mi trabajo con Ricardo y escribió un primer guion para ver si yo quería hacer una miniserie. Era el primer guion de Pesadillas’ que fue nuestro primer laburo juntos. Y después yo quedé trabajando con Eduardo porque Ricardo se colgaba, desaparecía, no entregaba a tiempo. Pero tampoco se ofendió por la cosa, Barreiro le dijo a Eduardo: ‘Sí, dale, trabajá con Quique, van a estar bien’. Era un tipo muy generoso y sabía que este laburo es así, vos también tenés que ir buscando, no te podés colgar mucho. Hicimos alguna cosa más con Ricardo, pero quedé con Eduardo y después Ricardo se murió muy joven. Tenía 48 años, ya estaba mal, ya no escribía mucho en esa época. Ricardo Barreiro era un tipazo, generoso y noble como pocos; murió joven, desgraciadamente. Ya conté cómo ‘La Fortaleza Movil’ cayó en mis manos medio fortuitamente, y ya estaba yo por finalizarla cuando finalmente lo conocí en persona. Nos llevábamos muy bien, pero por algún motivo que ahora no recuerdo (era errático e imprevisible, por lo que solía desaparecer por temporadas), el contacto fue perdiéndose, y yo enganché con Eduardo Mazzitelli, y más tarde con Walter Slavich. Cuando volvimos a encontrarnos con Ricardo, siempre nos despedíamos prometiéndonos volver a hacer algo juntos, pero lamentablemente ese momento nunca llegó”.

El dibujante también explicó cómo logró hacer creíble una historia como Ulrik, el negro, donde la realidad está “contaminada” de fantasía: “Todo tiene un pie en la realidad, siempre. Eso también es lo que lo hace impactante. La combinación de un tipo con aletas, o un edificio que tenga una cara, o este flotando un poco arriba de suelo: eso es lo que hace decir, ¡pucha! Fíjate en la pintura de Dalí: tenés el reloj derretido, y la montaña del fondo son las que el conoce de Cataluña… es esa combinación. De repente en nuestra historia siamesa aparecen unos ogros basados en las estatuas de los guardianes de los templos en Bangkok. Pero en nuestro relato se mueven y pelean contra soldados humanos. La conjunción de las dos cosas produce la extrañeza, pero siempre hay un pie en la realidad, alguna ancla a la historia le tenés que dar. Por eso me tira más la fantasía que la ciencia ficción. La ciencia ficción me gusta mucho, los robots, extraterrestres… pero lo orgánico, la cosa del bosque, de la piedra, los elementos me encantan, y referirla con el dibujo. A veces me deliro con la forma del árbol, pero sigue siendo un árbol básicamente, madera y follaje. Me gustan mucho las formas de la naturaleza, de los animales, de las flores, de las piedras… me atrae mucho eso. También me gusta buscar formas aleatorias de ubicar los elementos en la página, pero trato, en general, de que la narración no se perjudique, que quede claro el hilo que tiene que seguir el lector. Tenés que saber dónde parar (y a veces no podés parar)”.

 

Comentarios en estandarte- 4

1 | Elmo Rocko 30-09-2023 - 17:05:18 h
Dos grandes de la historieta argentina, Alcatena un artista pletórico de imaginación realza y embellece cuanto guón cae en su tablero. Excelente nota.

2 | Luz María Mikanos 01-10-2023 - 04:06:03 h
Está buenísimo!!! Gracias por publicar!

3 | Iván 02-10-2023 - 14:48:13 h
Totalmente de acuerdo, Elmo, dos gigantes!!!!

4 | Iván 02-10-2023 - 14:49:17 h
Gracias por leerme, Luz, tus comentarios siempre son muy estimulantes!