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Las revistas juveniles femeninas de la posguerra en España: Mis chicas, Florita y Azucena

Florita, Mis chicas y Azucena fueron las revistas juveniles de referencia para las niñas de la época de posguerra hasta finales de los años 50. Las recordamos.

21 de marzo de 2024. Mariola Díaz-Cano Arévalo

Qué: Las revistas juveniles femeninas de la posguerra en España

Empezaron a publicarse a primeros de los 40, en plena posguerra, pero fue ya en los 50 donde surgen en España las llamadas revistas juveniles femeninas de historietas, que mostraban a jóvenes modernas e independientes, con un estilo de vida y en un ambiente social que no tenía que ver en absoluto con el que vivía en el país en aquellos momentos. 

Aquí queremos recordar tres revistas icónicas: Mis chicas, Florita y Azucena.

 

Mis chicas - Revistas juveniles femeninas de los años 40 en EspañaMis chicas 

Mis chicas fue una revista de historietas que se publicó desde San Sebastián entre 1941 y 1950 por Consuelo Gil. Contó con 407 números y se convirtió en la primera revista femenina de la posguerra, y la única durante muchos años.

Estaba dirigida a niñas mayores de siete años, aunque su media de edad era un poco más y podía llegar a los veinte. También captar a la atención de sus hermanos, aunque ellos ya tenían su revista, Chicos. De hecho, se editaba con el sobrante de papel de esta, aunque se pudo aumentar gracias a la concesión de un cupo más grande de papel por parte de las autoridades.

Tenía secciones variadas sobre cine, literatura, moral, la carta de la Tía Catalina (dedicada al contacto con las lectoras) y otras historietas como las de la huerfanita inglesa Belinda. Por supuesto, por la época la revista y esas secciones ideológicamente no hacían ninguna alusión política y se centraban en la pedagogía de los valores femeninos tradicionales: belleza, caridad, cocina, maternidad, etc.

 

Florita - Revistas para jóvenes españolas en los años 40 y 50Florita

Publicada por Ediciones Clipper en 1949, esta revista presentaba a Florita, una chica considerada la primera protagonista sexi del tebeo español. Y en sus coloridas viñetas se mostraba a las jóvenes españolas el estilo de vida americano, algo que sin duda era un contrasentido de la censura imperante del momento. 

Florita se convirtió en el tebeo femenino de mayor popularidad de principios de los años cincuenta con tiradas de 100.000 ejemplares. Tuvo tanto éxito que incluso hubo una versión francesa en la revista Mireille, publicada en 1953. También fue el equivalente femenino de El Coyote, otra publicación muy famosa de Clipper.

Todas las secciones que incluía estaban dirigidas a crear en las niñas —normalmente de clase media— la idea de ocupar un lugar puramente decorativo en la sociedad.

Florita tuvo dos épocas: la primera cuando salió en 1949, con formato e impresión de gran calidad, incluía secciones didácticas e historietas: Creaciones de Florita (de moda), Vidas ejemplares (de mujeres famosas), Golosinas de Florita (cocina), Florita aconseja o una muy curiosa, Balbuceos, que era la publicación de fotografías de bebés.

Y la segunda fue a partir de 1958 cuando la editorial Hispano Americana adquirió la cabecera y editó otros 100 números más.

 

Azucena - Revistas para chicas en la España de FrancoAzucena 

Azucena convivió con Florita y Mis chicas durante unos años y siguió hasta 1971. Fue una colección de cuadernos de historietas que se empezó a publicar en 1946 por la editorial Toray. Llegó hasta los 1192 números en su primera época, además de una serie de 160 «extraordinarios». Fue el ejemplo más popular del conocido como tebeo de hadas y también el tebeo femenino de mayor longevidad.

Era de formato apaisado, con portada a color e interior en blanco y negro. Estaba más dirigida a todos los públicos y su contenido era el de una historieta basada en un cuento del folclore popular, que de nuevo incidía en los valores femeninos de la época.

Su dibujante más importante fue Rosa Galcerán, pero fue cantera de pruebas para autoras como Juanita Bañolas, Juliana Buch o quizás la más conocida: María Pascual.

Seguro que en más de una casa se puede encontrar aún algún ejemplar en un cajón o baúl perdido, aunque ya son un preciado objeto de colección.

 

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