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Carlos Gardel: vida, muerte y leyenda negra de un mito argentino retratada por Sampayo y Muñoz
La ambigüedad de héroe popular, sus contradicciones y un ejemplo a imitar por su pueblo.
15 de octubre de 2024. Iván de la Torre
Qué: Carlos Gardel. La voz del Río de la Plata Autores: Carlos Sampayo (guion); José Muñoz (dibujo) Editorial: Libros del Zorro Rojo Año: 2010 Páginas: 140 Precio: 19,90 €
Consciente de que estaba trabajando sobre uno de los grandes mitos argentinos, Carlos Sampayo presentó esta obra diciendo: “El trabajo que sigue es nuestra variación sobre la vida de Carlos Gardel y cuando decimos variación no queremos insinuar que se trata de una interpretación sino, más bien, de un acto artístico basado en aspectos de la vida de un artista. Necesariamente, el punto de partida no es un encomio ni una diatriba. No hemos pretendido desmontar un mito ni darle forma a uno nuevo a través de datos que, en realidad, son productos de nuestra fantasía... Partimos de la base de que nadie conoce la vida verdadera de Gardel, sus datos nacieron diluidos: nació en 1887 o 1890 en Toulouse, Francia, o en Tacuarembó, Uruguay, pero hay otras vías de investigación, que sitúan su nacimiento en terceros lugares, en Uruguay... Una vez establecido que queríamos hacer una historia con Carlos Gardel, necesitábamos un hilo conductor. Parece baladí, pero sin hilo se deshacen las costuras de cualquier historia. Oscar Zárate acudió en nuestra ayuda y nos dijo: 'Gardel obedece a un anhelo, el de la necesidad de un país de establecerse como tal. Antes era algo ambiguo. Con Gardel se da forma al primer héroe popular, que también es ambiguo. Además, una vez elegido nadie lo puede destituir, es un cargo vitalicio. Y él estaba dispuesto a cumplir ese acuerdo'. A partir de ese momento, José y yo atribuimos a Gardel la función de reforzar una identidad 'que no está del todo clara' por su cualidad de mito. Y el trabajo salió como queríamos”.
Desde que comenzaron a publicar novelas gráficas juntos, a mediados de la década del 70, Sampayo y Muñoz, exiliados en Europa, se dedicaron a estudiar su país de origen, Argentina, en historias que van desde la mediocre y previsible Alack Sinner hasta la brillantemente oscura y pasional Sudor Sudaca.
Carlos Gardel. La voz del Río de la Plata se suma a ese intento por captar la esencia de un país tan complejo que parece imposible de entender para nadie que no haya nacido allí.
En esta novela gráfica, Sampayo y Muñoz estudian, a través de Carlos Gardel, la desesperada necesidad de los argentinos de construir un mito que les diera forma a sus anhelos y deseos de grandeza frustrados, algo que el cantante de tangos entendió mejor que nadie y usó para potenciar su carrera profesional.
Osvaldo Soriano sintetizó muy bien esa obsesión nacional: “Como la Argentina, Gardel cultivó la apariencia y el ocultamiento”.
Sampayo y Muñoz trabajan, precisamente, mostrando todas las contradicciones del artista, incluyendo su necesidad de exponerse permanentemente mientras oculta datos fundamentales de su vida personal (el lugar donde nació; el nombre de su padre, al que nunca conoció; el hecho de que no se le conocieran parejas estables, más allá de una misteriosa y casta novia, que parece interesada solo en su dinero).
La forma en que Gardel construyó toda una mitología a su alrededor, permite entender por qué el ascendente general Juan Domingo Perón lo usó, tras su llegada al poder en 1945, como el gran ejemplo a imitar para conquistar al pueblo.
El referente del peronismo dijo algo que puede aplicarse, sin cambiar una coma, al cantante: “Los argentinos preguntarán: ¿Tal frase? ¡Ah, es del General! Y ahí acabará todo. No se preocupe, hombre, nadie osará mancharme, ni siquiera de plagio. A mi pobre país no le queda otra cosa que Perón. Me tiene a mí, y adiós. Yo soy la Providencia, el Padre Eterno. Los argentinos, como usted sabe, nos caracterizamos por creer que tenemos siempre la verdad. A esta casa vienen muchos argentinos queriéndome vender una verdad distinta como si fuese la única. ¿Y yo, qué quiere que haga? ¡Les creo a todos!”.
En su novela gráfica, Muñoz y Sampayo buscan captar precisamente esa ambigüedad, para que sea el lector quien saque sus propias conclusiones sobre el misterioso Gardel, un hombre al que ni siquiera sus propios músicos entienden al ser una contradicción permanente: amigo de líderes corruptos y admirador de referentes socialistas; icono sexual nunca visto con una mujer; amante de la buena vida y apasionado de los barrios bajos donde nació y creció, como el Abasto.
Al igual que en La Novela de Perón, de Tomás Eloy Martínez, Sampayo y Muñoz toman detalles de la vida real de Gardel, pero sumándoles relatos tan increíbles que generan una duda inmediata en el lector: ¿lo que están contando los autores es verdad o todo es una situación ficcional, pensada para darle profundidad a la historia y marcar las contradicciones de un hombre extremadamente misterioso, al que nadie parece conocer realmente?
Como Perón, Gardel parece estar en todos lados al mismo tiempo, y la narración de Muñoz y Sampayo transmite la complejidad de un hombre que luce simple y sencillo en sus apariciones públicas, pero oculta grandes secretos. Los narradores logran comunicar ese misterio haciendo que, en su narración, aparezcan diferentes puntos de vista sobre el personaje:
«Gardel era tan ambiguo que podía cantar para conservadores y socialistas. Y ya se sabe cómo eran los conservadores de esos años. Quiero decir que también cantó para asesinos de obreros. Entretuvo a Julio César Castelló, intendente conservador de Avellaneda, mientras sus matones asesinaban a tres anarquistas».
«Hay maledicencias sobre su persona. Dicen que se junta con revolucionarios, que no quiere decir dónde nació, que no le gustan las damas...».
«Se dice que nunca lo ven con mujeres y que, a su novia, Isabel, la frecuenta poco».
«Hay hipótesis que sitúan a Gardel como hijo de un hacendado uruguayo con una señora de su estirpe. Y que la señora Gardes fue pagada para la admisión de maternidad y adopción del niño».
«¡Patria! ¡Lo que falta es sentido de la Patria! ¡Gardel es uno de los nuestros y que me lo discutan judíos y comunistas, putos y vendidos!».
«Mucho más mito que personaje histórico. Gardel (y conste que reconozco su arte) nunca fue explícito sobre sí mismo».
«Este país construye mitos para encontrar una identidad que no tiene. Gardel no tiene la culpa».
Gracias a este enfoque, que integra todas las voces, a favor y en contra del cantante, Sampayo y Muñoz logran retratar, en su extraordinaria novela gráfica, toda la ambigüedad de un hombre que parece más grande que la vida misma, con sus logros, fallas y contradicciones.
Comentarios en estandarte- 2
1 | Luz María Mikanos
15-04-2024 - 04:04:40 h
Qué lujo este artículo por favor! Gracias!
2 | Ivan
16-04-2024 - 12:19:18 h
Muchísimas gracias, Luz, por tu generosidad!