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El inicio de Romeo y Julieta

La novela del amor por excelencia se inicia con un colosal 'spoiler'.

29 de enero de 2024. Estandarte.com

Qué: El inicio de Romeo y Julieta Autor: William Shakespeare Editorial: Austral Teatro Traducción y edición: Ángel Luis Pujalte Guía de lectura: Clara Calvo

Romeo y JulietaA poco que conozcas a Shakespeare y su literatura seguro que sabes que lo suyo no son los finales felices y Romeo y Julieta no iba a ser una excepción. No pasa nada.

Los libros buenos son tan buenos que el final casi es lo de menos. Si, aparte del final, recuerdas algo más de esta obra seguro que es una escena nocturna con ella asomada al balcón y él intentando acceder para acercarse a la dama…

Hay tantas versiones que cada uno ha interiorizado una personal, personalizada, diríamos. Por eso no está demás volver a los originales. Seguro que nos esperan con más de una sorpresa. En ese caso, dos nada más empezar: el spoiler de libro, claro, que el coro hace para abrir boca y la reyerta con la que se abre la acción y que muestra unos Capuleto de lo más “chungo”…  ¿Te acordabas?

 

La tragedia de Romeo y Julieta

 

Coro:

En Verona, escena de la acción,
dos familias de rango y calidad
renuevan viejos odios con pasión
y manchan con su sangre la ciudad.

De la entraña fatal de estos rivales
nacieron dos amantes malhadados,
cuyas desgracias y funestos males
enterrarán conflictos heredados.

El curso de un amor de muerte herido
y una ira paterna tan extrema
que hasta el fin de sus hijos no ha cedido
será en estas dos horas nuestro tema.

Si escucháis la obra con paciencia,
nuestro afán salvará toda carencia.

 

Entran Sansón y Gregorio, de la casa de los Capuletos, armados con espada y escudo.

 

Sansón: Gregorio, te juro que no vamos a tragar saliva.

Gregorio: No, que tan tragones no somos.

Sansón: Digo que si no los tragamos, se les corta el cuello.

Gregorio: Sí, pero no acabemos con la soga al cuello.

Sansón: Si me provocan, yo pego rápido.

Gregorio: Sí, pero a pegar no te provocan tan rápido.

Sansón: A mí me provocan los perros de los Montesco.

Gregorio: Provocar es mover y ser valiente, plantarse, así que si te provocan, tú sales corriendo.

Sansón: Los perros de los Montescos me mueven a plantarme. Con un hombre o mujer de los Montesco me agarro a las paredes.

Gregorio: Entonces es que te pueden, porque al débil lo empujan contra la pared.

Sansón: Cierto, y por eso a las mujeres, seres débiles, las empujan contra la pared. Así que yo echaré de la pared a los hombres de Montesco y empujaré contra ella a las mujeres.

Gregorio: Pero la disputa es entre nuestros amos y nosotros, sus criados.

Sansón: Es igual: me portaré como un déspota. Cuando haya peleado con los hombres, seré cortés con las doncellas: las desvergaré.

Gregorio: ¿Desvergar doncellas?

Sansón: Sí, desvergar o desvirgar. Tómalo por donde quieras.

Gregorio: Por dónde lo sabrán las que lo prueben.

Sansón: Pues me van a probar mientras éste no se encoja, y ya se sabe que soy más de carne que pescado.

Gregorio: Menos mal, que si no, serías un merluzo. Saca el hierro, que vienen de la casa de los Montesco.

Comentarios en estandarte- 1

1 | Estrella 05-11-2018 - 11:11:24 h
¡Menuda tragedia es Romeo y Julieta! Y aún hay quien piensa que es una facilona historia de amor.