Cortázar: instrucciones de montaje I y II

09 de mayo de 2022. Estandarte.com

Entre los tesoros que custodia la Fundación Juan March se encuentra la última biblioteca de Julio Cortázar, la que le acompañaba en París cuando murió en 1984. Su primera mujer y albacea, la escritora y traductora Aurora Bernárdez, la donó a la Fundación en 1992. Ella deseaba que se mantuviera como una colección viva, que pudiera consultarse. Y así es.

A la biblioteca –que se encuentra en la sede madrileña de la Fundación– se acercan estudiantes, académicos, investigadores y gentes que simplemente quieren ver y tocar un libro que tiempo atrás estuvo en manos de Cortázar: «muchos mitómanos, muchos cortazarianos», como cuenta Paz Fernández, directora de la biblioteca de la Fundación Juan March, en la presentación del documental Cortázar: instrucciones de montaje.

Este documental, en dos capítulos, se inscribe en una interesante iniciativa de la Juan March: La cara B. Se trata de una serie de ensayos audiovisuales, realizados con la productora 93 metros, y que nacen como respuesta a la falta de actividad presencial que ha provocado la pandemia.

El primero fue Los irascibles: por segunda vez, un experimento audiovisual que partió de la exposición Los irascibles: Pintores contra el museo. Nueva York, 1950, cancelada en marzo de 2020. Este programa se complementa y enriquece con La cara C, pódcast con montaje y banda sonora original de Javi Álvarez (93 metros) y que en la web de la Fundación se define como «una vuelta de tuerca a las historias que contamos en los video-ensayos La cara B».

Cortázar: instrucciones de montaje es el segundo cara B. Dirigido por Adriano Morán, Paz Fernández y Guillermo Nagore, surge de la biblioteca, que se presenta como un personaje más y sirve de excusa para aproximarse a Cortázar.

Ese acercamiento se hace a través de los libros que atesoró. Estos cuentan mucho sobre sus intereses por los temas que tratan, pero también por la cantidad de información que el escritor fue dejando en ellos a través de los subrayados, de los traspapeles que guardaba entre sus páginas como billetes de metro, invitaciones o las flores que depositó en Las flores del mal de Baudelaire, de sus anotaciones, reflexiones… «¿Por qué no volví jamás a la casa de la infancia?», escribió en su ejemplar de Seven Gothic Tales de Isak Dinesen.

Las dedicatorias de algunos libros son otra fuente maravillosa para indagar en su biografía, en este caso, en su relación con otros escritores. Vemos, por ejemplo, aquella en la que José María Guelbenzu reconocía a Cortázar en un ejemplar de El río de la luna que él había leído Rayuela como si le fuera la vida en ello. El mismo autor lo cuenta en el documental, junto a otros enriquecedores recuerdos y valoraciones.

Además de Guelbenzu, hablan sobre Cortázar, su personalidad, sus inquietudes, su curiosidad, su sentido del humor, su compromiso político y su obra, el dramaturgo José Sanchis Sinisterra; los escritores Rodrigo Fresán, Alberto Manguel y Mario Vargas Llosa; las bibliotecarias Celia Martínez y Paz Fernández, y Alejandra Bernárdez, la sobrina de Aurora Bernárdez –esta última también aparece a través de unas declaraciones recuperadas de un documental de Philippe Fénelon de 2008–. Javier Riera y Juan López, por su parte, comentan las intervenciones artísticas que han creado inspirándose en esta biblioteca y que se muestran en el primer capítulo.

Cortázar: instrucciones de montajeincluye un material muy curioso y prácticamente desconocido: películas domésticas rodadas por Cortázar. Son extrañas y lúdicas miradas a lo cotidiano y al entorno, que vienen a confirmar en su lenguaje visual lo que tanto se aplaude en su literatura: esa capacidad para transformar la realidad en algo maravilloso, como subraya Vargas Llosa.

El documental, aparte de ser muy interesante y ameno, es una delicia por cómo está narrado: es ágil, dinámico, poético a veces y efectista otras.

Utiliza recursos atractivos, sugerentes y evocadores como las herramientas de diseño gráfico (geniales los juegos con las portadas), las animaciones, los monitores o ese proyector de diapositivas con su marcado ritmo; mide muy bien las declaraciones y cómo se suceden, la inclusión de las películas de Cortázar, las lecturas, las instalaciones artísticas… Y también está la música, algo que no podía fallar tratándose de Cortázar.

Los dos capítulos pueden verse en el Canal March, donde también se alojan los pódcast de La cara C, y a través de la plataforma Filmin. Merecen mucho la pena.