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Los misterios de la taberna Kamowaga, de Hisashi Kashiwai

Para amantes de la literatura y, sobre todo, la gastronomía japonesa, y quienes quieran iniciarse en ambas.

30 de abril de 2024. Mariola Díaz-Cano Arévalo

Qué: Los misterios de la taberna Kamowaga Autor: Hisashi Kashiwai Editorial: Salamandra Año: 2023 Páginas: 192 Precio: 17,10 €

Los misterios de la taberna Kamowaga, novela corta del japonés Hisashi Kashiwai publicada en junio pasado, ha sido uno de los más recientes fenómenos literarios que han sorprendido a los lectores. Y lo va a seguir haciendo porque llegarán más. Pero antes de detenernos en ella, conocemos un poco a su autor.

Kashiwai nació en Kioto en 1952 y estudió Odontología en Osaka. Después volvió a su ciudad natal para abrir una clínica dental. Es autor de todo tipo de libros sobre Kioto y ha colaborado en programas de televisión y publicaciones. Esta novela, que se está traduciendo a más de veinte idiomas, fue un superventas tan grande en Japón que se ha convertido en una serie de ocho novelas y se ha adaptado en la NHK TV.

La clave está en que tiene ya ganados a todos esos lectores del mundo que son aficionados a la comida japonesa, y posiblemente otros, después de leerla, seguro que también se apasionan por ella o, al menos, quizás sientan la curiosidad por adentrarse en sus sabores.

Hay que decir también que literatura y cocina siempre se han llevado estupendamente y son muchos los títulos que triunfan con un fogón de por medio y apetitosos menús o ingredientes. En esta también funciona la fórmula. Si, además, la aderezamos con unos personajes verdaderamente entrañables y un ambiente tan sencillo como inspirador y espiritual, recreado en un pequeño restaurante escondido de Kioto, el resultado es desde luego delicioso.

La historia es de lo más sencilla y con una estructura que se repite en cada capítulo, titulado con el nombre de un plato japonés. Además, nunca salimos de ese recóndito restaurante que no aparece en ningún anuncio ni guía de la ciudad, pero al que acuden muchos clientes que terminan por encontrarlo para comer y, en especial, para buscar desde respuestas a recuerdos en forma de comidas.

Los protagonistas son Kamogawa Nagare y Koishi, padre e hija respectivamente. Él fue un antiguo detective de la policía y ella se dedica a una labor parecida con las historias y casos que les cuentan sus clientes. Y ambos echan de menos a su esposa y madre fallecida, a quien tienen siempre presente.

La cuestión es que su éxito radica en que se han especializado en preparar exactamente el plato que ese cliente desea y recuerda de su pasado (aunque a veces casi ni eso) y no es capaz de reproducir o encontrar en otro sitio. Así que Koishi, en un apartado despacho del restaurante, atiende y toma notas de esas historias peculiares e íntimas que conforman todo un tratado de sensaciones.

La poca o mucha información que obtiene se la pasa a Nagare, que se ocupa de las pesquisas y de la preparación de ese plato que, según sean sus averiguaciones, le llevará más o menos tiempo. Pero normalmente emplazan al cliente una semana más tarde para que vuelvan y serviles la receta que buscaban.

Para colmo, la simple satisfacción de asistir al momento de éxtasis y magia que les suele suponer a esos clientes es suficiente para ambos, que no quieren cobrar más que la voluntad o lo que ellos consideren justo.

Ellos se marchan más que agradecidos, desde un amigo colega de Nagare, que quiere que le recree un plato que cocinaba su primera esposa fallecida para que se lo prepare la que tiene ahora, hasta un miembro del Gobierno, entre otros muchos.

Por supuesto, asistimos a ese ritual que siempre rodea a la cocina oriental en su preparación y consumición y se puede tomar buena nota de recetas de todo tipo. Y terminamos encariñándonos de Nagare, Koishi y su gato, que nunca pasa al restaurante.

Si hubiera que ponerle un pero, sería el de que si no se tiene ese gusto por la comida japonesa, o si se es un completo profano, se disfruta mucho menos. Pero a unos quizás los reconcilie con el wasabi y a otros los haga interesarse por probarla. Y también es recomendable para quienes quieran descubrir nuevas formas de narrar y autores alejados de los grandes circuitos.

 

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