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Mariposas amarillas y los señores dictadores

Un ensayo que indaga en la historia de Latinoamérica a través de su literatura.

30 de enero de 2022. Estandarte.com

Qué: Mariposas amarillas y los señores dictadores Autora: Michi Strausfeld Editorial: Debate Año: 2021 Páginas: 576 Traductor: Ibon Zubiaur Precio: 26,90 € (papel), 12,99 € (eBook)

Mariposas amarillas y los señores dictadoresMichi Strausfeld (Recklinghausen, Alemania, 1945) es filóloga y experta en literatura latinoamericana. Su fascinación por América Latina arrancó a finales de los años cincuenta al ver unas imágenes de Machu Picchu del documental de Hans Domnick Panamerica: Carreteras de ensueño. Después vendrían Cien años de soledad de Gabriel García Márquez y el descubrimiento de la colosal literatura del continente. «Eran unas obras maestras que me procuraban conciencia política, conocimientos históricos y culturales, curiosidad por el continente y un enorme placer estético», cuenta en la introducción de su ensayo Mariposas amarillas y los señores dictadores.

Editada por Debate, esta ambiciosa obra se presenta en esa misma introducción como un pequeño balance que, alimentado por los viajes y lecturas de la autora, aspira a contar cómo entienden y cuentan su historia los latinoamericanos. Entre sus objetivos se encuentran analizar cómo fue y es el diálogo entre América Latina y Europa; reconocer «qué conocimientos serían deseables para que discurra al fin de igual a igual», y apuntar cómo han afrontado y afrontan los autores latinoamericanos su historia y sus (auto)obligaciones literarias y políticas.

El subtítulo América Latina narra su historia sintetiza con precisión el propósito del ensayo. Su fuente de documentación y estudio son textos literarios de los últimos cien años: ensayos, poemas y especialmente novelas que forman parte directa o indirecta del boom o que lo siguieron. «Espero ofrecer así un recorrido a lo largo de cinco siglos muy diversos, que mediante las voces de los autores brinde mejores conocimientos y refleje su visión del continente. Es la condición necesaria para entenderlo mejor, pues sólo así cabe reconocer la perspectiva eurocéntrica o estadounidense y quizá también logremos “descolonizar” la propia mirada y empatizar con el otro». 

Obligada a sintetizar, resumir y descartar mucho, Strausfeld apunta dieciséis sendas, que van desde Colón hasta la actual problemática de la droga en el continente, pasando por los grandes conquistadores, la época colonial, el siglo de los caudillos, la Revolución cubana, el boom y los dictadores en la novela o –entre otros temas– las guerras de guerrillas.

Este singular acercamiento permite asomarse a las expediciones en búsqueda de El Dorado a través de la novela de Miguel Otero Silva Lope de Aguirre, príncipe de la libertad o de los versos de Pablo Neruda en Canto general; descubrir el Perú del siglo XIX con Flora Tristán en dos vertientes: como autora de Peregrinaciones de una paria y como personaje de la novela de Mario Vargas Llosa El paraíso en la otra esquina; conocer al dictador paraguayo José Gaspar Rodríguez de Francia a través de la novela Yo el supremo de Augusto Roa Bastos; revivir el terror en Colombia con Noticias de un secuestro de Gabriel García Márquez, El olvido que seremos de Héctor Abad Faciolince o Delirio de Laura Restrepo, o sumergirse en el golpe de Estado y la dictadura de Pinochet en Chile en las páginas de Nadar desnudas de Carla Guelfenbein.

Estos son solo algunos ejemplos de los muchos asuntos, obras y autores que transitan por estas páginas. Mientras algunos libros simplemente se citan, de otros Strausfeld elabora detalladas críticas, deteniéndose en los argumentos, técnicas, repercusión…

Para algunos de los autores, reserva un tratamiento especial en los cierres de los capítulos; como adelanta en la introducción, quiere homenajearles porque le enseñaron a amar y conocer su continente. Ahí están Alejo Carpentier, Carlos Fuentes, Isabel Allende, Joāo Ubaldo Ribeiro, Gabriel García Márquez, Juan Rulfo, Tomás Eloy Martínez o Elena Poniatowska, entre otros. De ellos esboza perfiles muy personales y recuerda los encuentros que mantuvieron ya fuera con ella como estudiante o como editora.

Por cierto, en su labor de editora ha tenido un papel fundamental para la recepción en Alemania de la literatura latinoamericana y ha trabajado en España con sellos como Barral Editores, Alfaguara y Siruela.

La crítica y reseña literarias se van hilvanando con la contextualización histórica y los comentarios de alguien que desde el primer momento –en esa introducción tan bien titulada “Novelas que escriben la historia”– advierte de que no ha pretendido hacer un tratado histórico o académico, sino difundir algunos hechos básicos desde el punto de vista de los latinoamericanos.

En esa línea se encuentra esta cita con la que terminamos de Augusto Roa Bastos refiriéndose a Yo el Supremo: «Mi proyecto de novela consistió así en un principio en escribir una contra-historia, una réplica subversiva y transgresora a la historiografía oficial. Mientras compilaba el texto, sentía cada vez más intensamente que debía utilizar esa rebelión contra la historia tal y como es vista por los historiadores, y que ese sería el eje operativo del texto».

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