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La anáfora y el uso anafórico de 'el mismo' y 'la misma'

Las expresiones ‘el mismo’ / ‘la misma’ se usan constantemente con valor anafórico cuando no es necesario. Te explicamos por qué.

25 de abril de 2024. Mariola Díaz-Cano Arévalo

Qué: Qué es una anáfora y el uso anafórico de ‘el mismo’ o ‘la misma’

En primer lugar, hay que hacerse una pregunta: cuando escribes un texto, ¿quieres que suene ampuloso o repetitivo o te decantas por la economía del lenguaje y, sobre todo, por la claridad? En segundo lugar, si tu respuesta ha sido la última opción, vamos a ver por qué has acertado.

Y es que ahora es habitual ver o escuchar esta construcción, que se ha extendido como la pólvora, en especial en los medios de comunicación de cualquier tipo, en ejemplos como: «La reunión tuvo lugar en el despacho del ministro. Durante el desarrollo de la misma trataron muchos temas». O: «La reunión tuvo lugar en el despacho del ministro. Después todos los asistentes salieron del mismo».

Este uso es el anafórico y, pese a estar tan extendido, el Diccionario panhispánico de dudas lo considera ‘innecesario y desaconsejable’, ya que es un elemento vacío de sentido cuya única función es recuperar otro que ya se ha mencionado.

No obstante, y precisamente por esa razón de extensión, la Nueva gramática de la lengua española se limita a recomendar que no se abuse de él. Es decir, que no es incorrecto, pero no funciona en textos que no son literarios, donde la anáfora sí está a la orden del día, y los hace repetitivos.

En especial, porque ‘el mismo, la misma, los mismos, las mismas’ son adjetivos y significan identidad o igualdad. Por ello deben modificar un sustantivo con el que coincidan en género y número y no pueden cumplir la función de un pronombre —que es la de los ejemplos anteriores—.

 

La anáfora

Antes de seguir recordamos qué es la anáfora, que viene del griego primero y después del latín, y significa ‘repetición’. Según qué tipo de texto escribamos, tiene una u otra función. Está su uso como figura literaria, el más conocido, y consiste en repetir una o varias palabras al inicio de frases o versos de manera contigua.

La anáfora puede emplearse para dar una mayor importancia o notoriedad al término que se repite, que posiblemente sea la razón por la que tenemos ese uso en el lenguaje periodístico. Pero en un texto literario, en especial, poético, también significa otorgarles ritmo y melodía a los versos.

Por ejemplo, en estos de Miguel Hernández:

«Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
»

Pero en otro tipo de textos tenemos la anáfora gramatical, en este caso, la pronominal, ya que se refiere a un término ya mencionado que es un nombre. Por eso no nos valen estos adjetivos, porque no pueden estar solos. Sí podemos utilizarlos con una función enfática en ejemplos como estos:

- El mismo documento es el que permite atravesar la frontera (sustantivo)

- Ya mismo me pongo a estudiar (adverbio)

- Él mismo se presentó en la comisaría (pronombre)

 

Recomendaciones de uso de la anáfora

Pues podemos optar por sustituir ‘el mismo’ o ‘la misma’ por demostrativos, posesivos o pronombres personales.

 

Sustitución de la anáfora por posesivos

- La reunión tuvo lugar en el despacho. Durante el desarrollo de la misma trataron muchos temas.

- La reunión tuvo lugar en el despacho. Durante su desarrollo trataron muchos temas.

 

Sustitución de la anáfora por los pronombres demostrativos este/esta

- La obligación de cumplir la ley es de todos y si se quebranta la misma puedes ir a prisión

- La obligación de cumplir la ley es de todos y si esta se quebranta puedes ir a prisión

 

Sustitución de la anáfora por otras expresiones

También puede ser que, si se entiende la referencia por el contexto, es posible eliminar estos adjetivos sin reemplazarlos por otras expresiones:

- El juez llamó a los testigos para que los mismos contaran lo que habían visto.

- El juez llamó a los testigos para que contaran lo que habían visto.

 

En conclusión, pongamos un poco de cuidado en no repetirnos por querer enfatizar un dato.

 

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