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Sónoman: el primer superhéroe argentino

El primer superhéroe argentino que parodiaba los clichés del cómic norteamericano.

08 de agosto de 2024. Iván de la Torre

Qué: Sónoman Autor: Oswal (guión y dibujo) Editorial: Ediciones De la Flor Año: 2013 Páginas: 96 Precio: 2.795 pesos argentinos

Con Sónoman, «el hombre que transformándose en un agudo y penetrante sonido músico-mental viaja a través del espacio para hacer cumplir los acordes de la justicia», Oswal creó, en 1966, el primer superhéroe argentino, parodiando, deliberadamente, todos los clichés del comic norteamericano.

Al igual que su gran amigo Carlos Albiac (con quien establecería una imperdible dupla creativa durante dos décadas de creaciones brillantes que incluyen clásicos como Aquí, la muerte y Big Rag), Viola descubrió que podía renovar los lugares comunes del género a través del humor y la ironía más descarada.

Influido por las nuevas tendencias artísticas y sus propios experimentos gráficos (que lo acercaban a Will Eisner, creador de The Spirit), Oswal parodia deliberadamente tanto a Superman («¡Tan ágil como un felino! ¡Tan potente como un rinoceronte y más veloz que el sonido para luchar contra el mal!») como al Batman clásico, haciendo que el alter-ego de Sónoman sea León Hamilton III, un joven millonario que vive en una mansión acompañado por Jasper, su fiel mayordomo.

La diferencia entre el Batman televisivo (su modelo más obvio, encarnado por el colorido Alan West) y Sónoman es que la serie norteamericana se ríe DEL personaje mientras Oswal se ríe CON el personaje, aprovechando todo el potencial cómico de las tradicionales historias de superhéroes para desarrollar argumentos que, por su tono deliberadamente exagerado, excesivo y barroco, recuerdan los viejos seriales radiales de los años treinta y cuarenta que homenajeó (y recuperó) Steven Spielberg en Indiana Jones: «¡Atrapado en una habitación sin aire, Sónoman intenta transformarse en sonido para huir, pero, sin aire el sonido no se propaga!... ¡cuatro minutos! ¡El Pecho parece estallar! ¡Dramático instante! ¿Será el fin?».

Oswal se divirtió tanto como sus lectores y eso se nota en el tono juguetón con que recicla continuamente situaciones y personajes, como si nunca se cansará de escribir nuevas aventuras para su héroe, agregándole villanos cada vez más increíbles como Splash, el hombre-humedad que puede moverse sin ser visto por paredes y techos, o la condesa Licuosa que «gobierna los líquidos con su voluntad! ¡Podría paralizar lluvias, detener cataratas y agitar océanos! ¡Ella es ama y señora del mundo húmedo!».

Oswal cierra cada capítulo abriendo el apetito del público con promesas que confirman la inagotable vitalidad, tanto del personaje como de su autor, un hombre risueño y, ¿qué duda cabe?, encantador: «¡Selva, tribus salvajes, Malaria conforman el ambiente de la próxima aventura! ¡La audacia de una periodista acarrea graves problemas a Sónoman!».

En una entrevista, Oswal contó como surgió el personaje y los motivos que lo llevaron a darle las características que lo hicieron inolvidable para varias generaciones de lectores: “Sónoman nació por encargo de Manuel García Ferré (inmigrante español que levantó un imperio editorial en Argentina gracias a la creación de personajes tan emblemáticos como Pi-Pío, Hijitus, Larguirucho, Profesor Neurus, Petete, Oaky y Calculín, además de lanzar películas como Ico, el caballito valiente y la revista Anteojito). Sus puntos de contacto con Superman son producto del desgano con que tomé la cosa al principio. Yo no quería dibujar superhéroes, no me interesaba. Pero como sí me interesaba trabajar, no lo pensé mucho y me pregunté. ¿Cómo puede ser un superhéroe? Como Superman. Finalizado el primer episodio descubro las grandes posibilidades que Sónoman me ofrecía para jugar con una fantasía total; y entonces tuve que rehacer todo lo andado, descartar la personalidad secreta y todo lo tradicional al género para ir a otro tipo de relatos, mucho más humanos”.

El guionista y dibujante reconoció: “La característica norteamericana era explotar al máximo al personaje principal, cosa que a mí no me interesaba. Lo que sí quería era desarrollar los personajes secundarios y, mediante ellos, contar historias que atraparan a un lector adulto por su contenido y a un lector infantil por su forma. Es un poco esa mezcla, ¿no? Fantasía y realidad, nombres extranjeros y ambientes nacionales. En Sónoman me interesaba contar historias de las llamadas ‘menores’. Para mí es algo fantástico poder entretener al individuo que viene cansado de trabajar o que quiere leer algo ‘liviano’ tras haber concluido la lectura de un libro. No todo lo que uno lee tienen que ser historias ‘mayores’. Personalmente, cuando quiero leer ‘en serio’ acudo a un libro; y en los momentos en que quiero entretenerme busco algo más ‘liviano’. No veo por qué las lecturas tienen que tener un nivel intelectual alto para valer; vale porque me entretiene, me distrae, me distiende. No hay que tener prejuicios”.

En cuanto a su inspiración, Oswal señaló: “Todas las historias de Sónoman parten de lo emocional, de deseos míos. Hay una aventura en la cual Sónoman viaja al pasado y encuentra a Charles Dickens. Ese es un sueño mío. Poder estar con Dickens. Poder estar en ese teatro que se llenaba para poder oírlo leer. Una de las cosas que a mí me fascina es escuchar a la gente que sabe leer; y dicen que Dickens lo hacía tan maravillosamente que llenaba el teatro. Siempre hubiera querido oírlo. No lo hice yo, pero lo hizo Sónoman. Creo que, por ese elemento emocional, las historias de Sónoman llegan al lector”.

Sobre su enfoque del personaje, el artista remarcó: “Sónoman se publicaba en una revista específicamente dedicada a un público infantil, lo cual para mí era una gran responsabilidad. El chico que leía Sónoman vivía en una familia. A mí me parecía algo terrible que el chico, en su inocente fantasía infantil, llegara a creer que cualquier superhéroe era superior al padre. Realmente, el que hace el mérito, el que lucha, el que se desloma laburando, el que merece ser premiado es el padre y no un superhéroe cualquiera que no hace nada. Eso es lo que intentaba decirle al chico”.

En cuanto a las comparaciones inevitables con Batman, Oswal siempre vio a su personaje como la contracara del tradicional superhéroe norteamericano: “Sónoman es día, es luz, es sinceridad. Por todo esto Sónoman es azul celeste y el oscuro de su bi-capa jamás llega a envolverlo (esa posibilidad es sólo una amenaza]. Piénsese en Batman envuelto en su negra capa, mimetizándose con la noche y el pecado y, calculando lo contrario, se tendrá a Sónoman. Sónoman es antónimo de Batman. Superman es su tío lejano. En esencia, Sónoman no es un súper-héroe, y si se lo considera tal por algunos de sus aspectos, es bueno saber que él renegó siempre de serlo. Desde un comienzo, lo emparenté con aquellos viejos héroes de los treinta: Brid Bradford o Tim Tyler, es decir, que hice primar la aventura. A Sónoman jamás se le subieron los superpoderes a la cabeza: no los exhibe ni, menos aún, se ensaña con sus enemigos ocasionales. Prueba de ello es el reportaje que en diciembre de 1975 le hiciera la formidable periodista Pólvora Lin. Allí, tras la pregunta de ella: ‘¿Entonces tus aventuras pueden ser perjudiciales para los chicos que las leen?’, él contestó: ‘Trato de que no sea así mostrando que mis reflexiones son más importantes que las acciones que realizo, que son sumamente exageradas y, a veces, absurdas. En cambio, mis pensamientos, mis sentimientos, son normales, iguales a los de cualquier persona... ¡y como los de ellos pueden estar equivocados! En mis aventuras es fácil ver que no soy dueño de la verdad, que a veces necesito de la ayuda de muchos, y que, por lo tanto, no soy mejor que los seres queridos del lector, sus familiares, sus amigos’”.

 

Comentarios en estandarte- 2

1 | CRISTIAN GUSTAVO CASCALLAR 08-03-2023 - 20:33:22 h
Muy buen análisis, es importante saber el trasfondo del autor y de cómo crea toda una historia basándose en los héroes del momento, contradiciendo o enfrentando lo que ellos mismos generan como imagen, a sus los lectores.... abrazo.

2 | Iván 22-03-2023 - 03:47:14 h
¡Muchas gracias por tu comentario, Cristian!