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Los cerros de la muerte, de Chris Offutt

Para amantes de las novelas ambientadas en esos pequeños pueblos de la América profunda donde todos se conocen y ocurren las historias más negras.

25 de abril de 2024. Mariola Díaz-Cano Arévalo

Qué: Los cerros de la muerte Autor: Chris Offutt Editorial: Sajalín Año: 2021 Páginas: 228 Precio: 19 €

Los cerros de la muerte es una novela de éxito escrita por el norteamericano Chris Offutt (Lexington, 1958), que debutó en 1992 con una colección de relatos ambientados en su estado natal y que tituló Kentucky seco. Su primera novela, de 1997, fue El buen hermano, que se publicó el pasado marzo. También firma Lejos del bosque (más relatos) y Noche cerrada, todas de la mano de la editorial Sajalín.

Comparado con narradores compatriotas como Larry Brown o James M. Cain, con Los cerros de la muerte Offutt termina de consolidarse y alcanzar el beneplácito y acuerdo de crítica y lectores.

Los cerros de la muerte es el primero de una trilogía que continua con Los hijos de Shifty y que protagoniza Michael (Mick) Hardin, un huraño y curtido militar veterano de guerra, parco en palabras, pero contundente en gestos y eficaz en su trabajo.

Con una hoja de servicios llena de menciones y honores como la Medalla del Soldado, la Estrella de Plata o el Corazón Púrpura, Hardin es agente en la División de Investigación Criminal del ejército y tiene, además, la mayor tasa de casos resueltos. Destinado en Alemania, lo conocemos volviendo a casa de permiso porque Peggy, su mujer, está a punto de dar a luz.

Pero muy poco después de llegar su hermana Linda, la sheriff del condado, le pide ayuda para resolver el primer caso de asesinato al que se enfrenta en su nuevo cargo: el señor Tucker, un anciano y antiguo conserje de la escuela, ha encontrado el cadáver de una mujer en una zona de difícil acceso en el bosque.

Mick accede a investigar porque conoce bien el lugar y a sus habitantes y sabe que la familia de la víctima se puede tomar la justicia por su mano si no dan antes con el asesino, algo que suele ser habitual en la zona y que puede provocar todavía más violencia y muerte.

Sin embargo, Mick tiene que resolver más temas personales cuando debe enfrentarse a una verdad que le afectará de pleno. Para colmo, el permiso que se ha tomado ha sido sin el conocimiento de sus superiores en Europa, que también lo andan buscando.

Offutt acierta jugando en casa con sus mejores cartas narrativas y valiéndose de la idiosincrasia propia y los paisajes tan cerrados y opresivos que la condicionan.

 «Los habitantes de las montañas aprendían enseguida a ocultar lo inteligentes que eran».

Así, el retrato de personajes es perfectamente reconocible dentro de los cánones del género. Sobresale la relación de los dos protagonistas, los hermanos Hardin, que se complementan tanto como son distintos uno del otro, pero ambos comparten la determinación, el carácter fuerte y la habilidad para resolver un caso que concierne a toda la comunidad.

Y el interés de todos es lo más importante, aunque haya que mancharse las manos y usar métodos poco ortodoxos que, por otra parte, siempre funcionan.

También destaca el tratamiento que hace Offutt de la crisis en el matrimonio de Mick y Peggy y, para variar, presenta al personaje masculino con una actitud lejos de la rabia u otra reacción más negativa ante una ruptura que se ve venir, lógica por unas circunstancias que no revelaremos.

«Se había casado con Peggy en parte porque no pedía mucho. Y por eso él le había dado todo».

Tampoco deja de lado la ironía propia del género, sobre todo cuando Mick, que conoce bien el paisanaje de su pueblo y los alrededores, tiene que lidiar con ellos cuando quieren ir a por él.

«Aquellos eran tipos duros de la calle, jóvenes, con el mismo sentido común que el que Dios les otorgó a los gansos».

Todo unido a una trama muy bien construida, de capítulos no muy largos, que se acopla también al ambiente, hace que la lectura sea fluida y mantenga el interés. Aunque, como suele ocurrir en las historias donde los personajes son carismáticos, casi te da igual quién esté detrás del crimen, sino que te implicas más en los modos de actuar y avatares personales de esos protagonistas.

En definitiva, que estamos leyendo ya el segundo título.

 

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