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Sin novedad en el frente: Patricia Breccia convirtió su infierno personal en un tebeo maestro

La hija de Alberto Breccia exhibe un mundo absolutamente personal, lleno de melancolía y tristeza, con una protagonista que reflexiona poéticamente sobre una realidad banal.

05 de noviembre de 2024. Iván de la Torre

Qué: Sin novedad en el frente Autora: Patricia Breccia (guión y dibujo) Editorial: Ediciones Colihue Año: 1999 Páginas: 104 Precio: 3 100 pesos argentinos

La protagonista de Sin novedad en el frente vive en una realidad incierta, lleno de dudas, inquietudes y miedos donde, a la manera del escritor inglés J. G. Ballard, el mundo interior y el exterior se mezclan y confunden continuamente.

«¿Y si estuviera soñando? ¿Y si todavía estuviese allá en mi cama, luchando contra esta pesadilla? ¿Es posible?

Se tomó el café, el líquido le calentó la garganta y le astilló el estómago y supo que, desde alguna parte, en algún lugar, unas lagartijas la miraban con asco».

«Pensó con tristeza en las sombras que había dejado en el camino, en los pedazos de espejos negros que bailoteaban como locos a su alrededor... Y lloró, lloró de cara a la noche como un ahogado, buscando reconocerse en el aullido de la luna, pero no se vio... no se vería nunca».

«No podía dormir, o, mejor dicho, algo adentro de ella, como un mono borracho, le aplaudía el alma festejando un velorio. El corazón era un viejo barco enredado en el hielo, una mole bombeando en alta mar con las luces prendidas...».

Sin novedad en el frente crea una atmósfera densa, llena de desasosiego  e incertidumbre, que obliga al lector a tomar partido desde la primera página, aceptando o rechazando estas crónicas durísimas donde lo imprevisible sucede sin romper la monotonía y el aburrimiento de la agobiante vida cotidiana.

Patricia Breccia mezcla, hasta confundirlos, el mundo rutinario con la poderosa fantasía de su desconcertada protagonista, ofreciendo una mirada alucinada que recuerda los diarios y poemas de Alejandra Pizarnik y su imprevisible deambular de lo privado a lo público, del interior al exterior:

«Abre la boca y pica como un escorpión. Palabras como navajas dentro del corazón -cantaba ella, de madrugada, sola, con su historia de alcoholes.

Abrió los ojos, la luz, que entraba por la ventana era luz de lluvia. Acerada, de fondo de cacerola. Y sintió, de golpe, que la tristeza del mundo se le acomodaba al lado, como un viejo gato».

«Se sentía vacía, en alguna parte de su cuerpo, muy adentro, un viento helado la partía en dos, le doblegaba el alma, como a un viejo árbol».

Sin novedad en el frente exhibe un mundo absolutamente personal, lleno de melancolía y tristeza, con una protagonista que reflexiona poéticamente sobre una realidad banal, transmitiéndole al lector su absoluta incomodidad, la certeza de que, por más esfuerzos que haga, nunca logrará integrarse a la sociedad “normal”, siempre será alguien que ve las cosas desde afuera; los textos, construidos con un ritmo particular, lleno de asociaciones brillantes y poesía irreverente, hacen creíble ese extraño universo donde parece reinar una perpetua incomodidad ante la rutina que los demás imponen, recordando, por momentos, al  existencialismo desesperado del mejor Ray Collins, con ecos que conectan la obra a maestros como Albert Camus.

Patricia contó que esta increíble novela gráfica comenzó como una necesidad personal de poner por escrito cuestiones personales y laborales:

Sin Novedad en el frente surgió en una etapa mía, bastante particular, donde yo quería contar mis propias historias (que tenían mucho que ver, en algunos casos, con lo que me pasaba a mi) y quería narrarlas como si estuviera en un frente de batalla. Elegí ese nombre porque quería hacer una historieta bien personal, que fuera como un parte de guerra. Desde la trinchera, digamos. Me parece natural que prevalezcan los personajes femeninos en mis historias, ya que dibujo y narro lo que conozco. En las historietas realizadas por hombres, en cambio, prevalecen los personajes masculinos. Creo que es más fácil abordar lo conocido, que internarse en territorios que uno no conoce demasiado. En cuanto a los temas, las historias de Sin Novedad en el Frente han sido una mezcla de lo que viví, lo que leí, lo que vi y lo que sentí.

Cuando comencé con Sin Novedad en el Frente estaba pasando por una etapa de mi vida, un tanto complicada, porque me estaba separando, y necesitaba salir de esa zona de confort. Yo necesitaba narrar lo que me estaba pasando, quería escucharme, contar algo diferente, necesitaba expresar con una historia, y gráficamente, esos ‘pedazos de guerra’ que hicieron posible a Sin Novedad en el Frente.

Obviamente, no contaba de manera literal lo que me estaba pasando, porque eso no me interesaba para nada, pero por supuesto que, en cada historia, se filtraba un poquito de mi vida, aunque hablara de cucarachas o de poetas muertos. La realidad es que todo tenía que ver con todo. Lidiar con el mundo masculino no fue nada fácil, pero como a mí no me importaba ni un poco, seguí adelante como una topadora.

Yo tenía un sueño y una meta: el dibujo y la publicación, y aunque vinieran degollando, no iban a poder lograr que retrocediera. Cuando yo empecé, no era como ahora, que las historietistas y humoristas tienen todo el camino libre para poder contar y dibujar lo que tengan ganas de contar.

Cuando empecé, los lectores (que en su mayoría eran hombres) me mandaban a ‘lavar los platos’. Las cartas de los lectores que llegaban a la redacción de la revista eran incendiarias. Por supuesto, yo las leía, pero nunca modificaron ni un ápice mi rumbo. Y con algunos colegas hombres me pasaba un poco lo mismo. Uno de ellos llegó a decir que yo dibujaba bien, porque ‘dibujaba como un hombre’ (sic).

Así de difícil fue el camino que me tocó transitar por este medio. Tenía que ir a los guadañazos limpios para poder avanzar. Fue un camino lleno de dificultades…hasta que, finalmente y después de mucho batallar, logré ser aceptada”.

Un llamado de atención, un grito desde los márgenes, el brillante mundo de los ochenta vistos desde afuera... eso, y mucho más es Sin novedad en el frente, una serie sin concesiones donde el Yo y el Ellos se encuentran todo el tiempo sin llegar a mezclarse nunca. Una obra que merece ser leída y releída por todo lo que cuenta y, especialmente, la forma brillante en que lo hace.

 

Comentarios en estandarte- 2

1 | Luz María Mikanos 21-01-2024 - 02:36:57 h
Y cuántos de nosotros vamos dejando huellas en el camino de realidades que parecen irreconciliables con lo común! Me encantó este artículo y leeré la obra porque no lo he hecho! Gracias Estandarte y gracias Iván de la Torre

2 | Iván 23-01-2024 - 18:58:29 h
Muchas gracias por tu comentario, Luz!