Nace la editorial La Piedra Lunar

24 de julio de 2013. Estandarte.com

Damos la bienvenida a La Piedra Lunar, una nueva editorial que desde Sevilla apuesta por la literatura de calidad, en formatos juguetones y atractivos para el lector, con un toque artesanal incluso. Aunque el título aquel —más maldito que visionario— de Malos tiempos para la lírica cobra vigencia en estos días de crisis general, algunos valientes continúan empeñados en llevar la contraria a quienes insisten en el fin de la cultura y del libro en papel y del libro en general, formatos aparte. El responsable de esta aventura editorial es Alberto Marina Castillo, profesor universitario de Humanidades y Traducción.

Este nuevo sello andaluz dividirá su catálogo en varias colecciones con vida casi propia. Dos de ellas se asemejan más, en espíritu y presentación, a lo que cualquier lector curioso puede encontrar en la mesa de novedades de su librería favorita: La Piedra Lunar, algo así como una colección nuclear que atenderá al ensayo y la narrativa, con parada en las autores clásicos; y una Biblioteca de Sabiduría Urgente en la que latirá la divulgación clara y entusiasta.

Por su parte, los títulos más inclasificables de La Piedra Lunar obtendrán cobijo en ExPress, que propone formatos como los de las Cintas Vírgenes (en las que textos de extensión breve se encuadernan en viejos casetes musicales), o Discóbolo, consagrado a las colaboraciones musicales y otros experimentos entre la literatura y la música. En Discóbolo se encuadra, por ejemplo, Proyecto Long Play: un libro en formato elepé que incluye vinilo, subtitulado pintura que se oye, música que se ve, y en el que diez nuevos músicos o grupos musicales sevillanos dialogan con otros tantos ilustradores o fotógrafos de todo el país.

Este catálogo heterodoxo se diferencia, también, en la autodistribución: como tantos otros sellos minúsculos, la relación con el librero es directa y cuidada, sin intermediarios ni comerciales, permitiendo ampliar los márgenes de ganancias y, por tanto, retribuir de forma más generosa al autor... y al traductor, que es para el responsable de La Piedra Lunar —que debe su nombre a una pionera novela negra de Wilkie Collins— un autor más.

La red, claro, funciona como otra de las grandes aliadas de La Piedra Lunar para atender a sus lectores y vender sus títulos. Aunque su web todavía está en construcción, puedes consultar más información sobre esta editorial en su página en Facebook.