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Breve biografía de Rosalía de Castro

La escritora que iluminó las letras gallegas.

21 de febrero de 2024. Estandarte.com

Qué: Biografía y bibliografía de Rosalía de Castro

El 24 de febrero de 1837, en una casa de la periferia de Santiago de Compostela, nació Rosalía de Castro, “hija de padres incógnitos” como dice en su partida de nacimiento.

¿Cómo pudo ser? Menudo debut más literario el de Rosalía de Castro en la vida; una joya para la ciencia-ficción. No, Rosalía de Castro se iba a cruzar pronto con la literatura, pero no en ese género.

Su nacimiento tiene la explicación en que su padre, José Martínez Viojo, era un clérigo de la colegiata de Santa María de Iria Flavia. Esta circunstancia hizo que no la reconociera como hija. Su madre, María Teresa de Castro y Abadía, provenía de una familia hidalga venida a menos que residía en el Pazo de Arretén (Iria Flavia, Padrón, A Coruña). Y lo que pasó entre ellos debía de saberlo mucha gente, si no todos, hasta el punto de que dos hermanas del clérigo y padre, Teresa y María Josefa Martínez Viojo, se hicieron cargo de la pequeña en su primera infancia.

La pequeña Rosalía vivió con ellas en la aldea de Ortoño, a las afueras de Santiago, hasta que hacia 1842 se instaló con su madre en Padrón, según un registro del ayuntamiento de la localidad, fechado el 17 de septiembre de ese año, que especifica que madre e hija vivían allí acompañados de una criada llamada María Martínez. Fue en aquellos años cuando la pequeña Rosalía aprendió la lengua gallega hablada por los campesinos.

En 1850 Rosalía de Castro y su madre se trasladaron a Santiago de Compostela. Allí estudió francés, música y dibujo, debutó como actriz y sobrevivió al tifus, a la hambruna de 1853 y la fulminante epidemia de cólera de 1854, que acabó con la vida de unos 3.000 habitantes de los 25.000 de la ciudad, según el médico Narciso Pérez Rioyo, testigo de los hechos y director del hospital creado para atender a los enfermos.

En el Liceo de la Juventud de Santiago conoció a jóvenes intelectuales como Aurelio Aguirre, con quien mantuvo una relación sentimental; Eduardo Condal y Manuel Murguía (1833-1920), historiador y polígrafo con quien en octubre de 1858 contraería matrimonio.

Dos años antes, Rosalía de Castro se había trasladado a Madrid, donde viviría con una prima de su madre, Josefa Carmen García-Lugín y Castro, y en 1857 publicaría su primer poemario, La flor, con seis textos. En la capital conoció, entre otros, a Gustavo Adolfo Bécquer y leyó las traducciones del poeta alemán Heinrich Heine, que influirían posteriormente en su temática y estilo.

Nueve meses después de su matrimonio nació la primera hija de Rosalía de Castro, Alejandra. En total, la pareja tuvo siete hijos, de los que uno (Adriano Honorato) falleció antes de cumplir los dos años, a consecuencia de una caída, y la última (Valentina) nació muerta. La relación entre Rosalía y Manuel estuvo marcada por continuos traslados de residencias (Santiago, Madrid, A Coruña, Padrón, Simancas, Vigo, Extremadura, La Mancha, Alicante…), problemas económicos (en ocasiones, críticos) y fuertes desavenencias. Murguía la definiría así: “Breves los días de sol, aladas las dichas, fugaces las alegrías, solo constantes y duraderos los rigores de la fortuna”.

La carrera literaria de Rosalía de Castro avanzaría, en esa época, con obras como La hija del mar, Flavio o Álbum de la Caridad, pero es en 1863 cuando se afianza con dos libros importantes: A mi madre (1863), escrito desde la ternura y el dolor tras la muerte de su progenitora, y sobre todo, Cantares Gallegos. En la que la crítica considera su primera gran obra, Rosalía de Castro puso en valor la vida campesina gallega y la belleza de su tierra. En ella plasmó aquella lengua oral que había aprendido en su niñez con composiciones como el famoso poema Adiós, ríos; adiós, fontes.

Hoy se considera inicio del Renacimiento de la Literatura gallega y sirve para celebrar cada 17 de mayo el Día das Letras de Galicia (en recuerdo a la fecha con la que Rosalía cerró el prólogo de la obra, 17 de mayo de 1863, que dedicó a Fernán Caballero). Manuel Murguía fue crucial en la publicación de Cantares Gallegos (decidiendo imprimir los versos sin que Rosalía lo supiera), al igual que en el resto de la producción literaria de su esposa (ejerciendo de corrector, añadiendo y cambiando el orden de algunos versos…).

Tras los exitosos Cantares, Rosalía de Castro publicó, entre otros textos, El cadiceño (1866); las novelas Ruinas (1866) y El caballero de las botas azules (1867); hasta llegar en 1880 a otra de sus grandes obras, el poemario Follas novas (1880). En él, la escritora trasciende el folclore popular gallego y alumbra una obra social que denuncia la injusticia, la miseria, las condiciones de los emigrantes y el sufrimiento de la mujer gallega; pero también existencial, con continuas referencias metafísicas a la angustia de vivir, la imposible felicidad y la muerte.

Sus últimos escritos fueron El primer loco (1881) y el intimista poemario En las orillas del Sar (1884). Un año después, el día 15 de julio de 1885, Rosalía de Castro fallecía, enferma de cáncer, en su casa de La Matanza (Padrón). Sus últimas palabras a su hija Alejandra fueron: “Abre esa ventana, que quiero ver el mar”. Enterrada en el cementerio de Adina (Iria Flavia), los restos de la escritora reposan hoy en el Panteón de Gallegos Ilustres de la iglesia del convento de Santo Domingo de Bonaval (Santiago de Compostela).

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