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Nadie: el encantador James Bond creado por Carlos Trillo y Alberto Breccia.

Mujeres bellísimas, espías despiadados, traiciones, intrigas internacionales, científicos locos...

18 de febrero de 2024. Iván de la Torre

Qué: Nadie Autores: Carlos Trillo (guion); Alberto Breccia (dibujo) Editorial: ECC Ediciones Año: 2021 Páginas: 176 Precio: 18,95 €

Con Nadie, Carlos Trillo inventó un personaje popular que le permitió al gran Alberto Breccia asegurarse ingresos fijos en una época (finales de los años setenta) donde apenas conseguía trabajos para sobrevivir y necesitaba una obra tradicional (pero de calidad) que pudiera venderse de forma rápida a diferentes mercados europeos.

Desde el comienzo, guionista y dibujante se divierten mucho con las aventuras de un agente secreto que «no figura en ninguna planilla del Servicio de Inteligencia Británico, responde solamente por sus acciones ante Sir Frederic Masters, supervisor general del Contraespionaje, que es el único que conoce su existencia. Su nombre no es conocido. Lo llaman... Nadie».

Al igual que Robin Wood en Dennis Martin, el guionista usa y desordena todos los lugares comunes popularizados por James Bond en capítulos cuyos títulos ya son un poema que recuerdan los escuetos pero descriptivos títulos de las mejores novelas del policial negro firmadas por Raymond Chandler, James Ellroy o Jim Thompson: Triste es el amor de los espías; El traidor está libre de toda sospecha; Cuento de hadas con ametralladoras; Presuntamente muerto.

Trabajando desde las limitaciones que, en esos años, imponían los editores, Trillo incorpora a la trama todo lo que el lector tradicional espera (mujeres bellísimas, espías despiadados, traiciones, armas nucleares, intrigas internacionales, científicos locos, islas secretas, atentados que pueden hacer desaparecer el planeta, malvados impiadosos), pero siempre revitalizando la historia y los personajes con giros inesperados y toques de humor irreverente.

Los textos, potenciados por el dibujo a puro blanco y negro de Breccia, aumentan la sensación de peligro inminente, con el mundo siempre a punto de volar en pedazos:

«Delincuentes de la banda del Gusano quieren vender los planos del reactor nuclear a alguna potencia, seguro, y solo un hombre como tú, Nadie, puede ubicarlos antes de que lo hagan».

«El profesor Rafferty fue uno de los padres de la bomba atómica británica. En 1958, luego de tener una hija con una cantante de cabaret y después de que ésta lo abandonara con la niña, se dedicó a beber desaforadamente. Hasta que fue expulsado del Centro atómico».

«Secuestraron a mi hija, Nadie, y lo que piden es que lance a mis beduinos contra mi hermano, el rey, y lo destrone. Luego deberé proclamarme rey de este país. Y una vez hecho esto, tendré que firmar un decreto beneficiando a cierta empresa que aún no me han dicho cual es».

«Ahora mataremos a este espía y mandaremos su cabeza con un mensaje: 'Derroca a tu hermano en cuarenta y ocho horas y nos da la concesión de Uranio o recibirá también la cabeza de la princesa'».

«Desenterré todos esos desechos nucleares. Los voy a hacer meter en un carguero de bandera soviética, y este barco, de inocente apariencia, va a ser hundido frente al puerto de Nueva York, convirtiendo las aguas del Atlántico Norte en una sepultura. Tal vez, cuando los americanos vean sus aguas convertidas en un líquido mortal, y descubran que el barco que arrojó en ellas los desechos es soviético, decidan tomar represalias. Y allí comenzará la guerra final, que significará el comienzo de mi imperio».

«Un sobre. En él hay un mapa de la selva birmana. En ese mapa, un punto. En ese punto, un monasterio abandonado. Y en el monasterio, una minúscula caja de plomo abandonada por un científico alemán que se ocultó durante años en la selva».

Trillo incluso se permite recuperar a Fu-Manchú, uno de los grandes malvados de los viejos seriales, creado por Sax Rohmer en 1913, y convertirlo en el gran enemigo de Nadie, el único hombre que es capaz de vencerlo una y otra vez, pese a los esfuerzos del agente británico por atraparlo: «Usted se preguntará como estoy vivo, señor Nadie. Muy fácil: a fines de la década del 30 yo había descubierto los secretos de la hibernación. Por eso, cuando vi que se aproximaba el caos de la Segunda Guerra Mundial, me puse en estado de vida latente. Mi misión en este mundo es crear el caos. Desperté hace poco y vi que la esencia de la Tierra no ha cambiado. Hay armas más letales, pero el hombre sigue siendo el mismo imbécil de costumbre».

En esa pelea mortal, entre dos personalidades dispuestas a todo para lograr sus objetivos, el agente británico descubre que ni siquiera puede confiar en su jefe: «Me temo que sir Fred fue el que me mandó a esta trampa. Seguramente Fu-Manchú canjeó mi vida por una más importante para mi país».

En Nadie, como ya había hecho en muchos de sus títulos anteriores, Trillo, al igual que Carlos Albiac, finge aceptar las limitaciones que le imponen sus editores, pero en realidad las usa para potenciar su inventiva y crear, a través de las historias de espías (la ficción más popular de esa época) algo completamente diferente.

Nadie ofrece las tradicionales aventuras de un agente secreto pero pulidas hasta convertirlas en verdadero arte popular, donde no sobra ni una coma y el humor sardónico que sobrevuela constantemente el texto sirve para remarcar que, bajo una superficie liviana, se oculta una piscina llena de tiburones donde el protagonista puede caer si da un solo paso en falso.

Una década después, con la mediocre Perramus, Juan Sasturian intentará repetir el gesto de su maestro, mentor, amigo y protector, pero el resultado fue una suma monumental de errores, una obra pesada y densa, imposible de leer, porque donde Trillo reinventa y crea situaciones frescas partiendo de materiales tradicionales, Sasturain oculta su falta de inspiración y talento abusando de los lugares comunes con malos muy malos, buenos muy buenos y un discurso que abusa y aburre, lleno de las frases que patentó Eduardo Galeano en el soporífero Las venas abiertas de América Latina y sus interminables continuaciones de las siguientes cuatro décadas (Memorias del fuego; Nosotros decimos no; Ser como ellos y otros artículos; Patas arriba: la escuela del mundo al revés).

 

Comentarios en estandarte- 2

1 | Luz María Mikanos 18-02-2024 - 18:04:52 h
Un lujo! Absolutamente un lujo leer esta maravilla y recordarla! Gracias!

2 | Iván 19-02-2024 - 17:38:19 h
Una joya injustamente olvidada, querida Luz!