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Beto Navarra: la mejor novela gráfica que se escribió sobre el fútbol
Beto Navarra, un talentoso aspirante a futbolista profesional.
27 de abril de 2024. Iván de la Torre
Qué: Beto Navarra Autores: Ray Collins (guion); Clemente Rezzónico (dibujante) Editorial: Columba Año: 1995 Páginas: 120 Precio: 1300 pesos
Aplicando la máxima de Albert Camus sobre el fútbol como escuela de la vida, Ray Collins aprovecha las desventuras de Beto Navarra, un talentoso aspirante a futbolista profesional, para retratar los años que van de mediados de los cincuenta a fines de los sesenta.
Para aquellos lectores que anden despistados y vean en las portadas de Beto Navarra que la autoría es de Eugenio Reynal Arrigo, recordamos que este es uno de los pseudónimos de Eugenio Zappietro, cuyo apodo más conocido es Ray Collins.
La intención del autor es clara desde el comienzo de esta ambiciosa novela gráfica donde el protagonista cuenta, entre sus frustradas incursiones deportivas, todo lo bueno y todo lo malo de la época que le tocó vivir: “Uno crecía rápido, mi amigo. La vida se le venía encima y no había lugar para sentirse triste... Creo que entonces uno hablaba menos, era más introvertido, había menos 'verso'... Hoy, que he tenido la suerte de tutearme con Alvin Toffler y Raymond Aron que temían por el siglo XXI, que está ahí no más, a veces, me sonrío, en aquel tiempo de alpargatas... Ahora que cualquiera habla de lo que no sabe por el gusto de hablar, recuerdo que antes el respeto a los mayores era cosa seria. Di Sarli y D'arienzo eran los ídolos de ese tiempo. Nada de pool, entonces. En aquel tiempo de mi historia, amigo, todo el mundo jugaba. Con la pelota de trapo, con la pelota de cuero, con un cascote. Rompíamos las alpargatas (0.35 moneda nacional de curso legal) porque los botines eran de otro mundo”.
La serie usa el fútbol como metáfora para hablar de la vida y la vida como excusa para discutir sobre el fútbol; evitando los golpes bajos, Collins crea un personaje querible y complejo, mostrando todo su desamparo y desprotección ante una realidad dura que no deja de acosarlo y golpearlo, sabiendo que carece de la edad necesaria para hacerse cargo de su familia, mientras continúa luchando para convertirse en jugador profesional: “Murió el señor. Vendieron la estancia. Nos dieron una semana para que buscáramos otra casa y otro trabajo. Papá enfermo esa noche. Vino el médico y dijo que no podría trabajar en tres o cuatro meses. Mamá se quebró como un arbolito”.
Nunca Collins fue más intimista que en este relato centrado en las victorias y derrotas de un niño que crece con la certeza absoluta de que podría ser un gran futbolista, mientras la vida no deja de frustrarlo y alejarlo de las canchas:
Beto Navarra: Papá. Yo puedo trabajar. El padre Ezkerra tiene un hermano que tiene un ingenio azucarero.
Fueron muchas horas que hicieron daño a mi padre. Pasando Córdoba respiraba con dificultad y tenía fiebre.
Mamá: Tengo miedo, Beto. Papá está mal.
Le sostuve la cabeza y recé. Recé como nunca para que él se salvara. Para que Dios me diera tiempo de crecer, ganar dinero y evitarle aquel sufrimiento...».
En Beto Navarra, lo familiar, lo social y lo deportivo se mezclan, creando un intenso y profundo relato que permite entender toda una época a través de un personaje que se niega a ser vencido, tanto en las canchas como en la vida.
Collins retrata la intensa vida del protagonista, sus amigos, vecinos y compañeros de escuela y trabajo en un tono que recuerda al Manuel Puig testimonial de Boquitas Pintadas y La traición de Rita Hayworth.
“El fútbol tiene la significación de una guerra sin muertos, pero con conflicto. Con drama, reflexión e ironía. Y amalgama a la familia”.
Osvaldo Soriano.
“Porque, después de muchos años en que el mundo me ha permitido variadas experiencias, lo que más sé, a la larga, acerca de moral y de las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol”.
Albert Camus.
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