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Seudónimos y heterónimos: el arte literario de escribir como otro
Descubre cómo y por qué los escritores eligen nombres alternativos o crean identidades ficticias para firmar sus obras.
10 de octubre de 2025. Estandarte.com
Qué: Significado, diferencias, usos y ejemplos de seudónimo (o pseudónimo) y heterónimo y sus usos en la literatura.
En ocasiones los escritores no usan sus propios nombres para firmar sus obras: eligen seudónimos para que aparezcan en las portadas de sus títulos.
En muchos premios literarios, se utilizan pseudónimos para garantizar que los miembros del jurado evalúen las obras literarias de manera objetiva, sin ser influenciados por la reputación o el prestigio del autor. En estos casos, los autores envían sus obras a los premios bajo un seudónimo, y sólo los organizadores del premio conocen su verdadera identidad.
Además, algunos escritores utilizan seudónimos para escribir en diferentes géneros literarios o para separar su trabajo comercial de su obra más personal o experimental. Esto les permite mantener su reputación en un género y probar suerte en otro sin afectar su reputación.
Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, la palabra “seudónimo” (también “pseudónimo”, para quien eche de menos la ‘p’), tiene estas tres acepciones:
1. adj. Dicho de un autor: Que oculta con un nombre falso el suyo verdadero.
2. adj. Dicho de una obra: Firmada con seudónimo.
3. m. Nombre utilizado por un artista en sus actividades, en vez del suyo propio.
Son muy conocidos en España los ejemplos clásicos de José Martínez Ruiz, Azorín, o el periodista Mariano José de Larra que firmaba sus artículos como Fígaro o El pobrecito hablador. Más allá de nuestras fronteras, en la literatura de todos los tiempos hay ejemplos por decenas. Algunos de los seudónimo son tan conocidos que han acabado borrando el nombre originario del autor como es el caso de Voltaire, que en realidad era François-Marie Arouet; Mark Twain, cuya verdadera identidad era Samuel Langhorne Clemens; o Lewis Carroll, que firmaba sus obras literarias como Charles Lutwidge Dodgson para diferenciar su producción literaria de su trabajo como matemático. Y ya hemos hablado en este portal del caso de las hermanas Brönte, que eligieron como seudónimos nombres masculinos para que sus obras lidiaran mejor con la censura y tuvieran una mejor y más fácil salida.
Pero en ocasiones sucede que ese nombre se va de las manos, cobra vida y destino, cobra también el don de la palabra y discute y rebate al propio autor convirtiéndose en una especie de doble: esos son los heterónimos. El diccionario de la RAE los define así en su segunda acepción (aunque también admite, en la tercera, que la palabra puede funcionar como sinónimo de seudónimo):
2. m. Identidad literaria ficticia, creada por un autor, que le atribuye una biografía y un estilo particular.
En España, el ejemplo clásico es Antonio Machado con sus “complementarios”, como a él le gustaba llamar a las identidades de Juan de Mairena y Abel Martín. No en vanos dejo escritos los versos:
Busca tu complementario,
que marcha siempre contigo,
y suele ser tu contrario
Cómo él, ambos eran profesores y, también como él, ambos eran filósofos interesados en la pedagogía. Hizo a uno, Juan de Mairena, discípulo del otro, les dio una biografía (un tanto desordenada o despreocupada de las fechas y la cronología a tenor de lo que dicen los estudiosos de su obra) y les hizo autores del Cancionero apócrifo de Abel Martín (1926) y de Juan de Mairena. Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo (1936).
Pero el caso paradigmático en la creación de heterónimos es el del poeta portugués Fernando Pessoa: los creó por decenas (algunos cifran el número en 72), pero otras fuentes hablan de 300. En cualquier caso, hay cierto acuerdo en dar a estos cuatro como los más relevantes y con una personalidad, estilo y biografía más definidos.
Álvaro de Campos pudo estar influido por la personalidad del poeta Mario de Sá-Carneiro, amigo de Pessoa, que se suicidó a los 26 años en París. Es un hombre moderno, al que le apasiona viajar, cosmopolita, amante de los inventos y la tecnología. Es alguien que quiere saberlo todo, vivirlo y experimentarlo todo, pero que en medio de tales deseos es capaz de sentir también el pálpito o el vértigo de la nada.
Alberto Caeiro es el poeta campesino. Sin estudios formales, más allá de lo más básico, es capaz de profundizar en los temas esenciales del ser y la filosofía. De ahí que se le conozca como el poeta o el alter-ego filosófico de Pesso, lo que a Caeiro le irrita profundamente. A él le interesa la poesía y poco más, de hecho es el único de los principales heterónimos de Pessoa que no se dedicó a la prosa.
Bernardo Soares es un heterónimo de Pessoa que se le parece mucho. Tanto que el portugués no se preocupó de darle una biografía definida, ni una fecha de muerte como ocurre en el caso de los demás. Le hizo autor de la obra de su vida El libro del desasosiego.
Ricardo Reis es el heterónimo interesado en lo mejor del pasado, en la Antigüedad clásica. A la búsqueda de la armonía y el equilibro, se define como latinista y siente cierta melancolía por aquellos tiempos. José Saramago tomó el testigo de Pessoa y continuó la vida del heterónimo en su conocida obra El año de la muerte de Ricardo Reis.
Función de los pseudónimos en los concursos literarios y sistema de plica
Los pseudónimos en los premios literarios cumplen una función fundamental para garantizar la objetividad y transparencia en el proceso de evaluación. Su uso, estrechamente relacionado con el sistema de plica, busca eliminar sesgos y favoritismos que podrían influir en las decisiones del jurado.
Los pseudónimos en los certámenes literarios tienen como objetivo principal asegurar el anonimato del autor durante la evaluación de las obras. Esto permite que el jurado evalúe exclusivamente la calidad literaria de la obra sin verse influenciado por el nombre, la reputación, las conexiones personales o el prestigio del autor; se eviten favoritismos basados en relaciones personales, editoriales o institucionales entre los miembros del jurado y los participantes; se garantice igualdad de oportunidades tanto para autores consagrados como para escritores noveles; y se reduzcan los sesgos inconscientes relacionados con el género, la procedencia geográfica, la edad o cualquier otro factor que no sea puramente literario.
El sistema de plica es el procedimiento técnico que permite mantener el anonimato durante los concursos literarios. Según la RAE, plica es un "sobre cerrado y sellado en que se reserva algún documento o noticia que no debe publicarse hasta fecha u ocasión determinada".
El funcionamiento del sistema de plica
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La obra se presenta firmada únicamente con un pseudónimo o lema, sin ningún dato que identifique al autor.
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Los datos personales del autor se introducen en un sobre cerrado (la plica) que lleva escrito en el exterior solo el título de la obra y el pseudónimo utilizado.
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El jurado evalúa las obras sin conocer la identidad de los autores, basándose exclusivamente en el contenido literario.
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Solo después de emitir el fallo se abren las plicas correspondientes a las obras ganadoras para conocer la identidad de sus autores.
Si bien depende de las normas de cada certamen literario, las plicas suelen incluir información como nombre y apellidos del autor, el pseudónimo utilizado, domicilio y datos de contacto, declaración de originalidad de la obra, certificación de que el autor es mayor de edad o autorización de sus padres o tutores y breve biografía del autor.
Con la digitalización de muchos concursos, el sistema de plica se ha adaptado al formato electrónico. En estos casos, se envían dos documentos separados por correo electrónico: uno con la obra (firmada con pseudónimo) y otro con los datos personales, manteniendo así el mismo principio de anonimato.
Comentarios en estandarte- 1
1 | Norma
17-10-2018 - 15:58:47 h
Queda perfectamente claro el significado de seudónimo. Gracias.