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¿Cómo se utilizan las rayas o guiones largos de diálogos?

La puntuación de diálogos es la más complicada a la hora de meterse en el lío de escribir.

16 de marzo de 2024. Mariola Díaz-Cano Arévalo

Qué: ¿Cómo se utilizan las rayas o guiones largos de los diálogos?

Si hay algo de lo que dudan muchos escritores al escribir es cómo puntuar los diálogos. ¿Se usa un guion, una raya? ¿Cuándo se ponen o no y cómo se combinan con otros signos ortográficos? Te lo contamos.

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Y es que la puntuación de diálogos es la más complicada a la hora de meterse en el lío de escribir. Además, es la que menos se domina en general y con la que más batallan los correctores de texto, que pueden padecer una auténtica pesadilla cuando se encuentran con diálogos introducidos con las terroríficas viñetas.

No, los parlamentos de personajes se introducen con la raya (o guion largo —), que va pegada al primer elemento de la frase. Es verdad que muchas veces no se sabe cómo ponerla, ya que no aparece en los teclados. Pero el mayor problema es saber dónde colocarlas según hablen o dejen de hacerlo esos personajes o haya incisos narrativos.

Vamos a echar un vistazo a los usos más principales en 5 ejemplos.

1. Empezamos con el caso en que el personaje dice algo, hay un comentario del narrador y después no sigue hablando el mismo personaje.

—¿Vienes del cine? —preguntó Pepe.
—No, al final me fui al parque —respondió Toni.

 

2. También puede ocurrir que el personaje dice algo, hay comentario del narrador y a continuación sí sigue hablando el mismo personaje.

—¿Vienes ahora del cine? —le preguntó María—. Yo llegué hace un rato y la película me gustó mucho.
—¿Vienes ahora del cine? —le preguntó María, y añadió—: Yo llegué hace un rato y la película me gustó mucho.
—¿Vienes ahora del cine? —le preguntó Felipe. Su sonrisa lo expresó todo—. Yo llegué hace un rato y la película me gustó mucho.
—¿Vienes ahora del cine? —dijo Felipe—, yo llegué hace un rato y la película me gustó mucho.

 

3. En el tercer caso el personaje dice algo, hay comentario del narrador sin o con mayúscula inicial (con mayúscula, cuando se trata de una oración independiente del diálogo), y después sigue hablando el mismo personaje.

—Yo no me llevaba bien con mi padre. —Se levantó y fue hacia la ventana—. Lo cierto es siempre estábamos discutiendo.
—¿Te he contado lo que me estoy leyendo? —Le enseñó el libro que tenía entre las manos y añadió—: Mira, es de mi autor favorito.
—Yo no me llevaba bien con mi padre —respondió—. Lo cierto es siempre estábamos discutiendo. —El cielo se oscureció de repente, lo que hizo que recordarse su juventud y se entristeciese. Al cabo de unos minutos que parecieron una eternidad, con voz quebrada dijo—: Siempre sentiré no haber conseguido limar asperezas con él.
—Yo no me llevaba bien con mi padre —respondió—. Lo cierto es siempre estábamos discutiendo. —El cielo se oscureció de repente, lo que hizo que recordarse su juventud y se entristeciese. Al cabo de unos minutos que parecieron una eternidad, se oyó su voz nuevamente—. Siempre sentiré no haber conseguido limar asperezas con él.

 

4. También puede ser que el personaje dice algo, hay un breve comentario del narrador, después sigue hablando el personaje, vuelve a haber comentario del narrador (pero con mayúscula esta vez) y después no sigue hablando el personaje.

—Yo no me llevaba bien con mi padre —respondió—. Lo cierto es siempre estábamos discutiendo. —El cielo se oscureció de repente, lo que hizo que recordarse su juventud y se entristeciese. Al cabo de unos minutos que parecieron una eternidad, decidió marcharse de la habitación dejando solo a su amigo.

 

5. Por último, tenemos cuando un personaje habla durante más de un párrafo seguido y ese nuevo párrafo hay que introducirlo con lo que en castellano son las comillas de cierre (o comillas de seguir). Es una forma de indicar que el personaje sigue hablando. O sea:

—Yo no me llevaba bien con mi padre —respondió—. Lo cierto es no hacíamos más que discutir. Siempre sentiré no haber conseguido limar asperezas con él.

»Cuando era muy pequeño sí que me gustaba que jugara conmigo y me ayudara en todo, pero cuando crecí y perdimos a mi madre, ambos cambiamos y empezamos a discutir y distanciarnos.

Esto último no podría hacerse con una raya de diálogo, ya que hay que precisar que cada parlamento de los personajes se considera un párrafo y si pusiéramos la raya, estaríamos dando a entender que ese discurso es de otro personaje, no del mismo. Tampoco se cierra el discurso ni con otras comillas de cierre ni con raya.

Para concluir, añadiremos que las comillas suelen reservarse para la reproducción de diálogos o frases sueltas, cuando se reproduce un diálogo del pasado, o hay un flashback al pasado y, sobre todo, cuando un personaje piensa.

Y se puede dar un uso conjunto de comillas y rayas cuando dentro de la reproducción entre comillas se incluye un inciso narrativo. Por ejemplo:

«Tengo que esconderme. ¡Aquí pueden descubrirme! —Sintió un escalofrío al imaginar lo que le harían—. ¡Tengo que evitarlo como sea!».

 

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