Emilio Prados, uno de los poetas más representativos de la Generación del 27

24 de abril de 2024. Mariola Díaz-Cano Arévalo

Emilio Prados perteneció a la Generación del 27, quizás la concentración de autores e intelectuales más importante de la literatura española del siglo XX, aunque no destacara como los nombres de Rafael Alberti, Gerardo Diego, Federico García Lorca, Pedro Salinas, Luis Cernuda o Jorge Guillén, entre otros.

Pero no cabe ninguna duda de que la labor de divulgación cultural que hizo a través de la revista Litoral fue importantísima.

 

La vida de Emilio Prados

Emilio Prados nació en Málaga el 4 de marzo de 1899. Con quince años se fue para estudiar en un internado de Madrid donde coincidió con Juan Ramón Jiménez. Después estuvo en la Residencia de Estudiantes, donde conoció a Dalí y García Lorca. A causa de una enfermedad pulmonar estuvo ingresado en el hospital casi un año y allí aprovechó para leer y escribir.

Al recuperarse, regresó a Málaga, donde participó en la fundación de la revista Litoral. Fue editor para la imprenta Sur, que le dio fama internacional. También viajó al extranjero —Suiza, Francia y Alemania— y mantuvo contactos con las vanguardias artísticas, además de adquirir un gran compromiso político y terminar en el exilio. Murió en Ciudad de México el 24 de abril de 1962.

Emilio Prados y su obra

Prados queda en el recuerdo por su figura solitaria y el muy interior desarrollo poético de su obra poética, lo que le confieren ese lugar también único dentro del grupo de su generación. El punto de inflexión fue la fundación y dirección, junto con Manuel Altolaguirre y José María Hinojosa, de la revista Litoral entre 1926 y 1928.

Por la evolución de sus formas y contenidos dentro de su extensa obra se puede dividir en tres fases: en la primera se puede distinguir el gusto por las imágenes como en Tiempo, la moda de lo abstracto en Vuelta, la influencia del surrealismo en Seis estampas para un rompecabezas y la gran riqueza en metáforas y figuras como se ve en El misterio del agua.

Su segunda fase está inspirada en el amor real y la búsqueda de la unidad en lo que parece desgajado y su título más representativo es Cuerpo perseguido, que se publicó escrito ya en la segunda mitad de los años 40. También se ven sus preocupaciones sociales en Andando por el mundo y Calendario completo del pan y del pescado, publicadas antes en los 30 y que culminan con el activismo político que terminó en la guerra civil española, de la que publicó el Romancero general de la guerra de España.

Y la tercera fase se enclava ya en la producción poética del exilio en México, donde quiere reconciliarse y curar las heridas del pasado, además de buscar el equilibrio y armonía. Entre los títulos de esta última etapa destacan con Jardín cerrado, Mínima muerte o Río natural. A mediados de los años 50 se publicó una selección de su poesía con el título Antología, y ya en 1965 salieron Últimos poemas, Signos del ser y Cita sin límite.

 

Emilio Prados — Poemas

 

Acabamos con estos dos poemas escogidos de su obra.

Sueños

Te llamé. Me llamaste.
Brotamos como ríos.
Alzáronse en el cielo
los nombres confundidos.

Te llamé. Me llamaste.
Brotamos como ríos.
Nuestros cuerpos quedaron
frente a frente, vacíos.

Te llamé. Me llamaste.
Brotamos como ríos.
Entre nuestros dos cuerpos,
¡qué inolvidable abismo!

 

Canción para los ojos

Lo que yo quiero saber
es dónde estoy…
Dónde estuve,
sé que nunca lo sabré.
Adónde voy ya lo sé…

Dónde estuve,
dónde voy,
dónde estoy
quiero saber,
pues abierto sobre el aire,
muerto, no sabré que, soy vivo,
lo que quise ser.

Hoy lo quisiera yo ver;
no mañana:
¡Hoy!