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Roba este libro
24 de abril de 2016. Alan Queipo
Molestó a The Who durante su concierto en Woodstock; fue uno de los activistas sociales más encendidos de los años sesenta; fue uno de los líderes políticos emergentes tras fundar el Partido Internacional de la Juventud, más conocido como los Yippies; organizó una Casa Libertaria, un preámbulo de la noción de Casa Okupa; batalló contra la Guerra de Vietnam y a favor de los Panteras Negras en un momento en el que defender esas causas se pagaba con unas buenas hostias; pero, sobre todo, mató el verano del amor con una escopeta repleta de palabras.
Esa escopeta, o manifiesto, es el manual acelerado y definitivo para la desobediencia civil. Roba este libro imprimió no solo páginas, sino que desafió el statu quo y amenazó al capitalismo salvaje sentando las bases de un serial de alternativas “liberadoras”, también conocidas como “robos” o “hurtos”, que trazaban (algunos de manera muy posible y realista; otros de manera casi cómica e irónica; y otros de manera más peligrosa y por el que lo podrían haber acusado de terrorismo) un camino hacia una manera de vivir al margen del Estado, pero cogiendo del propio Estado todo los descuidos con los que no contaba. Una manera de ridiculizar el sistema capitalista, los estamentos gubernamentales, la política de leyes y al propio Estado desde el manifiesto contracultural más ácido.
A través de las casi cuatrocientas páginas de este libro, rechazado por una treintena de editores distintos pero que consiguió contra todo pronóstico (incluso el del propio título y ánimo del libro) convertir a Abbie Hoffman en un gurú de la subversión, de la regresión anti-mercantil, a través de una tunda de “consejos” para introducir al lector en actividades y experiencias que eviten que paguen por las cosas (ropa, comida, educación, ocio, dinero y hasta droga gratis), pero también a la lucha (participar en manifestaciones, pero también cómo hacerse con armas, cómo montarla, cómo crear bombas o medios de comunicación alternativos) y cómo liberarse, viviendo al margen de la propia idiosincrasia de entornos de ciudades como Nueva York, Chicago, San Francisco o Los Ángeles prodigan.
Una auténtica guía para la vida por la vía de la catarsis desobediente, de la subversión organizada, del estallido regresivo. Todo por la causa de vivir del, para y por el cuento, desde su propio cuento.