Mack, la novela gráfica más explícita y provocadora de Carlos Trillo

08 de marzo de 2024. Iván de la Torre

En Mack, Carlos Trillo vuelve a utilizar la ciencia ficción para cuestionar el presente a través de una de las consignas más clásicas del género, sintetizada por Isaac Asimov en apenas dos palabras: “Y si...”

El propio guionista explicó como comenzó esta extraordinaria novela gráfica: “La idea de este comic es muy sencilla. Apela a los códigos de la serie negra más tradicional, incorporando sólo una pequeña, insignificante transgresión. En un ambiente urbano realista y algo brutal, se van desarrollando los indicios de que aquí las cosas son al revés. Me explicó: las mujeres asumen el rol de los hombres. Y viceversa. Hembras horribles, gordas, venales, corruptas, poderosas, absorbidas por sus turbios negocios, musculosas, con pelos en las axilas, dominadoras, fálicas, borrachas, con mal aliento, machistas. Del otro lado de la guerra de los sexos, los hombres: mancebos perfumados, obligados a dieta perpetua para no perder la línea, depilados, con peinados de peluquería, hacendosos en el hogar, sometidos, golpeados, sumergidos, a veces frígidos, generalmente violados o por lo menos engañados. En este universo de roles invertidos se desarrollan las aventuras de Mack, una policía con reminiscencias de aquellos muchachos de la regional San Martín que tanto recordamos... nos salió una historieta feminista”.

Al convertir a los hombres en objeto de deseo, dominio y explotación por parte de las mujeres, la miniserie incomoda deliberadamente a los lectores tradicionales a través de Mack, una policía grosera, amoral y brutal que exagera todos los estereotipos de la clásica novela negra sobre detectives, siguiendo el modelo del tradicional Mike Hammer de Mickey Spillane que, supuestamente, seduce por su rudeza y frontalidad:

«Ahora, una vez por semana le doy al chico sexo del bueno. Los otros seis días trabaja para mí. Gana bien y el setenta por ciento es para mí. Pagan tan mal en la policía».

«Los soplones dicen que mientras La Rana estuvo a la sombra, su muchacho le metió los cuernos con media docena de sus mejores amigos y que ella se enteró, y con lo violenta que es, seguramente va a querer reventarlo. Lástima, sería realmente una pena que lo haga, el borrego tiene el cuerpo más hermoso que he visto en mi vida. La verdad, me hubiera gustado ser uno de los mejores amigos de La Rana...»

«Si, Jockette, te escucho, pero no puedo sacar la vista de ese nene. ¿Viste el cuerpo que tiene?»

«Hace días que lo vigilo y los sesos me crujen mirando esas curvas maravillosas, ese torso, esa espalda perfecta...»

Trillo crea una obra que cuestiona las creencias del lector haciéndole ver de otra manera lo que, hasta ese momento, consideraba normal; junto a Hoover y Custer, Mack forma parte de una trilogía de historias situadas en un presente alternativo –o un futuro cercano, a la manera de J. G. Ballard, uno de los autores más admirados de Carlos, creador de clásicos como Crash, La exhibición de atrocidades, Noches de Cocaína o Playa terminal– que hablan de la sociedad a través de un humor extremadamente corrosivo, tal vez por eso los tres trabajos pasaron desapercibidos en el momento de su publicación y hoy, injustamente, ni siquiera los grandes críticos los mencionan en sus historias del género.

Trillo recordó sobre su colaboración con Trigo: “Con Gustavo hicimos varias cosas: Manigua, que apareció en una revista de la Eura alrededor de 1987, creo, y Mack, que nos fue encargada por Rinaldo Traini para Comic Art en 1988. Me gustaría volver a leer Mack, pero los guiones no los conservé. En octubre de 1979 viajé a Europa por primera vez en viaje exploratorio, sin saber gran cosa sobre salones de cómics ni sobre editores, ni sobre la situación del mercado en los países del otro lado del Atlántico. En Roma ya estaba viviendo Gustavo (Trigo), con quien fui a cenar algunas veces. Él se había sacudido de la intermediación de Editorial Record y, entre otras cosas, vendía directamente sus historietas a la editorial italiana Lancio a precios mucho más altos. Me explicó cómo funcionaba el negocio de Ediciones Record y me hizo ver las revistas italianas que publicaban mis cosas y las de tantos historietistas argentinos. A los pocos días, en Barcelona, conocí a Josep Toutain, de Toutain Editor y enseguida, en París pude ver algunas publicaciones periódicas y álbumes que me impresionaron por su calidad. Por fin, en Lucca 80, donde la Argentina, como ya dije, fue el país invitado, empecé a hacer contactos más seriamente. Conseguí publicar algunas cosas en España con formato álbum. En España salió Marco Mono que había dibujado Enrique Breccia. En Francia salieron las Histoires Sans Paroles (Historias mudas) que acabábamos de hacer con Mandrafina. Toutain compró para publicar en España Las Puertitas del Señor López y Merdichesky, que habían salido originalmente en Hum® y SuperHum®. Finalmente, en 1982 hice un buen arreglo con Toutain por la compra de nuevas historias. En diciembre dejé de trabajar para Record, ya bien enterado de casi todo lo que ellos ocultaban: que pagaban a los autores un precio normal del mercado argentino cuando, desde las revistas italianas recibían enormes cifras mensuales por la venta de una gran cantidad de historietas nuestras”.

Curiosamente, en una época donde el movimiento feminista tiene cada vez mayor peso, este cómic, escrito por uno de los mejores autores del mundo, lleva años sin ser reeditado y sólo unos pocos lectores afortunados lo conocen; de hecho, incluso en España, Italia y Francia, tres mercados que cuentan con una inmensa cantidad de fans de Trillo, es prácticamente imposible encontrar menciones a esta novela gráfica que, tres décadas atrás, se animó a dar una relectura vanguardista de un género tan tradicional y estructurado como el policial ofreciendo un tebeo feminista absolutamente único del que hoy, prácticamente, nadie se acuerda.