Pasión por leer. Pasión por escribir.

Portada > Noticias > Autores > Brian Aldiss, un innovador, un renegado, el escritor que seguía su propia estrella

Brian Aldiss, un innovador, un renegado, el escritor que seguía su propia estrella

Nos zambulló hondamente en sus mundos con un movilizador uso del lenguaje.

11 de abril de 2024. Iván de la Torre

Qué: Biografía de Brian Aldiss

Brian Aldiss (1925-2017) revolucionó la ciencia ficción mundial encabezando, junto a sus amigos Michael Moorcock y J. G. Ballard, la nueva ola inglesa a fines de la década del cincuenta y comienzo de los años sesenta.

En un extenso y revelador ensayo sobre su vida personal y profesional, Aldiss contó cómo se vinculó con la ciencia ficción: “Yo era absolutamente adicto al capitán Justice. [...] Desde la Torre Titánica, Justice resolvía los problemas del mundo angloamericano un cuento tras otro. [...] Así la ciencia ficción entró en mi vida y empezó a distorsionarla, desde una edad temprana. La compra por un chelín de la notable novela de Llewellyn, Los invasores extraños, la lectura continua de las novelas de Wells, no sólo los cuentos de ciencia ficción, sino Tono-Bungay y El nuevo Maquiavelo, que además me gustaron por sus ideas socialistas... Pero fue Los invasores extraños lo que me convenció de que había descubierto algo importante”.

Aldiss participó de la Segunda Guerra Mundial y, tras ser desmovilizado en 1948, decidió dedicarse a escribir, aunque sus comienzos fueron muy difíciles: “El regreso a la vida civil fue extremadamente desconcertante; no tenía ningún conocimiento de la sociedad, excepto las anticuadas reglas que había percibido brumosamente en la niñez [...] Conseguí un empleo en una librería de Oxford”.

Space, time and Nathaniel, de Brian AldissPara los estándares de la ciencia ficción, donde los autores suelen ser jóvenes brillantes que empiezan a publicar en la adolescencia como Robert Silverberg o Isaac Asimov, Aldiss tuvo un comienzo muy tardío: publicó Tiempo, espacio y Nathaniel, su primer libro, en 1957, a los 32 años, gracias a la popularidad que obtuvo tras ganar con su cuento No para una edad un concurso de relatos organizado por el prestigioso diario The Observer, donde habían participado los escritores más ingleses más importantes de la época.

En sus memorias, el escritor reconoció: “Publicar ese volumen fue un acto de fe por parte de la editorial Faber. Yo sólo había publicado trece cuentos hasta ese momento, tuve que escribir apresuradamente el decimocuarto para redondear el número”.

Non-stop, de Brian AldissAldiss consolidó su prestigio con La nave estelar (1958), sobre una nave-colonia que transporta a miles de personas hacia un nuevo mundo, pero algo sale mal y los descendientes de los tripulantes originales olvidan su origen y se degradan, perdiendo todo conocimiento tecnológico y dividiéndose en tribus, repartidas en diferentes zonas de la cosmonave.

Gracias a estos dos libros, el escritor se convirtió en uno de los referentes de la nueva generación de autores británicos que buscaban renovar la ciencia ficción con temas nuevos y un estilo más literario, siguiendo el ejemplo de referentes norteamericanos como Theodore Sturgeon y Alfred Bester.

Cuando Michael Moorcock compró y empezó a dirigir la revista New Worlds, dando inicio a lo que se conoció como “la nueva ola británica”, Aldiss apoyó la iniciativa porque coincidía con sus propios objetivos: “Mike al echar a patadas a la vieja guardia, aceptó la ciencia ficción sensible a los problemas actuales. Inmediatamente vimos la diferencia entre los nuevos y los viejos seguidores de New Worlds, y si había una conferencia o una convención la gente que venía era totalmente diferente, mucho más actualizada en su pensamiento, mucho más inteligente, mucho más cuestionadora y de esta manera nosotros sabíamos que realmente estábamos haciendo las cosas bien porque antes los cuentos eran imitaciones de segundo nivel de cuentos norteamericanos y nosotros proponíamos historias diferentes”.

Influenciado por la literatura, el cine y el arte más experimental de la época, el escritor publicó en esos años sus dos libros más provocadores: A cabeza descalza e Informe sobre probabilidad A: “En 1960 me convencía bastante el nouveau roman francés, así desarrollé la situación central de Informe, una situación saturada por un drama que nunca se resuelve. A cabeza descalza es más ambiciosa. La forma está determinada enteramente por el contenido. Si uno escribe sobre una Europa bombardeada con drogas, ¿cómo se transmite esa experiencia al lector? No tuve dudas, hay que zambullirlo en ese mundo lo más hondamente que se pueda. Y eso se logra mediante la herramienta más poderosa que uno tiene: el uso del lenguaje. Mediante el despliegue de una fraseología adecuada, uno le hace sentir en que consiste pertenecer a una cultura totalmente liberada y desatada”.

Invernáculo, de Brian AldissAdemás de esos textos poco comunes y muy provocadores, Aldiss publicaría novelas más tradicionales como Invernáculo (1962), donde la rotación de la Tierra se ha detenido y se genera una exorbitante vegetación en la que florecen extrañas formas de vida; Barbagris (1964), que muestra la humanidad al borde de la extinción por un accidente que provoca la esterilidad mundial; y Los oscuros años luz (1964), que se burla de uno de los grandes mitos de la ciencia ficción al describir el primer encuentro del hombre con seres extraterrestres inteligentes pero de costumbre escatológicas.

El árbol de la saliva, de Brian AldissParalelamente, Aldiss escribiría una gran cantidad de cuentos, incluido El árbol de saliva (1965), sobre una raza alienígena invisible que, a fines del siglo XIX, invade una granja inglesa y convierte a sus propietarios en su fuente principal de alimentos.

Tras esa serie de éxitos, que lo convierten en el principal referente del género en Inglaterra, junto a sus amigos Moorcock y Ballard, el escritor decide cambiar de género y, en los años setenta, escribe una trilogía realista formada por las novelas Muchacho criado a mano (1970), Soldado erguido (1971) y Un rudo despertar (1978), donde recrea, de manera ficcional, su vida.

La otra isla del Doctor Moreau, de Brian AldissAldiss volvería a la ciencia ficción con dos obras menores que muchos críticos tacharon directamente de plagio: La otra isla del doctor Moreau (1973) y Frankenstein desencadenado (1980).

En la década del ochenta, el escritor volvió a sorprender a sus lectores al escribir una trilogía fuertemente científica, completamente distinta a todo lo que había publicado antes, sobre un mundo llamado Heliconia, donde cada estación dura centenares de años: “Siempre he preferido escribir en lo que considero una frontera. Hacer algo que no hacen los demás. Siempre me ha gustado reaccionar contra la ciencia ficción dura. Es la ciencia ficción que más disfruto, pero otros la hacen tal vez mejor que yo. Pero unos pocos años atrás descubrí que todos habían dejado de escribir ciencia ficción dura. Lo que uno encontraba eran esas historias de dragones, y las imitaciones de Tolkien. Me preocupé de veras: pensé que se estaba deteriorando el cuerpo central del género, y entonces decidí escribir un libro que fuera ante todo de ciencia ficción”.

Helliconia, de Brian AldissEl escritor agregó: “Mi trilogía tendría cuatro capas: exploraríamos la vida en Heliconia. Bien. Pero esto no tenía relevancia a menos que también aprendiéramos algo sobre la vida en la Tierra. Y, como intermediación entre los dos planetas, debíamos tener la Estación Observadora Terrestre, en órbita de Heliconia, donde los seres humanos están suspendidos como almas en el limbo. Pero para aventurarnos más, hasta la tercera capa: veamos qué sucede con los heliconianos cuando mueren, sigámoslos hasta el trasmundo. Y como en gran medida este es un drama evolutivo, veamos que dioses poscristianos controlan Heliconia y la Tierra”.

Tras esta inmensa obra, que le hizo ganar premios y grandes cantidades de dinero, Aldiss publicaría más novelas (Jocasta, HARM, Walcot, Finches of Mars, Comfort Zone), colecciones de cuentos (Seasons in Flight, Man in his Time, A Romance of the Equator, Bodily Functions, A Tupolev Too Far and Other Stories, Cultural Breaks, The Invention of Happiness), y una extensa autobiografía (The Twinkling of an Eye, or My Life as an Englishman), sin embargo, a diferencia de su amigo J. G. Ballard, nunca logró recuperar el prestigio creativo y el éxito de público que había alcanzado en los años sesenta y comienzos de los setenta.

Brian Aldiss falleció el 19 de agosto del 2017, tras haber celebrado su cumpleaños número 92, rodeado de sus hijos y nietos.

 

Comentarios en estandarte- 2

1 | Luz María Mikanos 13-04-2024 - 06:03:21 h
Impecable reseña, muy interesante esto de poder acceder a síntesis muy buenas sobre distintos autores. Gracias De la Torre y gracias Estandarte!

2 | Ivan 13-04-2024 - 15:18:16 h
Muchas gracias por tu comentario, querida Luz, es un aliciente para continuar. Abrazo!