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Looking for Hoover: Philip Dick no ha muerto, ¡carajo!

Un detective contratado por un resucitado Walt Disney para descubrir por qué, en el año 2315, nadie conoce al ratón Mickey.

23 de marzo de 2024. Iván de la Torre

Qué: Looking for Hoover Autores: Carlos Trillo (guion) y Jorge Zaffino (dibujos) Editorial: Meridiana Año: 1998 Páginas: 112 Precio: 1.000 pesos argentinos

Carlos Trillo supo apropiarse de los elementos más característicos de los géneros populares y usarlos para crear obras propias, absolutamente personales, ayudado por su habilidad para elegir dibujantes que lograran transmitir el clima exacto que necesitaba, permitiéndoles, al mismo tiempo, explorar estilos que, hasta ese momento (por temor o inseguridad), ellos no habían probado.

Así, Jorge Zaffino, conocido por sus series sobre tradicionales héroes musculosos a lo Conan peleando en escenarios llenos de mujeres voluptuosas y monstruos terribles, encontró en Looking for Hoover el material ideal para experimentar con el blanco y negro, consiguiendo un dibujo que hace creíble el futuro imperfecto donde transcurre esta fábula irreverente, mezcla de ciencia ficción y policial, sobre un detective contratado por un resucitado Walt Disney para descubrir por qué, en el año 2315, nadie conoce a su creación más famosa, el ratón Mickey.

El artista y empresario le suplica al detective: «No está en la televisión, nadie recuerda sus películas, ni sus tiras diarias, ni sus revistas ni su club. Investigue, Hoover. Tengo que saber. Quiero que me cuente todo. ¿Por qué lo dibujan en las paredes con esa leyenda de que está vivo? ¿Por qué nadie quiere dar información sobre él? ¿Qué provocó esa ola de silencio que lo rodea? ¿Cómo es que lo dibujan tan mal?».

Con ese original y provocador planteamiento como disparador, Trillo crea un escenario complejo donde todo puede pasar: mujeres de la luna que tardan horas en alcanzar un orgasmo; lluvias acidas que incendian a la gente en plena calle; secretarias robots enamoradas de sus jefes; sectas revolucionarias que buscan derrocar al gobierno con Mickey Mouse como emblema; y ordenadores que terminan sus búsquedas con un “That's all”.

Looking for Hoover logra combinar elementos muy diferentes para construir una gran historieta en apenas cincuenta páginas, homenajeando a los autores clásicos de la novela negra con una Los Ángeles llena de mujeres seductoras, periodistas crédulos, detectives duros de corazón tierno y Zetaka, una impagable secretaria robot que bebe aceite crudo mientras reflexiona sobre la pasión no correspondida que siente por su patrón, un hombre que parece salido de las novelas del moralista Raymond Chandler («¿Por qué? ¿Por qué me rechaza Hoover? ¿Con lo que me gustaría saltar por el aire haciendo el amor con él? ¿Que soy? ¿Solo una secretaria que pagó en cuotas para que prepare café y escriba cartas y se aburra como una marmota 24 horas encerrada aquí los 7 de cada semana para que le atienda el teléfono? ¡Yo no me siento como una vulgar máquina de contestar el teléfono! ¿Por qué me fabricaron con este mundo interior, con estas ganas de vivir? ¿Fue un error de la línea de montaje? ¿Quién soy, Dios? Me desenchufaré unas horas. Mis circuitos están recalentados. Debe ser la excitación que me produce Hoover»).

Guillermo Saccomanno, más allá de sus inmensas deficiencias como guionista de cómic, fue eficiente al presentar y sintetizar muy bien lo que ofrece esta magistral novela gráfica que, curiosamente, muchísimos seguidores de Trillo nunca leyeron porque solo fue editada una vez en español: “¿Cuántas veces Bach recreó un tema? ¿Cuántas veces Borges exploró las variaciones de una obsesión? Pues bien, si es cierto que después de Blade Runner el cine y la historieta no fueron los mismos, no menos cierto es que aquí se agotaba una posibilidad de continuar tensando la cuerda de la serie negra contaminada por la ficción futurista apocalíptica. Sirve esta introducción para presentar a Hoover. Exactamente Looking for Hoover, una nueva variación sobre las atmósferas del sórdido porvenir. Y en la variación, estamos convencidos, reside el encanto de lo nuevo en el arte. Los temas son siempre los mismos. Sus reformulaciones, no. Y aquí está la diferencia, una sutil diferencia que sirve a la vez para desvelar quiénes son artistas y quiénes improvisadores. Carlos Trillo y Jorge Zaffino, con su impronta experimental, generan una historia en la que las emociones del mañana no son más conmovedoras que los electrodomésticos usados. Hay un detective humano, hay una secretaria robot caliente con su jefe, hay una selenita cuyos escarceos para alcanzan un orgasmo tardan siglos. Y encima, el viejo Walt Disney salido del freezer que quiere averiguar por qué nadie se acuerda de aquel legendario ratón. ¡Agárrense, androides! Es el año 2315. El año en que descongelan el cuerpo de Walt Disney, quien busca desesperadamente saber sobre su primogénito, el famoso ratón Mickey del que ahora nadie se acuerda, del que se ha borrado hasta el más mínimo vestigio, como si nunca hubiera existido. Averiguar su destino será misión de Hoover. Hoover es un detective privado. Pero no uno cualquiera”.

Consultado por Looking for Hoover”, Trillo reconoció que le gusta combinar personajes y situaciones diferentes para lograr un producto original: “Las mezclas de géneros me han atraído mucho, creo. Un policial en el que, de repente, aparece un plato volador siempre tiene su fascinación. Muchas veces, cuando inicio una historia, busco meterle ingredientes de otros géneros. Son elementos que rinden cuando uno está metido en el desarrollo. Los límites están puestos para ser destruidos, si no nunca se crearían cosas nuevas. Hoover estaba pensado para configurar dos o tres historias de cuarenta y seis páginas. No pudo ser, Torpedo duró poco, la Acme quebró, Zaffino firmó un contrato para trabajar con los americanos y no pudo seguir dibujándola. Hizo sí, en principio para la Acme, esa segunda historia, que nunca se llegó a publicar y que finalmente la vendimos a la Eura. Me ha pasado algunas veces, las historias no tuvieron el combustible editorial suficiente para seguir adelante”.

Si Ridley Scott decidiera filmar otra película en el universo de Blade Runner, su clásico film de 1982 protagonizado por Harrison Ford, Rutger Hauer y Daryl Hannah, basado en ¿Sueñan los androides con ovejas mecánicas? (1968), la mejor novela de Philip K. Dick, seguramente escogería esta miniserie donde nada es lo que parece y todo lo que puede salir mal, inevitablemente, sale mal, para desgracia de su sufrido personaje.

Comentarios en estandarte- 2

1 | Luz María Mikanos 27-09-2023 - 03:22:39 h
Qué excelentes reseñas, yo y mi padre, coleccionista de historietas, felices de leerlas!

2 | Iván 27-09-2023 - 13:28:57 h
Muchas gracias, Luz, como siempre, muy generosa con tus comentarios. ¡Saludos a tu papá!