La espera, de Keum Suk Gendry-Kim

14 de abril de 2024. Aránzazu Medina

Esperar muchas veces es envejecer. Y en ocasiones, incluso, es anhelar deseos que puede que no se cumplan nunca. Y esta última es una de las principales tramas de La espera, la novela gráfica de KeumVSuk Gendry-Kim. De origen surcoreano, Keum Suk se trasladó a Francia en 1994 donde terminó sus estudios en Bellas Artes. Previamente había publicado otras novelas gráficas, entre las que destaca la premiada Hierba (2017), la primera que escribió en coreano y la que le dio proyección internacional.

La espera hace un recorrido por la historia de las dos Coreas, su división, la Guerra Fría y uno de los grandes dramas de ambos países: la separación de cientos de miles de familias debido a la guerra. La protagonista es Gwija, que vive en Corea del Sur y tiene 92 años. La anciana lleva toda la vida esperando a su hijo, al que perdió junto a su marido mientras huía del norte y nunca más volvió a saber de ambos.

Gwija va revelando poco a poco todo lo vivido a su hija, una escritora que pretende sellar la memoria de su madre. Así, Gwija la va haciendo partícipe de momentos clave de su vida: cuando se separa de su familia para casarse con su marido (que en aquel momento era un completo desconocido) o sus duras vivencias como madre; el momento en el que se ve obligada a huir en una columna de refugiados y pierde a su hijo; o hasta cuando consigue rehacer su vida con una nueva familia. En una de las viñetas, dice la hija: «Mi madre nunca exteriorizó su pena» a lo que luego sigue la sentencia de la madre: «La vida sigue a pesar de todo».

Y es que esta no es solo la historia de Gwija sino la de todas aquellas mujeres fuertes que tuvieron que luchar contra la más absoluta crueldad de la guerra y, además, contra una sociedad patriarcal en la que ser mujer acarreaba algunas condiciones preestablecidas como no poder estudiar y encontrar la maternidad como única vía de desarrollo personal.

Es también importante el drama que tiene como telón de fondo: el de la separación de cientos de miles de familias durante la guerra, un hecho que sigue muy presente en la historia actual de las dos Coreas. Y es que desde 1985 se han ido organizando distintos reencuentros entre los familiares separados a los que se llamaba de manera fortuita. El último se celebró en 2018 y a día de hoy todavía son muchos los que no pierden la esperanza de reencontrarse con sus seres más queridos.

Keum Suk se inspiró en la historia de su madre y la de otras personas a las que entrevistó personalmente. Con una calidad artística indiscutible y una narración exquisita, la autora es capaz de conmover con pocas palabras. Es sin duda un libro lleno de esperanza que, a pesar de su dureza, es imprescindible leer para conocer la historia aún no resuelta de estos dos países hermanos.