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50 años de la editorial Turner
La editorial celebra su aniversario entre libros necesarios y bellos.
14 de diciembre de 2020. Estandarte.com
Qué: 50 años de Turner
El primer catálogo lo llenaron sus pasiones: libros de arte, de toros y de poesía. Conoció el éxito pronto gracias a La forja de un rebelde de Arturo Barea, que publicó en 1977. Presumió de ser el editor de José Bergamín, el redescubridor y mánager de Chavela Vargas y el seguidor más acérrimo de Rafael de Paula. Todo esto se cuenta en la necrología que la web de Turner publicó el pasado agosto cuando falleció Arroyo-Stephens, texto en el que se recoge una declaración suya que le retrata muy bien: “Un editor como yo se pasa la vida soñando con una biblioteca en medio del bosque. Los pasillos de la Feria de Frankfurt, que para otros son el paraíso, para mí fueron algo apasionante y ajeno. Nunca fui pájaro de Feria. Gracias a Dios nunca tuve un best seller, no compré números en esa lotería. Tanto como en el bosque, habito en la lectura. De eso se trataba y lo supe desde el principio. Leer y leer, sin orden ni concierto. Editar por eso y para eso.”
Lo hizo (editar) hasta hace 15 años. Entonces cedió el testigo, pero dejó su impronta. Santiago Fernández de Caleya, director general de la editorial, afirma en ese recordatorio: “Me abrió y me enseñó una profesión. Un medio de vida a través de una empresa que él fundó y a la que le dio carácter, que yo no he hecho más que continuar y empujar”.
En su aniversario Turner recuerda a su fundador lanzando de nuevo Pisando ceniza, un libro de relatos escrito por Arroyo-Stephens y en el que, a través de otras vidas, contó la suya.
También con motivo de esos 50 años, la editorial inaugura la colección AZ que presenta algunos de los títulos más emblemáticos del catálogo «con nuevas portadas, puestas al día y a precios solidarios con el castigado bolsillo de los españoles y latinoamericanos por la pandemia y la crisis económica», como informa en la nota de su aniversario. Entre esos títulos se encuentran la biografía de André Breton de Mark Polizzotti; Cazadores de nazis, de Andrew Nagorski; Cómo escuchar jazz de Ted Gioia; El libro de la salsa, de César Miguel Rondón con prólogo de Leonardo Padura, y Peggy Guggenheim, de Francine Prose.
Estas historias mínimas nos sirven para recordar el estrecho vínculo entre Turner y México. Desde el primer momento en la trastienda de esa librería madrileña, Arroyo-Stephens tenía claro que la cultura en lengua española se desarrolla en ambas orillas del Atlántico. México fue su país de adopción, allí buscó fortuna, inspiración y lecturas –lo recuerda la necrológica que citábamos antes–, vivió y trabajó. Turner tiene oficina en Madrid y en México. Un mexicano, el escritor y editor Ricardo Cayuela Gally, se incorpora ahora a la familia Turner como director editorial, comercial y de comunicación.
Nuestra última mirada de cumpleaños es hacia esas publicaciones que se detienen en el arte, otro de sus platos fuertes, ya sea tratando la música con las biografías de compositores o los estudios sobre jazz, blues, bossa nova…, o sobre disciplinas plásticas y fotografía a través de publicaciones maravillosamente editadas sobre artistas, exposiciones, corrientes artísticas como Cristina Iglesias. Tres aguas (varios autores); Habitar el agua. La colonización en España del siglo XX, de Ana Amado y Andrés Patiño, o Alberto Giacometti. Retrospectiva, de Petra Joos y Catherine Grenier. Bellos libros que invitan a habitar en su lectura, como apreciaba Arroyo-Stephens. ¡Felicidades, Turner, y que sean muchos más! Todos ellos, cargados de interesantes proyectos editoriales.
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