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Larra, el romántico que escribía artículos
De cómo un periodista se convirtió en un escritor inmortal.
02 de septiembre de 2024. Estandarte.com
Qué: Biografía de Mariano José de Larra Cuándo: 1809-1837
Mariano José de Larra (Madrid, 1809-1837) es la figura del Romanticismo español: no solo fue un escritor romántico, él mismo fue un personaje romántico. Vivió de esa manera –viajando, escribiendo, tratando de intervenir en política, de regenerar el país, casándose con quien no quería y sin poder unirse a quien quería– y murió de la misma manera, suicidándose frente al espejo tras un encuentro con su amante.
De cuna acomodada y afrancesada, marchó al exilio con su familia siguiendo al rey José I Bonaparte en 1813. Cinco años después regresaron y se establecieron en Madrid en un principio, pero Larra seguiría los destinos de su padre: Corella, Cáceres, Aranda de Duero. En 1824 inició estudios de leyes en Valladolid, pero no los acabará. Regresará a Madrid, donde enseguida comenzará a cultivar lo que será su vocación y su profesión. Cuando aún no tenía 20 años, creó un pequeño periódico, El Duende Satírico del Día. Lo escribía íntegramente –hoy diríamos que era su blog–, lo imprimía y lo distribuía por las librerías. Para entonces, Mariano José de Larra frecuentaba ya las tertulias literarias de la época. La suya era la de “El Parnasillo”, donde acudían también figuras como Ventura de la Vega, Juan Bautista Alonso o Bretón de los Herreros. En 1828 tuvo su primer éxito periodístico: las autoridades le cerraron su “Duende” a instancias del director del Correo literario y mercantil, a quien había criticado en su publicación.
Mientras se rearmaba para emprender su siguiente empresa periodística, Larra se casó con Josefa Wetoret, con quien tendrá tres hijos. De su matrimonio desgraciado solo se puede decir el título del que se convertiría en uno de sus artículos más famosos: El casarse pronto y mal.
A comienzos de los 30 Mariano José de Larra cultivó el teatro traduciendo obras del francés y escribiendo sus propios textos. En esa época conoció a quien sería el amor de su vida y la convirtió en la amante de su vida. Se trataba de Dolores Armijo y estaba casada con el hijo de un reputado abogado.
En 1832 acometió su segunda empresa periodística en solitario, El pobrecito hablador, la llamó, que comenzó a simultanear con colaboraciones en “La Revista Española”. Esa última publicación lo convirtió en periodista profesional y Larra, observador de todo y de todos sin olvidarse de sí mismo, lo celebró con su ironía habitual en un artículo que tituló Ya soy redactor. Desde sus páginas, Larra se sumaría al optimismo liberal del momento, que celebraba que la enfermedad del rey Fernando VII hubiera dejado el gobierno en manos de la reina María Cristina. Asentado en las páginas del periódico con el seudónimo de Fígaro, practicaría el tiro con dardo en la actualidad literaria y política, sin olvidar las escenas y la crítica costumbrista, a la que dedicará textos memorables como Vuelva usted mañana, El castellano viejo, Entre qué gentes estamos y En este país, entre otros.
En 1834 vio la luz su novela histórica El doncel de don Enrique el Doliente, donde recuperó al protagonista del drama histórico Macías, prohibido por la censura el año anterior. El tal Macías es un poeta medieval que vive y muere trágicamente. Se le conoce también como “El enamorado”, por sus amores adúlteros. No hay que ser muy avispado para reconocer en estas obras el hilo autobiográfico.
El caso es que después de un periodo de esperanza política y éxitos laborales comenzó una época sombría para Larra. Su amate lo rechaza, él se separa de su mujer embarazada y decide poner tierra de por medio. Viaja por Europa intentando aclarar sus ideas y poner orden a su vida. Le anima seguramente saber que han empezado a publicarse recopilaciones de sus artículos.
A su vuelta, el periódico El Español le abre sus puertas. Allí volcará todas sus preocupaciones políticas, que son muchas y cada vez más intensas. Larra saluda al gobierno de Mendizábal y a su desamortización, pero cuando se da cuenta de que será otro intento fallido y de que quienes más lo necesitan saldrán de nuevo perjudicados decide bajarse a la arena y entrar en política. Es elegido diputado por el sector moderado, pero un nuevo giro político, el motín de La Granja, condujo a la anulación de aquellas elecciones.
Nada parecía salirle bien a un Larra prematuramente desesperanzado. Su estado de ánimo frustrado, escéptico sobrevuela las páginas de sus últimos artículos: El Día de Difuntos de 1836, Horas de invierno, La Noche Buena de 1836. El 13 de febrero de 1837 se quitaba la vida de un tiro en el domicilio familiar, después de haber recibido la visita de Dolores Armijo, quien le diría por última vez que lo suyo no podía ser. El cadáver fue descubierto por una de sus hijas cuando iba darle las buenas noches. La iglesia consintió por presiones del gobierno que el cuerpo fuera enterrado como si Larra no se hubiera suicidado, es decir, en terreno sagrado. Así describió José Zorrilla este hecho en sus Recuerdos del tiempo viejo: “Llegamos al cementerio (…). Como se trataba del primer suicida a quien la revolución abría las puertas del camposanto, tratábase de dar a la ceremonia fúnebre la mayor pompa mundana que fuera capaz de prestarla el elemento laico, como primero protesta contra las viejas preocupaciones que venía a desenrocar la revolución”. El entierro fue todo un éxito de público y crítica, sobre todo para Zorrilla, quien dijo unos oportunos versos con los que se dio a conocer. Lo último: la pistola con la que se suicidó Larra, es una de las piezas más buscadas y visitadas del madrileño Museo… Romántico. Claro.
Comentarios en estandarte- 2
1 | Ángel P.
30-12-2017 - 16:29:42 h
¡Excelente biografía de Mariano José de Larra! Me recuerdo con 16 años devorando todos sus artículos. En el colegio me exigieron leer dos o tres y acabé enganchado a su periodismo romántico.
2 | Uji
18-04-2019 - 19:04:37 h
Me alegro de ver una biografía tan bien hecha de Mariano José de Larra. Por cierto, he leído en un site 'Mariano José de Lara!