Adela Varela y El Chico de Mercaderes

09 de diciembre de 2019. Estandarte.com

La semilla de esta novela está en muchas conversaciones de su autora, la periodista y escritora novel Adela Varela Lamigueiro, con su abuelo y de unas brevísimas memorias que este dejó escritas poco antes de morir. Fueron apenas diez folios, de los que bastante más de la mitad estaban dedicados a la Guerra Civil española. Tres años sobre los 89 que vivió. Al mirar hacia atrás, el peso de esa contienda y de lo que supuso en la biografía de aquel gallego es tan fuerte y demoledor que eclipsa al resto. “Era un despojo de lo que había sido antes, en mi mirada no se descubría ya ningún atisbo de ilusión, algo de inocencia. […] Y si seguía escrutando mis propios ojos, frente a aquel espejo, los monstruos que ocuparían ya mis sueños para siempre comenzaban a amenazar con no irse jamás”, cuenta el protagonista de la novela, ese chico de Mercaderes que da título a la obra y que tiene mucho del abuelo al que le tocó luchar en la guerra del 36.

Varela Lamigueiro ha urdido una trama entretenida, de ágil lectura, con momentos muy duros y otros tiernos y abiertos a la esperanza, en la que mezcla situaciones inspiradas en esos recuerdos de su antepasado con otros en los que su imaginación ha rellenado huecos y dado relieve a las vivencias. Ficción y realidad se suceden en una línea continua que lleva al protagonista –y narrador de la historia– de Galicia a La Habana, de vuelta a España en el peor momento posible (la Guerra Civil), a Francia y Nueva York, con muchas horas de mar por medio. Además del deseo de homenajear a una persona importante en la vida de la escritora, El Chico de Mercaderes puede leerse, así lo comentó la autora en la presentación de su novela, como una forma de no dejar que el olvido o las miradas hacia otro lado silencien la historia de la que todavía debemos seguir aprendiendo para evitar caer de nuevo en atrocidades como las que se vivieron durante la Guerra Civil y que se relatan en estas páginas. Al fallecer su abuelo, Varela Lamigueiro decidió recuperar todas esas charlas y esos folios escritos a máquina para mantener vivo el recuerdo a través de una de sus pasiones, la escritura.   

Esos momentos duros que decíamos que salpican la novela son fáciles de suponer al tratarse de una guerra, pero no por ello dejan de impresionar al leerlos; los tiernos y abiertos a la esperanza no solo están vinculados a la etapa cubana –la más feliz de las aquí narradas–, también los hay en la contienda y tienen que ver con las relaciones personales que va fraguando el protagonista y con los gestos solidarios desinteresados que le permiten seguir adelante y que deberían despertar reflexiones sobre la actitud actual hacia los inmigrantes. La autora describe con mimo y precisión a los personajes que se van cruzando en el camino de su actor principal, fijándose y haciendo que el lector repare en detalles que permiten reconocer esos años de más que la guerra fue depositando en rostros y espaldas.

Adela Varela Lamigueiro (As Pontes de García Rodríguez, 1984) es periodista. Ha trabajado en información económica y ahora lo hace en comunicación corporativa. Para publicar esta su primera novela, ha contado con la editorial Libros Indie, que, con apenas un año de vida pero con una plantilla con una gran experiencia en el sector editorial, está especializada en autores “indie o independientes”, como los llaman ellos: escritores que todavía no tienen un nombre reconocido, pero sí una historia que contar.