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Todas las villas del libro del mundo
Recorremos América, Asia y Oceanía buscando las mejores.
21 de noviembre de 2024. Estandarte.com
Qué: Todas las villas del libro del mundo.
No se nos ocurre peor situación —y mejor, al mismo tiempo— para un amante de los libros que la de acercarse a una villa del libro. Imagínate: pequeñas poblaciones con encanto —calles estrechas y cargadas de historia y de historias, espacios de ensueño...—, plagadas de librerías de viejo y de segunda mano, en las que descubrir joyas olvidadas o libros con mucha vida y a precio de risa.
Existen, claro: en España tenemos dos casos, los de Urueña —en la provincia de Valladolid, desde 2007— y Bellprat —en la provincia de Barcelona, desde 2008—, pero... ¿sabías que estos pueblos literarios existen en cuatro de los cinco continentes? ¿Y que incluso se reúnen en una asociación, la International Organisation of Book Towns (Organización Internacional de Villas del Libro), que promociona su existencia entre los bibliófilos?
Según la definición incluida en la web de la asociación, «una villa del libro es una pequeña localidad rural o pueblo en el que se concentran librerías de segunda mano o de anticuario. La mayoría de villas del libro surgen en pueblos de interés histórico o belleza pintoresca».
Tal y como apuntan, aunque existe alguna anterior —la pionera Jinbōchō, en Japón—, el concepto se debe a Richard Booth, el ideólogo de la villa del libro de Hay-on-Wye (Gales). Te sonará porque en ella se inició el Hay Festival, un festival literario que hoy posee diversas “franquicias” en todo el mundo —muchas de ellas en el ámbito hispánico: Arequipa (Perú), Cartagena de Indias (Colombia), Querétaro (México) o Segovia (España)—, y que ha servido para dar lustre a una idea tan hermosa como atractiva.
Te preguntarás qué villas del libro puedes visitar, cuáles son las más interesantes... ¡Te lo contamos! Ten en cuenta que la mayoría de ellas no forman parte de la asociación oficial, sino que van por libre. Aquí tienes las villas del libro pertenecientes a América, Europa y Oceanía.
América
Stillwater (Minnesota, Estados Unidos)
Villa del libro desde 1993. Con menos de 20 000 habitantes, los historiadores sitúan en ella el origen del estado de Minnesota, distinguido por sus políticas sociales y el profundo activismo cívico y político de sus habitantes. La mayoría de las librerías de segunda mano de Stillwater se sitúan en torno al río St. Croix, un paseo muy turístico.
Sidney (Columbia Británica, Canadá)
Villa del libro desde 1996. Autoproclamada «la única villa del libro de Canadá», esta ciudad de casi 12 000 habitantes tiene una docena librerías altamente especializadas: una dedicada a la literatura infantil, otra sobre literatura histórica y militar, una librería de anticuario, otra generalista... La ciudad es eminentemente industrial, con una intensa presencia de los deportes acuáticos gracias a su cercanía al mar de los Salish.
Archer City (Texas, Estados Unidos)
Villa del libro desde 1999. Tienen menos de 2 000 habitantes, y en 2014 escogieron como alcalde a Kelvin Green, de 18 años. Su condición de villa del libro ha logrado sobrevivir a un cierre doloroso: el de tres de las cuatro las librerías impulsadas por el veterano escritor y guionista Larry McMurtry, verdadero espíritu del proyecto.
Brownville (Nebraska, Estados Unidos)
Villa del libro desde 2004. Con 132 habitantes según el censo de 2010, aunque en 1880 —tres décadas después de su fundación, como puerto junto al río Missouri y núcleo esclavista— superó con holgura los 1 000 habitantes. Forma parte del Registro Nacional de Lugares Históricos, y muchas de sus casas —deshabitadas— se han transformado en museos, galerías de arte, vinotecas y librerías de segunda mano.
Hobart (Nueva York, Estados Unidos)
Villa del libro desde 2005. Poco más de 400 habitantes para una ciudad que se hace llamar «Book Village of the Catskills», la «Villa del Libro de Catskill», en referencia a las montañas en cuya región se ubican, y que constituyen un legendario refugio para los creadores del país. Seis librerías de segunda mano en la calle principal del pueblo “resucitan”, en cierto modo, su espíritu artístico.
St. Martins (Nuevo Brunswick, Canadá)
Villa del libro desde 2007, con menos de 400 habitantes, en decadencia desde el cierre de los astilleros que le insuflaron vida en el siglo XIX. El número de librerías de viejo del pueblo ascienden a una docena: uno de sus mayores atractivos, junto a las dos playas y sus puentes cubiertos gemelos, además de ser el punto de partida de diversas rutas de carácter histórico.
Entre 1996 y 2003 funcionó «Gold Cities BookTown» («La villa del libro de las ciudades doradas»), que agrupaba ¡una treintena! de librerías entre las ciudades de Grass Valley y Nevada City, ambas muy cercanas y en el estado de California (Estados Unidos).
Asia
Jinbōchō (Tokio, Japón)
La más veterana de las villas del libro, un siglo anterior a la pionera de Hay-on-Wye: sus librerías más antiguas datan de la década de 1880. El crecimiento de la ciudad de Chiyoda —parte, a su vez, de la megalópolis de Tokio— absorbió este paraíso de los amantes de la literatura: cerca de 170 librerías, editoriales y sociedades literarias que todavía hoy continúan abiertas. Celebra anualmente un interesante festival literario.
Paju Book City (Corea del Sur)
Desde 1989. Se trata de una villa del libro diferente, puesto que no es tanto una pequeña ciudad llena de librerías como un enorme complejo —propiedad del Ministerio de Cultura, Deporte y Turismo de Corea del Sur— en el que se concentra la cadena del mercado editorial del país. En Paju Book City —integrada en la ciudad del mismo nombre, convertida en ciudad en 1997 y en la frontera con Corea del Norte— tienen su sede 250 editoriales coreanas, imprentas y empresas de distribución, además de librerías y cafés literarios.
Cerraron sus puertas las villas del libro de Kampung Buku Langkawi —que inició su actividad en 1997, y se despidió en 2012; se trataba de una pequeña población construida para albergar librerías— y Kampung Buku Melaka —entre 2007 y 2012—, ambas en Malasia.
Oceanía
Southern Highlands (Australia).
Villa del libro desde 2000. El proyecto resulta similar al establecido con las «Gold Cities BookTown», puesto que se trata de una región y no de un pueblo único. La mayoría se encuentran en la ciudad de Bowral —la “capital” oficiosa, por así decirlo—, con más de 12 000 habitantes: el destino vacacional natural de la élite de Sidney, hoy uno de los centros de negocios de la costa este del país. También hay librerías en las ciudades de Berrima —centro judicial en los años de la colonización—, Exeter, Mittagong y Moss Vale.
Clunes (Australia)
Villa del libro desde 2012, aunque en 2007 comenzó a celebrar actividades preparatorias. Al igual que tantas otras ciudades del estado de Victoria —al sureste del país—, se fundó para albergar a los buscadores de oro y desde aquel periodo de bonanza ha perdido habitantes y riqueza. Acoge sesenta librerías y un festival anual que se celebra el primer fin de semana de mayo.
La International Organisation of Book Towns cita como «posible miembro» a Featherston (Nueva Zelanda).
Europa
Sant Antoni de Calonge (España)
La iniciativa arrancó del Ayuntamiento de San Antonio de Calonge, con el objetivo de dinamizar el centro histórico —que competía en clara desventaja con sus maravillosas playas— y apostar por un comercio de proximidad que girara entorno a la literatura. Se hizo un llamamiento a libreros de toda la zona para que se instalaran aquí. A la convocatoria contestaron más de 70 interesados de los que se escogieron siete propuestas que hoy son siete librerías independientes, cada una de ellas con un proyecto muy diferenciado del resto. Un año después, en San Antonio de Calonge el panorama ya cambió por completo.
Hay-on-Wye (Reino Unido)
Villa del libro desde 1961. Entonces Richard Booth abrió una tienda de libros de segunda mano en la antigua estación de bomberos de Hay-on-Wye, un pueblo galés de menos de 2 000 habitantes, que gracias a su condición de villa del libro recibe al año a medio millón de turistas y bibliófilos. El éxito de este establecimiento animó a la apertura de otras librerías similares, hasta el punto de que, el 1 de abril de 1977, el propio Booth —en una original maniobra publicitaria— declaró Hay-on-Wye reino independiente, autoproclamándose monarca con el título de «Richard Cœur de Livre», y concediendo a su caballo el título de Primer Ministro; hoy existe una Cámara de los Lores de Hay, con veintiún pares hereditarios desde el año 2000. En 1988 inició sus actividades el Hay Festival, impulsando definitivamente tanto su proyección internacional como la apertura de nuevas librerías en el pueblo.
Redu (Bélgica)
Villa del libro desde 1984. El pueblo se debate entre dos pasiones: los libros y el espacio, puesto que se sitúa a pocos kilómetros de una de las sedes de la Agencia Espacial Europea. Una pequeña localidad de apenas 400 habitantes, que se transforman en 15 000 con motivo de su gran mercado de libros raros y de ocasión, y que alberga una treintena de librerías, la mitad de ellas antiguas o de ocasión.
Bécherel (Francia)
Villa del libro desde 1988. Una localidad humilde en población —sobrepasa con dificultad los 700 habitantes— y generosa en historia, cumpliendo un papel fundamental en la defensa del ducado de Normandía de Enrique II de Inglaterra, la Guerra de Sucesión bretona o la Revolución Francesa. La asociación de libreros Savenn Douar la transformó en una villa del libro para luchar contra el despoblamiento de su centro urbano. Existen quince librerías y una amplia red de actividades: la Fiesta del Libro, la Noche de los Libros, la Fiesta de la Lectura...
Montolieu (Francia)
Villa del libro desde 1989, cuando el encuadernador Michel Braibant —que tenía su taller en la cercana ciudad de Carcasona— fundó la asociación “Montolieu Village du Livre” y el Museo de las Artes y los Oficios del Libro; ambas instituciones atrajeron a libreros, encuadernadores, calígrafos y otros artesanos del libro. Además, hay quince librerías, la mayoría especializadas en volúmenes de segunda mano. Reciben en torno a 52 000 visitantes anuales, muchos de ellos para acudir a festivales como el celebrado en primavera.
Bredevoort (Países Bajos)
Villa del libro desde 1993. Tiene apenas 1 600 habitantes y más de veinte librerías de segunda mano, sumadas a otra de los atractivos de la localidad: las galerías de arte. El tercer sábado de cada mes se celebra un mercado de libros al aire libre en la plaza de ’T Zand, y la mayoría de establecimientos abren también durante el domingo por la tarde.
Saint-Pierre-de-Clages (Suiza)
Villa del libro desde 1993, aunque el colectivo que lo impulsa se formó en 1990. Además de librerías, en ella funcionan talleres de encuadernación y se han establecido —también— otros artesanos del libro. Es célebre por su iglesia del siglo XI. Este año se celebra en ella la asamblea anual de la asociación de villas del libro, en el marco de su potente festival literario.
Fjærland (Noruega)
Villa del libro desde 1995. Situada en el barrio de Mundal, el corazón de esta ciudad al oeste del país. Existen numerosas librerías de viejo, la mayoría combinadas con cafeterías, galerías de arte y tiendas de recuerdos para los viajeros. Esta villa del libro cierra cada año —meteorología obliga— entre octubre y abril, aunque sus librerías mantiene abierto el servicio de venta en línea.
Fontenoy-la-Joûte (Francia)
Villa del libro desde 1996. Ha perdido la mitad de su población en los últimos cincuenta años, y en su declaración de intenciones confiesan que el proyecto de la villa del libro obedece al objetivo de «revitalizar el medio rural creando nuevos empleos y revalorizar el patrimonio inmobiliario, después del declive industrial de la región». En la actualidad, los visitantes pueden encontrar a diez libreros de viejo, un calígrafo, un artesano... y un restaurante.
Wigtown (Reino Unido)
Villa del libro desde 1997. Exhibe el lema de «la villa del libro nacional de Escocia», por su alta concentración de librerías de segunda mano en una localidad que no supera los 1 000 habitantes, y después de presentarse a una votación entre diversas ciudades candidatas. Igual que en otros casos, el proyecto de villa del libro buscaba regenerar una zona deprimida por la desindustrialización. A finales de septiembre celebran —cada año— un festival literario con especial atención a la literatura infantil, juvenil... ¡y a la poesía!
Damme (Bélgica)
Villa del libro desde 1997. Merecería la pena visitarla aunque no albergase ni una sola librería: muy cercana a la turística Brujas, comparte con ella el aire medieval, y ha apostado por el cicloturismo en torno a su canal. A la habitual presencia de librerías de viejo y segunda mano, los responsables de Damne suman habituales ferias del libro en sus calles, más allá de un único evento anual.
Sysmä (Finlandia)
Villa del libro desde 1997. Esta pequeña ciudad —poco más de 4 000 habitantes— del sur del país no resulta ajena a las palabras: en ella se edita desde hace noventa años el periódico Itä-Häme. Al igual que muchas otras villas del libro, a comienzos del mes de julio celebran cada año su propio festival, «Sysmän Kirjakyläpäivät» («Los días de la villa del libro de Sysmä»).
Mühlbeck y Friedersdorf (Alemania)
Villa del libro desde 1997, o más bien: villas del libro, Mühlbeck y Friedersdorf, integradas a su vez en el distrito de Muldestausee. Los bibliófilos podrán disfrutar de más de una docena de librerías, la mayoría de ellas de segunda mano. Se enclavan en una zona de gran atractivo para los amantes de la naturaleza, por los lagos que las rodean.
Wünsdorf-Waldstadt (Alemania)
Villa del libro desde 1998. En el distrito de Wünsdorf-Waldstadt —perteneciente a la ciudad de Zossen, a 30 kilómetros del sur de Berlín— se concentran las librerías de viejo. El peso histórico de esta ciudad influye en el contenido de sus librerías: un enorme complejo de búnkeres y museos sobre los últimos cien años de historia militar de la ciudad. Tan espectaculares como sus cuatro librerías, con un fondo de 350 000 libros.
Mellösa (Suecia)
Villa del libro desde 2001. Impulsada por una asociación de libreros, asumen que «la mayoría de villas del libro del mundo tienen un “nicho” especial. Amamos los libros igual que amamos a la gente». Por esta regla de tres, «amamos la paz», de manera que la búsqueda de la concordia actúa como guía en esta villa del libro, también atenta a los lectores más jóvenes, con varias librerías cuyo catálogo —y diseño del espacio— están orientadas para su disfrute. Uno de sus atractivos es la casa de la periodista Barbro Ergetie, completamente llena de libros en cada una de sus habitaciones.
Tvedestrand (Noruega)
Villa del libro desde 2003. Una tradicional villa de marineros en la costa sur de Noruega, cuyas librerías se establecen en pintorescas casas de madera establecidas tanto en el centro de la ciudad como en la zona del puerto. Tiendas de segunda mano, anticuarios, cafés literarios y otros espacios en los que se celebran actividades vinculadas al libro, la lectura y la escritura.
Sedbergh (Reino Unido)
Villa del libro desde 2003. Como tantas otras villas del libro, este pequeño pueblo al norte de Inglaterra vivió una época de esplendor zanjada por la clausura —en 1965— de la vía férrea. Desde 2004, un año después de su fundación, celebran un festival anual cuyo tema varía de edición en edición: el de 2016 ha sido pospuesto. Lo habrían dedicado al poeta Basil Bunting, cuyo célebre poema Briggflatts toma su título del nombre de una iglesia cuáquera situada cerca del pueblo.
Montereggio (Italia)
Villa del libro desde 2004. Un pueblo medieval en la región de la Toscana que ha elevado su ambición hasta proclamarse como «país del libro». Su marco incomparable —disculpen el tópico— permite rastrear la historia del pueblo desde su fundación en el siglo XVI, y avanzar más allá de los edificios para conocer su vínculo con la historia del libro, que abarca desde imprentas centenarias al veterano Premio Bancarella. Cada mes de agosto celebran su Festa del Libro.
Atherstone (Warwickshire)
Villa del libro desde 2005, en un proyecto impulsado por el estadounidense James Hanna, amigo de Richard Booth, artífice de Hay-on-Wye. Su historia la sitúa como punto importante en la batalla de Bosworth y referencia para el comercio en la época de los Tudor. Alberga numerosos mercados, la mayoría de ellos centrados en la agricultura local, que se suman a librerías, cafés literarios e incluso hoteles con biblioteca.
Torup (Dinamarca)
Villa del libro desde 2006. A 60 kilómetros de Copenhague, se enorgullecen de añadir «una dimensión social» a su proyecto, puesto que lo mantienen voluntarios con su trabajo. En esta villa del libro —una comunidad rural cuyo número de habitantes aumenta en verano— existen librerías, claro, pero la protagonista es una estantería a la entrada de la granja del pueblo.
Urueña (España)
Villa del libro desde 2007, en la provincia de Valladolid. Su casco histórico —magníficamente conservado— ofrece el aspecto de una pequeña ciudad medieval. Completa su oferta cultural con los espacios dedicados a la música: hay cinco museos —uno de ellos dedicado a la Villa del Libro: el Centro e-LEA Miguel Delibes— y cuenta con más de diez librerías, además de ser la sede de la Asociación para la Recuperación de la Caligrafía Antigua.
Bellprat (España)
Villa del libro desde 2008. Situada en la provincia de Barcelona, su población no supera los 100 habitantes, con 20 en el núcleo urbano. La actividad de la denominada «villa del libro» se basa, sin embargo, más en la semana anual de feria del libro —que se celebra durante el mes de junio— que en una actividad continua. Está impulsada por una empresa de gestión cultural que ahora intenta replicar el proyecto de villa con feria en Cervera (Lérida).
Esquelbecq (Francia)
Villa del libro desde 2010. Está impulsada por una asociación civil —cuya presidenta se inspiró en un artículo sobre Fontenoy-la-Joûte (Francia) y en una visita a Redu (Bélgica)— que convenció al ayuntamiento para ofrecer locales vacíos a quienes estuvieran interesados en fundar en ellos librerías. En paralelo, el pueblo ha logrado el título de «Villa del Patrimonio», gracias a su importancia histórica. Cada mes de julio celebra una Noche de los Libros, con múltiples actividades.
Pazin (Croacia)
Villa del libro desde 2010. Esta ciudad del oeste de Croacia —ha pertenecido a Venecia, Austria, Italia y Yugoslavia—tiene la peculiaridad de haber contado con una fortísima programación literaria, previa al asentamiento de librerías de segunda mano. Es la sede permanente de la Casa del Escritor, cada año se celebran festivales —sobre literatura fantástica, por su vinculación Julio Verne; el Encuentro Internacional de Editores Centroeuropeos de Libros de Viaje; o el Mes del Libro Croata— y al ingresar en la International Organisation of Book Towns se le exigió que potenciaran la apertura de librerías para “igualarse” al resto de villas del libro.
Borrby (Suecia)
Villa del libro desde 2011, dependiente de la ciudad de Simrishamn. Por continuar el juego de muñecas rusas, los responsables de Borrby han logrado que la región de Österlen —a la que pertenece esta villa del libro danesa— se convierta en «Tierra de Libros». Muchos de los locales vacíos del pueblo fueron recuperados por dos anticuarios, responsables —junto a la Cámara de Comercio de Borrby— del proyecto, que ha crecido hasta albergar librerías de segunda mano, galerías de arte, estudios de escritores y sedes de editoriales.
Ascona (Suiza)
Villa del libro desde 2014. Fruto del empeño de los responsables de la librería anticuaria La Rondine y de Fredy Conrad, bibliotecario de Bellinzona —la capital del cantón del Tesino, al que pertenece Ascona— y presidente de la asociación cultural Ondemedia. Cada primavera se celebra —en torno al imponente Lago Mayor— el festival literario Monte Verità, que actúa como apoyo de la villa y se acompaña de un mercado de artesanos del libro. Han asistido Ian McEwan o Herta Müller.
Selfoss (Islandia)
Villa del libro desde 2014: para ello contaron con la asesoría del mismísimo Richard Booth. A sus impulsores, el café South Book y el Museo de Libros escritos por Mujeres en Eyrarbakki, se sumaron pronto otras librerías de la región, grupos artísticos y animadores locales en los ámbitos de la cultura, la educación y el turismo. Está al sur de Islandia —es la única villa del libro del país—, y su población está creciendo debido a la subida del precio de la vivienda en Reikiavik.
Óbidos (Portugal)
Villa del libro desde 2015. ¿Su lema? «Pura ficción». Sin embargo, el compromiso con los libros de este pueblo —a hora y media de Lisboa— es muy real. Una ciudadela con castillo, acueducto y numerosas iglesias para visitar, que suma museos, una casa para actividades literarias, un centro sobre literatura infantil (Histórias com Bicho), establecimientos especializados —cuyo fondo se centra en el arte, la arquitectura, la fotografía o la poesía—, un hotel literario en Óbidos) e incluso una librería instalada en una iglesia.
Cerraron sus puertas las villas del libro de Dalmellington —que inició su actividad en 1997, y cuya última librería liquidó existencias en 2005— y Blaenavon —entre 2003 y 2006, muy cercana a la pionera Hay-on-Wye, de la que casi se presentaba como competencia—, ambas en Reino Unido. La International Organisation of Book Towns cita como «posible miembro» a El Pedroso (España) y Torup (Dinamarca).
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