Las pinturas de Vicente Verdú

16 de noviembre de 2010. Estandarte

Sabíamos, por sus textos en torno al arte que hemos leído a lo largo de los años, que Vicente Verdú era un apasionado de la creación artística, pero desconocíamos su faceta de pintor. Verdú salta de la teoría a la práctica. En la actualidad puedes ver su primera exposición de pintura en Arambarri, un taller de joyería y sala de arte en el centro de Madrid. Las pinturas que allí encontrarás pertenecen a su producción de los últimos tres años. El autor cuenta que pinta todos los días, para descansar de la escritura. Los cuadros que componen la exposición, titulada El cuerpo del color, parten de la inspiración recibida en un período vivido en India, aunque no verás en ellos tópicos exóticos, sino una explosión de color.

El propio Vicente Verdú ha expuesto en su blog de El Boomerang lo que supone para él este salto. Reproducimos aquí un fragmento: "En la 'exposición', en esta exposición total, no hay muchos  modos de esconderse. Todo escrito es un 'reflejo' del autor pero el cuadro se acerca más al 'retrato'. Basta pensar que con la escritura nos sometemos a un sistema común de signos mientras el cuadro pinta más singularmente y mejor.

Se  requiere mucho narcisismo para exponerse, tanto escribiendo como pintando, pero también valor. La diferencia entre colgar la pintura o dejar el libro en las librerías es precisamente que en el primer caso los detractores nos cuelgan más deprisa y, además, más cargados de sinrazón. No será la mente tanto como en el libro la que oriente su dictamen sino notablemente los sentidos que sentencian sin mediar la razón. ¿A qué recurrir pues? Exponer cuadros comporta  una arrogancia o una impertinencia suficiente como para ocultarse en la inauguración pero, encima, el criterio que uno u otro de los visitantes conciba vendrá a ser irrebatible. O, lo que es lo mismo, su sentencia definitiva, sin recurso. Vencido y desarmado se va al desafío que  ni en el mejor o más positivo de los casos, se puede ganar. Porque ¿cómo celebrar con todo fundamento las emociones del público que sabe Dios con qué humor asisten, con qué talante ponderan,  con qué frase (o sentencia gramatical) podría el autor corregir sus sentencias del corazón?".