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Jenny Milagros Conchucos gana en el XIII Concurso de Microrrelatos ELACT
El certamen "Lola Fernández Moreno", celebrado en Cartagena, premia por unanimidad el original relato "El coleccionista de finales".
04 de mayo de 2025. Estandarte.com
Qué: Ganadora del XIII Concurso de Microrrelatos ELACT

Cartagena se convirtió, una vez más, en epicentro de la palabra breve y certera con la clausura del XIII Encuentro Literario de Autores en Cartagena (ELACT). En el marco incomparable del Museo del Teatro Romano, y como broche final a unas jornadas dedicadas a las letras, se desveló el pasado sábado 26 de abril el fallo de uno de sus certámenes más esperados: el XIII Concurso de Microrrelatos ELACT "Lola Fernández Moreno". Un premio que, edición tras edición, rinde homenaje a la memoria de la querida escritora y gestora cultural cartagenera y que busca descubrir y alentar nuevas voces en el exigente arte de la minificción.
La presente edición del concurso, patrocinada por la Universidad Popular de Cartagena y Luna Cerezuela Centro de Estudios, demostró una vez más su poder de convocatoria, recibiendo más de 850 textos procedentes de diversos rincones. Una participación masiva que supuso una ardua tarea para el jurado calificador, compuesto en esta ocasión por figuras reconocidas del ámbito literario y cultural como Isabel Hernández Hernández, Cristina Navarro Baleriola, Jesús Boluda del Toro y el escritor Antonio Parra Sanz.
Su labor consistió, en primera instancia, en seleccionar treinta y cinco textos que destacaban por su calidad y originalidad. De esta cuidada selección emergieron los cinco relatos finalistas, cuyas sugerentes propuestas ya dejaban entrever la diversidad temática y estilística de la convocatoria: El plato roto, La estación, El coleccionista de finales, Último tren a París y Polvo de tiza.
Tras una nueva y última deliberación, el jurado tomó una decisión unánime, otorgando el máximo galardón al microrrelato titulado El coleccionista de finales. Su autora, Jenny Milagros Conchucos Almandos, se convierte así en la ganadora de esta decimotercera edición. El relato premiado destaca por su originalidad al presentar la figura de un bibliotecario con la singular capacidad de alterar los desenlaces de las obras literarias, rehaciéndolos a su antojo, hasta que un volumen inesperado le depara la gran sorpresa de su vida. Una premisa que juega con la metaliteratura y la fantasía, elementos muy apreciados en el formato breve.
El premio, consistente en un trofeo conmemorativo y una dotación económica de 500 euros, fue entregado simbólicamente durante la ceremonia de clausura. Mercedes Hernández Cegarra, en representación de la Universidad Popular de Cartagena, y Amalia Fernández Moreno, en nombre de la familia de Lola Fernández Moreno, fueron las encargadas de realizar esta entrega. Sin embargo, la autora galardonada, Jenny Milagros Conchucos Almandos, no pudo desplazarse hasta Cartagena para recoger el premio en persona. En su lugar, envió un emotivo vídeo de agradecimiento que fue proyectado durante el acto, en el que además compartió con los asistentes la lectura de su texto ganador, tendiendo un puente digital entre la autora y el público del ELACT.
Este galardón supone, según las fuentes del concurso, el primer reconocimiento literario para Conchucos Almandos, una autora que se encuentra en las etapas iniciales de su trayectoria literaria. Un impulso significativo que refrenda el papel del Concurso de Microrrelatos ELACT como plataforma para descubrir y apoyar el talento emergente en el panorama de las letras hispanas.
Tanto el trofeo como la cuantía económica del premio serán enviados próximamente a la ganadora. Mientras tanto, los lectores curiosos por adentrarse en el universo de El coleccionista de finales pueden leer el texto íntegro a continuación:
El coleccionista de finales, de Jenny Milagros Conchucos Almandos
«Ramírez trabajaba en la biblioteca municipal desde hacía treinta años. Nadie sospechaba su secreto: podía cambiar el final de cualquier libro simplemente leyéndolo en voz alta. Descubrió esta habilidad por accidente cuando, indignado por el desenlace de "Ana Karenina", improvisó uno nuevo mientras catalogaba el ejemplar. Al día siguiente, todos los ejemplares del mundo habían adoptado su versión.
Comenzó a coleccionar finales como quien atesora sellos raros. Salvó a Julieta del veneno, permitió que Ahab capturara a la ballena blanca, concedió a Gatsby una vida junto a Daisy. Guardaba los finales originales en un cuaderno negro, por si algún día necesitaba restaurarlos.
Una mañana encontró un libro sin título en el carrito de devoluciones. Al abrirlo reconoció su propia vida: su infancia en Teruel, el accidente de sus padres, su soledad. Leyó ávidamente hasta llegar a la página donde aparecía él mismo, leyendo ese mismo libro.
Las últimas páginas estaban en blanco, excepto una frase escrita con su caligrafía: "El día menos pensado, todo coleccionista se convierte en pieza de colección".
Cerró el libro de golpe. Por primera vez, Ramírez tuvo miedo de leer el final en voz alta.»
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