Patria, de Fernando Aramburu

22 de octubre de 2018. Pilar Gómez Rodríguez

Fernando Aramburu obtuvo el Premio Nacional de Narrativa 2017, que convoca el ministerio de Educación, Cultura y Deporte, concedido a una obra publicada en España el año anterior, y que está dotado con 20.000 euros, por Patria. Desde septiembre de 2016 cuando la editó Tusquets, Patria, el exitoso libro de Fernando Aramburu (San Sebastián, 1959) ha vendido más de medio millón de ejemplares, lleva 22 ediciones y ya se prepara su versión audiovisual para HBO y traducciones a más de diez idiomas. Las críticas elogiosas son mayoría por goleada, aunque también algunas voces han puesto en duda la calidad de la novela y levantado sospechas ante tanta “unanimidad de crítica y público”.

Lo cierto es que Patria llegó con su contundente título en el momento adecuado. Si comenzó a escribirse cuando “patria” era una palabra que había que pronunciar bajito, pocos años después se ha convertido en el centro del relato de la actualidad. Y con diversos frentes, tanto en España como en el resto del mundo.

La patria que refleja Aramburu en su extensa obra –650 páginas– es el contexto geográfico donde se desarrollan los últimos 40 años en el País Vasco. Arranca el día en que ETA anuncia el abandono de las armas, cuando, una mujer, Bittori, se dirige al cementerio para contarle a la tumba de su marido, asesinado por los terroristas, que ha decidido volver a la casa donde vivieron. La trama en si podrá convivir con quienes acosaron a su familia, con las sospechas, con los recuerdos…

Si las cualidades que destacó el jurado del último premio que se le ha concedido han sido: "La profundidad psicológica de los personajes, la tensión narrativa y la integración de los puntos de vista, así como por la voluntad de escribir una novela global sobre unos años convulsos en el País Vasco", resulta interesante comprobar como las pocas críticas que se han publicado sobre el mismo libro apuntan sobre eso mismo, pero al contrario. Al detalle. En marzo de este año, Pau Luque, del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la Universidad Nacional Autónoma de México decía en El País que “los malos, en Patria, son ignorantes, provincianos e incluso me atrevería a decir que tienen algún tipo de déficit cognitivo notable. En ningún momento de la lectura intuyo que su maldad y la barbarie que propagan provenga de su ideología, sino más bien de sus limitaciones mentales, o sea: son bárbaros básicamente porque son cortos. Y ETA, y su entorno, al menos en los años en que empieza la trama de la novela, fue algo más que esa caricatura”. Respecto a la integración de los puntos de vista suena contundente el titular de ABC nada más publicarse: “Patria, la novela de las víctimas”, apuntaba el autor José María Pozuelo. Y sobre lo de “la novela global de los años convulsos”, han sido más numerosos los testimonios que han recordado otros libros con la misma temática como Twist, de Harkaitz Cano; Martutene, de Ramon Saizarbitoria; o El comensal de Gabriela Ybarra.

Para finalizar, la frase que un paisano de Hernani le dijo a Emilia Landaluce en su crónica sobre el libro publicada en El Mundo: «Yo no tengo interés en leer Patria. ¿Qué va a saber un hombre como Aramburu de lo que pasó aquí si se fue a Alemania hace más de 20 años?”. Quizá fuera pertinente la observación de que en materia artística, la distancia es clave para enfocar las obras. Pero qué quieren: decir literatura es decir discrepancia. Faltaría más.

Fernando Aramburu ha recibido en Turín el Premio Strega Europeo por Patria y será la primera producción de la HBO con sello español.