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Cómo hablar de salud mental

Cómo visibilizar los problemas de salud mental y hacerlo adecuadamente.

19 de diciembre de 2019. Estandarte.com

Qué: Las palabras sí importan. Guía de estilo sobre salud mental para medios de comunicación Edita: Confederación Salud Mental España Año: 2018 Formatos: papel (57 páginas) y digital (descargable en consaludmental.org) Precio: gratuito

Las palabras sí importan. Guía de estilo sobre salud mental para medios de comunicación.

El objetivo de esta Guía de Estilo de la Confederación de Salud Mental España es ofrecer a periodistas –con explicaciones muy claras, concisas y concretas– datos y claves sobre la manera más adecuada de informar acerca de temas o aspectos relacionados con la salud mental. ¿Por qué es necesaria? Porque muchas personas con problemas de salud mental podrían dar pasos que facilitaran su integración en la sociedad, su recuperación y la reconquista de derechos si sobre ellas no pesara la losa del estigma, de falsos estereotipos y prejuicios. Como se recuerda en esta guía: “Las personas nos definimos según numerosos aspectos de nuestra vida: la edad, el empleo, las relaciones sociales, el estilo de vida… Hablar de ‘enfermos mentales’ es reducir a la persona a una sola de sus circunstancias. Esta etiqueta resignifica toda su vida pasada y futura, convirtiéndola en una sola cosa: la enfermedad, marcando así la noticia”. El papel de los medios de comunicación es fundamental en este sentido.

El apartado dedicado al Tratamiento mediático recoge, en el epígrafe El lenguaje una serie de titulares publicados en distintos medios de comunicación y explica cuál es el error en el que ha caído cada uno de ellos y su solución. Como acertadamente sentencia el título de la guía, Las palabras sí importan: hay que utilizarlas con exactitud, sin frivolizar, ni alarmar. Y con conocimiento de causa, por eso es importante acudir a las fuentes veraces ­–esta es una máxima de cualquier trabajo periodístico– y distinguir el problema. En este sentido la guía ofrece un apartado muy útil y clarificador de Preguntas y respuestas sobre salud mental, desencadenantes de problemas, necesidades personales y familiares (entre otros aspectos).

Volviendo sobre las fuentes, otro aspecto importante es dar voz a las personas implicadas, no solo a sus familiares o los médicos que las tratan. “La proximidad y el conocimiento directo de quienes tienen problemas de salud mental […]  ayuda a ver más a la persona y menos a la etiqueta”.

En España 1 de cada 4 personas puede tener un problema de salud mental a lo largo de su vida, 8 de cada 10 personas con problemas de salud mental no tienen trabajo y más de la mitad de las personas con trastorno mental que necesitan tratamiento no lo reciben y un porcentaje significativo no recibe el adecuado. Las cifras hablan por sí solas de la incidencia de los problemas de salud mental en la sociedad. Entonces, ¿por qué no se visibilizan? Los medios deben abordar el tema, no se puede seguir silenciando cuestiones como, por ejemplo, el suicidio, ni invisibilizar a determinados colectivos. En el tratamiento, el tipo de enfoque puede marcar “la diferencia entre contribuir a la estigmatización o ayudar a la inclusión”. Nada de paternalismo, compasión o morbo; ni de sesgar la información subrayando el hecho de que el protagonista de la misma tiene un problema de salud mental y silenciando otros condicionantes que han podido contribuir a su actuación; no se debe establecer una relación directa entre problema de salud mental y violencia, ni culpabilizar a los familiares o a la propia persona. Y, por supuesto, hay que hacerse eco de aquellas noticias positivas en las que están involucradas personas con algún tipo de problema de salud mental (testimonios reales de recuperación, logros y éxitos).

Lo que vale para las palabras, también lo hace para las imágenes: ni miradas perdidas ni largos pasillos oscuros. Mejor, manos que se estrechan. Quien lo necesite puede pedir la colaboración de la Confederación para escoger esas fotos o recursos que visibilicen sin estigmas los problemas de salud mental a través de un correo electrónico y un teléfono (comunicacion@consaludmental.org, 91 507 92 48.)

La guía está dirigida a medios de comunicación, pero es una herramienta útil para toda la sociedad. Sea cual sea el papel de cada uno y la capacidad que tenga para hacer oír su voz –las redes son un altavoz poderoso–, es clave ser consciente de las consecuencias de transformar a las personas en etiquetas.

El testimonio de Isabel Quintairos, que se publica en la guía, recoge muy bien la esencia de esta publicación gratuita, que se puede descargar aquí.

“Necesito que las informaciones tengan en cuenta mi dolor y el de mi gente cercana cuando se habla de los problemas de salud mental como desencadenante de violencia o delincuencia.

No soy violenta. No voy a hacer daño a nadie. Puedo ser una persona que comete un delito y además tiene un problema de salud mental, como podría tener diabetes o hipertensión. Pero nunca escribiréis que una diabética o una hipertensa atacó a su médico. Pues yo tampoco.

Conóceme. Pregúntame. No tengo ningún problema en contarte mi experiencia, pero no presupongas, ni imagines, ni te creas las historias de las películas. Sé profesional, habla conmigo. Ni siquiera con las personas que me diagnostican, me ayudan o me cuidan. Puedo explicarte lo que no sepas, soy mi mayor experta.”.

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