Gloria Fuertes: teatro inédito

27 de diciembre de 2010. Estandarte

Aún hay quien considera a Gloria Fuertes una poeta menor y la circunscribe a lectura para niños. Está equivocado. Sencillo no es sinónimo de simple. En El caserón de la loca, editado por Torremozas, se recogen cuatro obras de teatro de Gloria Fuertes. Tres de ellas (El caserón de la loca, Vuelva mañana y Nombre: Antonio Martín Cruz) están protagonizadas por unos personajes impregnados “de espíritu glorista”, es decir: llenos de ternura, ingenio y que llegan al lector tanto por el camino de la emoción como por el del humor, con situaciones de desgarro, y en algunos casos, un tanto surrealistas, muy divertidas. La obra que completa la edición, Prometeo, obtuvo en el año 1952 el premio Valle-Inclán de Teatro, y es una obra magistralmente trabajada, con un lenguaje formal, profundo y lleno de aciertos.

Gloria Fuertes (1918-1998) fue una poeta española creadora de un lenguaje personal basado en el humor y los juegos de palabras. Escribió una extensa obra dedicada al público infantil. Su primer poemario se situó dentro de los postulados del postismo y las tendencias surrealistas de posguerra. Los siguientes revelaron una estética más independiente basada en el humor y los juegos verbales, por medio de los cuales abordó asuntos cotidianos desde una perspectiva social, sin olvidar las grandes cuestiones de la literatura.

Pero dejemos que sea la propia Gloria Fuertes quien nos cuente su historia en esta "Autobiografía":

Gloria Fuertes nació en Madrid
A los dos días de edad,
Pues fue muy laborioso el parto de mi madre
Que si se descuida muere por vivirme.
A los tres años ya sabía leer
Y a los seis ya sabía mis labores.
Yo era buena y delgada,
Alta y algo enferma.
A los nueve años me pilló un carro
Y a los catorce me pilló la guerra;
A los quince se murió mi madre, se fue cuando más falta me hacía.
Aprendí a regatear en las tiendas
Y a ir a los pueblos por zanahorias.
Por entonces empecé con los amores,
-no digo nombres-,
gracias a eso, pude sobrellevar
mi juventud de barrio.
Quise ir a la guerra, para pararla,
Pero me detuvieron a mitad del camino.
Luego me salió una oficina,
Donde trabajo como si fuera tonta,
-pero Dios y el botones saben que no lo soy-.
Escribo por las noches
Y voy al campo mucho.
Todos los míos han muerto hace años
Y estoy más sola que yo misma.
He publicado versos en todos los calendarios,
Escribo en un perióico de niños,
Y quiero comprarme a plazos una flor natural
Como las que le dan a Pemán algunas veces.