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Todo lo que hay que saber sobre poesía

Un repaso, de la mano de Elena Medel, por el “arte total”

07 de septiembre de 2020. Estandarte.com

Qué: Todo lo que hay que saber sobre poesía Autor: Elena Medel Editorial: Ariel Año: 2018 Páginas: 240 Precio: 17,90 €

Todo lo que hay que saber sobre poesía, de Elena MedelTodo lo que hay que saber sobre poesía es una guía escrita por una de las personas que más saben –teoría y práctica– de lo que los griegos denominaron “arte total”. La poeta cordobesa Elena Medel firma ese volumen, de ambicioso título editado por Ariel. Y no solo el título es ambicioso: el interior se enfrenta a todas las facetas que pone en juego la poesía. Desde sus reglas y los distintos tipos de poemas hasta los movimientos o corrientes poéticas que se sucedieron a lo largo de la historia pasando por un enfoque más conceptual sobre su significado. No faltan autores, curiosidades y un capítulo final dedicado a la poesía más allá de los libros, la que salta de estos a las pantallas, a las canciones. Porque la poesía es y está en todas partes. De ahí los problemas a la hora de definirla o aprehenderla.

Todo lo que hay que saber sobre poesía se inicia poniendo de manifiesto una curiosa paradoja. Según las definiciones de los diccionarios más habituales (el de la RAE y el María Moliner) el término “poesía” hace referencia a la belleza, a lo sublime, a la estética, a la imaginación, a la música, a la palabra… Bueno pues a este éxtasis poético le viene muy bien un poco de historia. Hay que trasladarse al museo Británico para encontrar la primera representación escrita –en unas tablillas de arcilla– del poema más antiguo del mundo del que se tiene constancia. Se trata del Poema de Gilgamesh y viene muy bien para echar por tierra todas las ideas preconcebidas, e incluso todas las definiciones que los diccionarios dan, sobre poesía. “Lejos del espíritu lírico, en el Poema de Gilgamesh sobra la acción: su aliento narrativo lo conducen las aventuras —y desventuras— de Gilgamesh, rey de Uruk (…) un superhéroe que lucha contra animales sobrenaturales y nada hasta las profundidades marinas para lograr su objetivo. ¿De verdad Hollywood no ha tomado nota?”, se pregunta Elena Medel. Tranquilamente se podría armar una superproducción con el primer relato poético de la historia en vez de la película intimista que cabría imaginar con muchos silencios y frases estudiadas. Y es que la poesía en sus inicios era oralidad, historias de entretenimiento surgidas al calor del fuego y contadas de generación en generación.

Seguro que mucho tuvieron que ver los griegos en la inyección lírica que recibió el concepto en algún momento. La palabra deriva de hecho  del griego, la poíeˉsis griega significa «creación» o «producción», de modo que la poesía se sitúa en el origen de toda creación y de todas las artes. En El Banquete de Platón, como se recuerda en Todo lo que hay que saber sobre poesía,  Diotima mantiene una interesante conversación con Sócrates y le explica: «Ya sabes que la palabra poesía tiene numerosas acepciones, y expresa en general la causa que hace que una cosa, sea la que quiera, pase del no-ser al ser”. De la potencia al acto, al acto creativo, vaya.

De modo que tenemos la poesía como narración de aventuras o como creación primigenia y total, por no hablar de que si poesía es y está en todo o  de que abajo y duro con ella para que viva la antipoesía mientras “clavas en mi pupila tu pupila azul”. Y es que la poesía es tan grande y tan generosa que tiene una versión casi adaptable a cada uno de nosotros, pero también tiene ciertos parámetros que se pueden conocer o no, manejar o no, pero que sin ser imprescindibles para disfrutarla, están ahí para echar mano en caso de (poética) necesidad.  Elena Medel los ha reunido para que quien menos relacionado esté con ella sepa localizarla en cualquier soporte y nunca más caiga en la tentación de decir: «No entiendo» ante un poema; y para que quien lee poesía de forma habitual siga  aprendiendo términos, refrescando conceptos y descubriendo anécdotas sobre, quizá, sus poetas de cabecera; para que quien la practica finalmente sepa qué resortes funcionan, y cómo se han aplicado a lo largo de la historia. Y si no te encuentras en ninguno de los casos anteriores, pero tienes curiosidad o simplemente el azar deja el libro en tus manos, ándate con cuidado porque la poesía es una red y seguro que algo guarda en algún rincón de algún verso que sientes que es justo para ti. No en vano ni en balde, como afirmó Gustavo Adolfo Bécquer: “poesía –básicamente– eres tú”.

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