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La poesía de Paloma Palao

La voz de quien ante el dolor encontraba refugio en la palabra.

21 de marzo de 2021. Estandarte.com

Qué: Paloma Palao. Obra poética Editorial: Torremozas Año: 2019 Páginas: 280 Introducción: Jorge de Arco Apuntes íntimos: Juan Palao Herrero Precio: 16 €

La poesía de Paloma Palao“Nací en Madrid un veinticuatro de agosto. Mi infancia no son recuerdos de un patio de Sevilla, ni de un huerto claro donde crecía el limonero, aunque fue bastante más agradable de lo que yo en un tiempo imaginé. Ahora lucho por sobrevivir y vencer el miedo. Tengo angustia del tiempo, sobre todo del tiempo que se va marcha atrás, como este libro, que también mira hacia atrás”. Con estas bellas palabras, de prosa limpia, se presentaba Paloma Palao (Madrid, 1944-Ibiza, 1986) en el primer libro “que una editorial se atreve a publicarme”. Se trataba de El gato junto al agua, con el que ganó un accésit del Premio Adonis de Poesía. Era el año 1970 y hasta entonces, según contaba ella misma en esa introducción, su obra literaria era brevísima, apenas algunas publicaciones en revistas. Estudió Derecho y obtuvo el título de licenciada en Altos Estudios Internacionales en la Escuela Diplomática; se presentó a las oposiciones para ingresar en la carrera diplomática: las aprobó, pero se quedó sin plaza: había 20 y Palao obtuvo el puesto 21. Lo peor es que “la convencieron de que nunca le darían plaza en el Servicio Exterior”, como recuerda su hermano, Juan Palao Herrero, en los apuntes íntimos que recoge la editorial Torremozas en esta antología sobre la poeta y profesora de Lengua Española en el Instituto de Cultura.

Este libro reúne tanto los poemarios que Palao llegó a publicar a lo largo de su vida (El gato junto al agua –1971–; Resurrección de la memoria –1978–, y Contemplación del destierro –1982–), como su obra poética póstuma (Hortus conclusus –1986–, Música o nieve –1986–, y Hiel –2019–), y poemas que publicó en diversas revistas como Poesía Hispánica y Poesía Española. La voz de Palao viene precedida por un texto del poeta y crítico literario Jorge de Arco, que esboza las claves de cada uno de los poemarios y con ellas dibuja una breve guía de la trayectoria de aquella a quien considera que nació para hacer de la palabra costumbre y anhelo y que convirtió su verso en himno vital.

Un himno que a veces se nos antoja luminoso y con la decisión de quien es capaz de escribir Contra el dolor / yo tengo mi palabra: firme promesa de resistir (Resurrección de la memoria) o estos versos, cogidos de El gato junto al agua:

Buscaré cualquier medio
de ir andando, sobre los ángulos
obtusos del deseo, hasta que sepa
o la vida me enseñe
a sacar, las raíces
cuadradas del silencio.  

Pero que muchas otras veces pesa y anda cargado de una bella y conmovedora angustia, se ensombrece, le duele el amor y se reconoce en la soledad. Su hermano en esos apuntes íntimos escribe: “Paloma rezó, sufrió, trabajó, y esperó sin esperanza. Todo está en sus libros”. Libros intensos, en los que los sentimientos se visten muy a menudo de imágenes que toman la naturaleza para sus símiles o en lo que la poeta se desnuda dirigiéndose o hablando sobre Annelein, ese rostro sin imagen en quien Manuel Alvar reconoce, en el prólogo de Contemplación del destierro –también recogido por Torremozas–, la imagen de quien la creó.

Imposible silencio el tuyo, Annelein. Después
que hablaste la tierra se tornó rígida
como un huso y hubo que inventariar tu inocencia
con el mismo pudor alocado de tu alegría. Hubo
que inventariar la asfixia y el porqué
de tu muerte, que se imaginó
desbocado por el sueño. Hubo que comprender
que había tristeza, más allá de tu nombre,
aunque tu nombre fuera todo tristeza.

(Contemplación del destierro)

Paloma Palao murió pronto: el 1 de abril de 1986 en un accidente de tráfico en Ibiza. Un año después se presentó en la Biblioteca Nacional su libro Hortus conclusus. Torremozas recupera también en esta edición el texto que Carmen Conde leyó en aquel acto y que recordaba a la poeta como “alguien que se dolía a sí misma”.

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