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Fernando Beltrán: Donde nadie me llama

El hombre 'que pone nombre a las cosas' reúne sus poemas.

15 de enero de 2011. Ediciones Hiperión

Qué: Donde nadie me llama Autor: Fernando Beltrán Editorial: Hiperión Año: 2011 Páginas: 378

La editorial Hiperión acaba de publicar Donde nadie me llama, la antología poética de Fernando Beltrán, que recoge toda su obra, desde los años ochenta hasta la actualidad. Fernando Beltrán (Oviedo, 1956) defiende y practica una escritura inconformista y arriesgada, alerta y comunicante. Así lo confirma Donde nadie me llama, que subraya la actitud estética y ética distintiva del poeta, el que se inmiscuye, el que pone el dedo en la llaga, el que está donde no se le espera. Para muchos, Beltrán es el hombre que pone nombre a las cosas.

Y no estamos haciendo una metáfora de la labor poética: es el creador del estudio El Nombre de las Cosas, un estudio creativo al que recurren grandes marcas para ponerle nombre a sus negocios. Faunia, Opencor, Amena o La Casa Encendida son algunos ejemplos. Además, Fernando Beltrán es profesor del Instituto Europeo de Diseño y de la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid, y fundador del Aula de las Metáforas, una biblioteca poética y un espacio para la lectura y la imaginación en la Casa de Cultura de Grado (Asturias).

Autorretrato y a la vez representación arquetípica del hombre contemporáneo, la poesía de Beltrán recogida en Donde nadie me llama no se limita a suministrarnos una crónica, a recorrer y describir los caminos de la realidad armado con una especie de espejo supuestamente mimético. Lejos de ello, su discurso hace frente a la aceptación de la vida mecanizada e irreflexiva en los no-lugares de la sociedad neoliberal, impulsando un pensamiento "fuerte" que reivindica el cuarto propio, la independencia, la legitimidad de la disensión, la construcción de una conciencia vigilante, crítica y autocrítica, empeñada en provocar inquietantes interferencias en la rutina individual y colectiva. El porqué del título del libro lo explica el propio Fernando Beltrán: “Daba por entonces los últimos retoques a esta antología poética cuando escuché en la calle lamentarse a una desconocida por haber participado en algo que le hizo preguntarse al fin ‘quién me mandaría meterme donde nadie me llama…’. (…) Aquellas cuatro palabras resumían de pronto de una forma fortuita, pero también más plástica e inclemente, una de las más tercas constantes de mi vida.

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