Riña de gatos, de Eduardo Mendoza

15 de octubre de 2010. Estandarte.com

Riña de gatos, de Eduardo Mendoza, nos presenta a su protagoinista, Anthony Whitelands, un hispanista británico especialista en Velázquez, su pintura y su época, que llega a Madrid en la primavera de 1936, al Madrid que habrá de preceder a la Guerra Civil española. Sin interés alguno en las condiciones políticas del momento y ajeno a los intereses que se fraguan en ese momento histórico crucial, se ve envuelto, sin embargo, por los acontecimientos que pondrán en riesgo de su propia vida.

Whitelands llega a Madrid con el simple objetivo de tasar la colección de cuadros de Don Álvaro del Valle, Duque de la Igualada y grande de España. El duque tiene su residencia en un palacete del Paseo de la Castellana, en la que vive junto a su mujer y tres de sus cuatro hijos (Guillermo, Paquita, Lilí). La trama –ágilmente construida–, refleja el espionaje del inglés por parte de británicos, alemanes y soviéticos. 

El objetivo del aristócrata es vender piezas de su colección para mudarse a Inglaterra, ante la creciente tensión que se vive en España. Si bien, un posible "nuevo" Velázquez, explica la necesidad del juicio técnico del hispanista. Una obra desconocida que permanece oculta en el sótano de la residencia del Duque de la Igualada y que puede cambiar la historia del arte y también financiar la compra de armas destinadas a la sublevación militar.

Eduardo Mendoza hace gala en Riña de gatos de su habitual maestría en la construcción de semblanzas, presentando unos personajes complejos, llenos de matices, que articulan la novela.