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Rebelión en la granja, de George Orwell

Lección sobre los totalitarismos en el clásico que criticó el estalinismo.

26 de enero de 2024. Estandarte.com

Qué: Rebelión en la granja Autor: George Orwell Editorial: De bolsillo Año: 1945 (publicación original), 2017 (esta edición) Páginas: 144 Traducción: Miguel Temprano García, Marcial Souto Tizón Precio: 7,95 € (papel), 4,99 € (eBook)

Rebelión en la granja, de George OrwellA George Orwell (Bengala, 1903-Londres, 1950) le costó publicar esta novela. Se la rechazaron varios editores (Gollancz, Jonathan Cape, Faber & Faber), pero afortunadamente la censura preventiva no ganó la partida y Secker & Warburg la lanzó en 1945.

Esta editorial ya se había atrevido con Homenaje a Cataluña –también vetada por Gollancz, con quien Orwell tenía contrato– y en este caso tampoco atendió a la llamada a la prudencia. No pensó, como otros, que no era el momento y que no era conveniente poner en peligro las relaciones anglo-rusas.

Vio en ella un material interesante. El tiempo no ha hecho más que darle la razón. Antes de que Orwell falleciera ya se había traducido a dieciséis idiomas, hoy sigue publicándose y adaptándose a otros lenguajes (cómic, cine, televisión).

Penguin Random House tiene en el catálogo de Debolsillo esta novela traducida por Miguel Temprano García Marcial Souto Tizón y el cómic con adaptación gráfica de Bernardi Odyr (Debolsillo, 2019).

Orwell escribió Rebelión en la granja pensando en el régimen estalinista, pero el cuadro que pinta puede ser el reflejo de cualquier sistema totalitarista. Esta genial fábula satírica deja abierta la crítica, de forma que se convierte en universal.

Los referentes sobre la época en la que se escribió y sobre el posicionamiento político del escritor permiten reconocer en el cerdo Napoleón a Stalin y en Snowball a Trotsky, pero la crítica es trasladable a otros regímenes dictatoriales.

Con humor y acidez, con una trama muy ingeniosa, a veces divertida, otras triste y cruenta, Orwell va señalando las incongruencias, injusticias, crueldades y atrocidades del régimen.  

Todo empieza con el sueño de un cerdo, el Viejo Mayor, de la Granja Manor, y el discurso con el que quiere compartir con sus “camaradas” el sentido de su existencia y por qué esta es miserable, laboriosa y corta. Sin el Hombre todo sería distinto, es fundamental la Rebelión. Él (¿Marx, Lenin?) no la vivirá porque muere antes, pero la alienta y esta se produce.

Los animales consiguen echar al señor Jones y se organizan para sacar la granja adelante. La ley por la que se regirán se concreta en siete mandamientos, que regulan aspectos como que el Hombre (el que camina sobre dos patas) es enemigo y que todo lo que camina sobre cuatro patas o tiene alas es amigo, que ningún animal matará a otro animal o beberá alcohol. “Todos los animales son iguales”, reza el séptimo mandamiento.

Según avanza la novela, estos mandamientos van corrigiéndose o matizándose de forma sibilina o escandalosa, con matices que distan de ser nimios y que reflejan múltiples formas de corrupción, tergiversación, propaganda, abusos de poder, purgas… Napoleón no quiere competencia ni a nadie que le haga sombra.

No solo emplea la violencia contra cualquier atisbo de oposición (está bien defendido por los perros), sino que con su fiel Squealer va reescribiendo la historia a su favor. Todo es manipulado y hay muchos (ovejas, gallinas…) a los que es fácil manipular. En la granja también hay espacio para la Iglesia (el cuervo Moses), los intelectuales (el burro Benjamín) o el proletariado comprometido (el caballo Bóxer), caracteres muy bien perfilados que evolucionan en esta historia ágil y rápida con coherencia e interés narrativo.

Orwell no dejó señaladas expresamente en la novela estas identificaciones, pero el hecho de que tantos reconocieran en los pasos que dieron esos animales el desarrollo de la revolución rusa y del establecimiento del régimen estalinista es lo que hizo que le costara tanto publicarla y que –como indica la Fundación Orwell en su página web– fuera prohibida en el Bloque del Este.

Pero, afortunadamente, nadie pudo impedir que Rebelión en la granja se convirtiese en un clásico y que con esa singular, sugerente y crítica sigamos sacando lecciones de la historia.

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