La mujer helada, de Annie Ernaux

27 de marzo de 2023. Aránzazu Medina

En estos tiempos, hablar de Annie Ernaux (Lillebone, Francia, 1940) es tendencia. Y no solo porque haya recibido recientemente uno de los premios más importantes para la carrera de cualquier escritor, como es el Nobel de Literatura (otorgado en 2022) o porque tenga a sus espaldas más de una veintena de libros publicados, sino porque su obra recoge temas de una inminente actualidad con títulos tan sonados como Pura pasión (1992), La vergüenza (1997), El acontecimiento (2000) o Los años (2008).

Con La mujer helada, publicado en 1981, nos adentramos en la infancia y la adolescencia de la protagonista hasta la llegada de la edad adulta, el matrimonio, los hijos y la consiguiente pérdida de la libertad individual. Se trata de un relato autobiográfico en el que la autora desmenuza sus primeros recuerdos como hija única en una familia de pequeños comerciantes, la relación con una madre que no comparte los roles de género de la época, el descubrimiento de la sexualidad, su experiencia como estudiante universitaria y sus primeros amoríos.

Desde el momento en el que la protagonista (es decir, la propia Annie) se casa y nacen sus dos hijos, comienza a experimentar la sensación de ser una mujer helada: ve cómo todos sus sueños profesionales y personales quedan relegados a un segundo plano ante la nueva situación. Así, se lamenta de cómo los roles de género que tanto había criticado y tan lejos le quedaban, ahora tiene que vivirlos en primera persona, sin elección («…creía que el saber y un buen oficio me protegerían de y contra todo, incluido el poder de los hombres»).

No entiende por qué primero ha de ser madre y esposa y luego mujer y se pregunta por qué no puede desarrollarse de la misma manera que su marido, aun habiendo recibido la misma educación y tenido idénticas oportunidades? En esta frase Annie expresa su infortunio: «Toda mi historia de mujer es la de una escalera que se va bajando a regañadientes».

Conforme avanza la lectura se va agudizando esa crítica a la sociedad, colmándolo de ejemplos autobiográficos. A medida que va discurriendo la historia, se intensifica la añoranza de lo no vivido, te va sumergiendo cada vez más en su frustración y su melancolía. Todo ello lo hace utilizando la primera persona, con un lenguaje ágil y fluido y un uso continuo de metáforas y aforismos de gran belleza.

Es, en definitiva, una obra que contiene un discurso muy actual a pesar de haberse escrito hace más de cuarenta años. Annie retrata una realidad que todavía hoy sigue existiendo para muchas mujeres y lo hace con una gran precisión, como si primero fuese antropóloga y luego escritora, con una voz que no solo representa a sí misma, sino que es la de muchas otras mujeres que han visto cómo las imposiciones sociales han ganado la partida a la educación y al desarrollo intelectual.