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El principio de La sombra del viento

En recuerdo a Carlos Ruiz Zafón, su obra más universal.

04 de marzo de 2024. Estandarte.com

Qué: El principio de La sombra del viento Autor: Carlos Ruiz Zafón

El comienzo de La sombra del viento“Todavía recuerdo aquel amanecer en que mi padre me llevó por primera vez a visitar el Cementerio de los Libros Olvidados. Desgranaban los primeros días del verano de 1945 y caminábamos por las calles de una Barcelona atrapada bajo cielos de ceniza y un sol de vapor que se derrama sobre la Rambla de Santa Mónica en una guirnalda de cobre líquido.

­­–Daniel, lo que vas a ver no lo puedes contar a nadie –advirtió mi padre–.

Ni a tu amigo Tomás. A nadie.

–¿Ni siquiera a mamá? –inquirí yo, a media voz.

Mi padre suspiró, amparado en aquella sonrisa triste que le perseguía como una sombra por la vida.

–Claro que sí –respondió cabizbajo–. Con ella no tenemos secretos. A ella podemos contárselo todo.

Poco después de la guerra civil, un brote de cólera se había llevado a mi madre. La enterramos en Montjuïc el día de mi cuarto cumpleaños. Solo recuerdo que llovió todo el día y toda la noche, y que cuando le pregunté a mi padre si el cielo lloraba le faltó la voz para responderme. Seis años después, la ausencia de mi madre era para mi todavía un espejismo, un silencio a gritos que aún no había aprendido a acallar con palabras. Mi padre y yo vivíamos en un pequeño piso de la calle Santa Ana, junto a la plaza de la iglesia. El piso estaba situado justo encima de la librería especializada en ediciones de coleccionistas y libros usados heredada de mi abuelo, un bazar encantado que mi padre confiaba que algún día pasara a mis manos. Me crie entre libros, haciendo amigos invisibles en páginas que se deshacían en polvo y cuyo olor aún conservo en mis manos. De niño aprendí a conciliar el sueño mientras le explicaba a mi madre en la penumbra de mi habitación las incidencias de la jornada, mis andanzas en el colegio, lo que había aprendido aquel día… No podía oír su voz o sentir su tacto, pero su luz y su calor ardían en cada rincón de aquella casa y yo, con la fe de los que todavía pueden contar sus años con los dedos de las manos, creía que si cerraba los ojos y le hablaba, ella podría oírme desde donde estuviese. A veces, mi padre me escuchaba desde el comedor y lloraba a escondidas.

Recuerdo que aquel alba de junio me desperté gritando. El corazón me batía en el pecho como si el alma quisiera abrirse camino y echar a correr escaleras abajo. Mi padre acudió azorado a mi habitación y me sostuvo en sus brazos, intentando calmarme.

–No puedo acordarme de su cara. No puedo acordarme de la cara de mamá –murmuré sin aliento.

Mi padre me abrazó con fuerza.

–No te preocupes, Daniel. Yo me acordaré por los dos.

Nos miramos en la penumbra, buscando palabras que no existían. Aquella fue la primera vez que me di cuenta de que mi padre envejecía y que sus ojos, ojos de niebla y de pérdida, siempre miraban atrás. Se incorporó y descorrió las cortinas para dejar entrar la tibia luz del alba.

–Anda, Daniel, vístete. Quiero enseñarte algo –dijo.

–¿Ahora? ¿A las cinco de la mañana?

–Hay cosas que sólo pueden verse entre tinieblas –insinuó mi padre blandiendo una sonrisa enigmática que probablemente había tomado prestada de algún tomo de Alejandro Dumas.”

¿Quién puede resistirse a seguir leyendo? Imposible dejarlo. Atrapa la riqueza descriptiva, el retrato de la ciudad, Barcelona, el color del alba, el calor brumoso, el recuerdo doloroso de una madre ausente, la presencia consoladora del padre y atrapan los libros, que se alzan como hilo de una historia con aires góticos en la que su autor Carlos Ruiz Zafón (Barcelona, 1964–Los Ángeles, California, 2020) nos introduce en un laberinto de tramas y subtramas en las que teje con enorme maestría narrativa el riesgo, el misterio, la venganza…

No fue La sombra del viento su primer libro (empezó a escribir muy joven y publicó novelas como Marina o Trilogía de la niebla, formada por El príncipe de la niebla, El palacio de la medianoche y Luces de septiembre) pero sí fue el que, con 15 millones de ejemplares vendidos, descubrió a un enorme escritor reconocido dentro y fuera de España. Traducido en más de veinte idiomas, consiguió una increíble unanimidad en las críticas que llegaron a considerarlo como uno de los libros más importantes del siglo XXI.

Esta novela, publicada en 2001 por la Editorial Planeta como toda la obra de este autor, es la primera de la tetralogía El cementerio de los libros olvidados que se completa con El juego del ángel (2008), El prisionero del cielo (2011) y el Laberinto de los espíritus (2016). La historia, como hemos visto en este absorbente inicio, conjuga con arte las técnicas de la novela histórica, de intrigas y de costumbres. Empieza con esa visita al Cementerio de los Libros Olvidados, donde Daniel encuentra el libro La sombra del viento, de un desconocido autor, Julián Carax. Lo abre, se deja tentar por la nube de polvo dorado que desprende y se lo lleva. Esta decisión cambia su vida, se adentra en las sombras y misterios que encierra la ciudad y, en su vertiginoso relato, arrastra también al lector incapaz de sustraerse a su embrujo.

Carlos Ruiz Zafón murió en Los Ángeles, ciudad donde vivía, el 19 de junio de 2020.

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