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'Jane Eyre', de Charlotte Brontë

Compartimos el inicio de una de las primeras novelas feministas.

10 de enero de 2024. Estandarte

Qué: El principio de Jane Eyre. Autora: Charlotte Brontë.

Charlotte Brontë se llamó Currer Bell durante años. Con ese nombre firmó Jane Eyre: una autobiografía, una novela publicada el 16 de octubre de 1847 por Smith, Elder & Company. Hasta tiempo después no se descubriría la verdadera identidad de su autor, autora en este caso, y responsable de la que se considera una de las primeras novelas feministas.

Charlotte Brontë contó en su libro la historia de Jane Eyre, una huérfana criada por sus familiares entre humillaciones y maltratos, cuyas malas experiencias continúan en la escuela para niñas en la que acabará trabajando como institutriz. A los pocos años entrará a trabajar como institutriz de Adèle Varens, una niña custodiada por el señor Rochester, el dueño de la mansión. Será cuestión de tiempo que estalle entre ellos la tensión y, con ella, el amor y la tragedia.

Charlotte Brontë nació en Thornton (Yorkshire) en 1816. La enfermedad y la literatura marcaron su vida, y la de sus hermanas. Aisladas en sanatorios, tres de ellas escribieron durante el verano de 1847, en la misma casa, varias de las novelas que marcaron la narrativa inglesa del siglo XIX: Emily Brontë escribió Cumbres borrascosas, Anne Brontë Agnes Grey, y Charlotte Brontë Jane Eyre, todas ellas firmadas bajo seudónimo masculino. En 1855 murió de tuberculosis, igual que sus hermanas, en Haworth (Yorkshire). Estaba embarazada y había contraído matrimonio un año antes.

Compartimos contigo el inicio de Charlotte Brontë, de Jane Eyre:

«Aquel día no podríamos salir a pasear de nuevo. Por la mañana habíamos dado una vuelta por el desolado jardín, pero a la hora de comer —que solía ser temprana, cuando mistress Reed no tenía invitados a su mesa— aquel cierzo tan frío de por la mañana trajo unos nubarrones negros y espesos que se convirtieron en una lluvia helada, persistente y tenaz. Yo estaba encantada, mientras que para los demás aquello significaba una contrariedad. En los días de mal tiempo y bajas temperaturas, era un tormento para mí la obligación de salir de paseo, o, simplemente, salir al exterior para hacer algún trabajo, puesto que siempre volvía a casa, al caer de la tarde, con los dedos de manos y pies completamente helados, el ánimo entristecido por los continuos reproches de que era objeto por parte de Bessie, la nurse que nos acompañaba, y además me sentía profundamente humillada al compararme con los hijos de mistress Reed y notar mi inferioridad física».

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