Pasión por leer. Pasión por escribir.

Portada > Noticias > Libros > Novela > El comienzo de El Gran Gatsby

El comienzo de El Gran Gatsby

Dijo Scott Fitzgerald de ella: "He escrito la mejor novela de EE.UU.".

18 de marzo de 2024. Estandarte.com

Qué: El inicio de El Gran Gatsby Autor: Scott Fitzgerald

Publicada en 1925, El gran Gatsby fue la tercera novela del escritor estadounidense Francis Scott Fitzgerald. En ella se recrea la vida de un personaje mítico: Jay Gatsby.  En teoría, Gatsby es el prototipo del hombre de éxito hecho a sí mismo. En realidad es alguien que se ha inventado a sí mismo y cuya vida y pasado los demás juegan a adivinar. Porque, ¿quién es Gatsby? ¿Es un espía, un mafioso, un especulador un contrabandista? ¿Es una artista, un héroe, un mártir? Lo conocemos al roce con los diversos personajes que acuden a las fiestas de su lujosa mansión en Long Island. Eso es lo que cuenta: son los felices años 20 y hay música y cócteles y fuegos artificiales… Claro que a veces también hay disparos. Pero, en fin ¿a quién le importa, en realidad, quién sea el delicioso Gatsby? ¿A quién le importa el pasado de alguien tan descaradamente rico? Del pasado arranca la historia de amor que también esconde Gatsby: él es, ante todo, un hombre enamorado. 

 

Al frente de la narración, el autor coloca a alguien que afirma ser honrado y haber aprendido a no juzgar los comportamientos ajenos. Se llama Nick Carraway y arranca de este modo El gran Gatsby

 

“En mi primera infancia mi padre me dio un consejo que, desde entonces, no ha cesado de darme vueltas por la cabeza.

 

‘Cada vez que te sientas inclinado a criticar a alguien –me dijo– ten presente que no todo el mundo ha tenido tus ventajas…’. 

 

No añadió más, pero ambos no hemos sido nunca muy comunicativos dentro de nuestra habitual reserva, por lo cual comprendí que, con sus palabras, quería decir mucho más. Queda dicho que tengo una gran tendencia a reservarme toda opinión, hábito que me ha facilitado el conocimiento de las más extraordinarias naturalezas, y también me ha hecho víctima de no pocos latosos sempiternos. Cuando esta cualidad aparece en una persona normal, es captada en el acto por la mente anormal, que inmediatamente se adhiere a ella; así fue como en la universidad se me acusaba, con toda injusticia, de ser un político porque conocía los secretos agravios de desenfrenados y desconocidos seres. La mayor parte de las veces no iba a la caza de confidencias; en muchos casos, al advertir por alguna inequívoca señal, que en el horizonte rondaba una revelación íntima, he fingido sueño, preocupación o una hostil indiferencia; las revelaciones íntimas de la juventud, o al menos sus términos de expresión, suelen ser plagios y estar desfigurados por supresiones más que evidentes. Reservarse opiniones es asunto de infinito alcance. Aún hoy me parecería un grave descuido olvidarme de lo que mi padre jactanciosamente sugirió y yo jactanciosamente repito, referente a que el sentido de las cualidades fundamentales es desigualmente repartido al nacer. Y tras vanagloriarme, en esta forma, de mi amplia tolerancia, acabo por admitir que tiene también este principio su límite. La conducta puede fundarse en dura roca o en húmedos pantanos, pero hasta cierto punto, no importa en qué se funda. El último otoño, al regresar al Este, creía que lo que anhelaba era que el mundo estuviera siempre de uniforme y bajo una especie de marcial apostura; no quería seguir escudriñando las profundidades del corazón humano. Solo Gatsby, el hombre que da título a este libro, estuvo exento de mi reacción. Gatsby que plasmaba todo aquello hacia lo que siento un tan irrefrenable desprecio”. 

 

Comentarios en estandarte- 1

1 | Rosario M. 01-11-2018 - 16:39:16 h
¿Por qué me suena a mí haberlo visto escrito como el Grand Gatsby?