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No somos angelitos, de Gusti

Unas cuantas verdades sobre los niños con síndrome de Down.

21 de marzo de 2022. Estandarte.com

Qué: No somos angelitos Autor: Gusti Editorial: Océano Año: 2017 Páginas: 60 Precio: 11,95 €

No somos angelitos, de GustiLa editorial Océano,  que cuenta en su catálogo con el exitoso libro Mallko y papá, repite ahora con Gusti el mismo autor-ilustrador que sigue intentando desmontar unos cuantos tópicos en torno a la vida con y de los niños con síndrome de Down. No somos angelitos, el título, es el primero de ellos. Parece evidente –y quizá lo sea–, pero tan evidente como aquellas cosas que no vemos de tan cerca como están de nuestras narices. Por eso había que dibujarlo, para verlo mejor.

Por partes. Los niños con síndrome de Down son antes que Down, niños y por tanto hacen lo que hacen todos los niños en ocasiones: enfadarse (y mucho); mentir (de vez en cuanto); no recoger (a menudo); pelear con sus hermanos (también); pintar las paredes y otras trastadas (por supuesto, que es divertido). Todos esos comportamientos los ilustra Gusti en No somos angelitos con frases que subrayan las contradicciones, la hipocresía y la cháchara que muchas veces envuelve las conversaciones en las que se ven envueltas las familias con el cromosoma extra: “Me gusta ayudar”, se lee en la página en la que un niño tira un rollo de papel entero por el váter; “Eres el artista de nuestras vidas”, contestan unos papás al nene que ha pintarrajeado un sofá entero; “Soy un angelito”, grita un niño mientras estruja a un gato por la cola. Porque no, no son angelitos, ni campeones de la felicidad, ni nada de eso, son niños y son achuchables y adorables muchas, tantas, veces, pero también tremendos y peleones. Son niños. Y algunos lo son con un cromosoma de más. Punto.

Y ¿quién es Gusti? Es el autor e ilustrador de No somos angelitos. También es un padre que pelea y que adora a su hijo con síndrome de Down y que se entrega a esta causa con su trabajo en diversas vertientes: con los libros citados de la editorial Océano o desde la asociación WinDown, que trabaja por una sociedad más inclusiva. Se le nota el amor, el cariño y se le nota también el enfadado. Gusti está enfadado con todas las veces que ha oído repetir tópicos y frases hechas y cursiladas y se las ha tenido que “tragar”. No ha sido en balde. Ahora se ha “vengado” pacífica y hasta lindamente: ha reunido todas esas expresiones, las ha escrito bien bonitas y las ha colocado en desplegable en No somos angelitos. Así cada vez que tengamos una de ellas en la punta de la lengua sabremos que podemos ahorrárnosla, que les hacemos un favor a los niños, a las familias.

Porque no es verdad que sean “un regalo de Dios”, “el amor en mayúsculas”, tampoco “están siempre alegres” y no “son especiales”. Al menos no lo son ni más ni menos que el resto de los niños.

 

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