Memorias de un genio con autismo

02 de abril de 2022. Estandarte.com

Daniel Tammet (Londres, 1979) se declara tranquilamente “sinestésico”, como si le fuéramos a entender a la primera y sin necesidad de buscar y saber algo más. Como mucho recordamos que “sinestesia” suena a poesía, a figura retórica de esas una vez estudiadas en el colegio. Y lo es, consiste en mezclar los sentidos con conceptos o expresiones inesperadas o que, en principio, no les corresponden. Pues bien, Daniel Tammet es sinestésico y dice que nació un miércoles y que lo sabe porque para él “los miércoles son siempre azules”. Y que también es azul el número nueve “o el sonido de voces discutiendo (lo sé porque mis padres se peleaban mucho)”. Conclusión: Tammet es sinestésico porque puede escuchar colores o palpar sabores. Además, Tammet es Asperger, con una singularidad que solo posee un 1% de los diagnosticados con este trastorno autista: tiene el Síndrome del Sabio (o son savants), caracterizado por una memoria prodigiosa, unas habilidades con las artes innatas y una capacidad de cálculo casi paranormal. Encima lo sabe contar y lo cuenta en libros muy exitosos y muy tiernos que enseguida hacen comprender las diferencias, peculiaridades y, en no pocas ocasiones, el sufrimiento que conlleva tener una mente y una personalidad diferentes. 

La editorial Blackie Books acaba de publicar Nacido en un día azul. Memorias de un genio con autismo, que es el tercer volumen donde Tammet cuenta su historia. En los anteriores se centraba en el cerebro y en su relación con las matemáticas. Obviamente, este, en el que rememora su vida, es su libro más personal. Gracias a él se puede saber que nació el 31 de enero de 1979 y que él ve en esta fecha, 31-19-79, una combinación de números primos.  Tammet considera que los números tienen su especial poesía (ese es precisamente el título de uno de sus libros: La poesía de los números) y dentro de estos, los más poéticos son los primos. Para este matemático sinestésico, cada número hasta 10.000 tiene su propia forma y color, textura y emoción. Para él contar es ver una película o adentrarse en un bosque. Quizás por eso, cuando de pequeño lo acosaban en el colegio, en vez de pegarle patadas a un balón en solitario, se ponía frente a un árbol a contar sus hojas. También contaba muchas historias a sus ocho hermanos y, por contar, en 2004 batió un récord europeo al recitar 22.514 decimales del número pi en cinco horas. Lo hizo para recoger fondos y dar visibilidad a las personas que sufren epilepsia: su padre murió de esa enfermedad y él tuvo un ataque que fue lo que hizo obligó a internarse en el proceso y la investigación médica que concluyó con sus diagnósticos. Como él explica: “Mi cerebro puede recitar de memoria decimales del número pi durante cinco horas (por eso me dieron un Guinness) o aprender un idioma en una semana. Y, sin embargo, o precisamente por eso, de niño y adolescente no lo tuve nada fácil. Al menos ahora puedo entenderlo y explicarlo. Porque, pese a que somos diferentes, seguro que a ti te pasaron cosas parecidas”.

El hecho de que se lanzara a contar las cosas que le pasaban a él tuvo que ver con la grabación del documental que Channel Five le dedicó en 20015: “The boy with the incredible brain”, donde conoció  a Kim Peek, la persona en la que se basaba el personaje de Dustin Hoffman en la película Rain man. Allí se convenció de que no estaba solo y de que él también tenía una historia que merecía ser contada. Se puso a ello y tuvo mucho éxito: ahora es un matemático que vive de las letras. ¿Tendrán las letras también un color para Daniel Tammet?