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Comimos y bebimos, de Ignacio Peyró

Notas de cocina, literatura y vida para recorrer la nuestra.

17 de octubre de 2020. Estandarte.com

Qué: Comimos y bebimos. Notas de cocina y vida Autor: Ignacio Peyró Editorial: Libros del Asteroide Año: 2018 Páginas: 264 Precio: 17,95 €

Comimos y bebimos. Notas de cocina y vida, de Ignacio PeyróEl autor de Comimos y bebimos, Ignacio Peyró, nació en 1980 en un país “sin estrellas Michelin, sin pizzas a domicilio y con vino a la hora de comer”. Lo recuerda perfectamente y lo recuerda como todos podemos recordar platos, olores y maneras de hacer ligadas a la cocina y a los cocineros, que, hacia ese año en que nació el autor, eran casi siempre cocineras.

Sin embargo él ha hecho lo que ya no hacemos todos: ha ordenado y puesto por escrito esas sensaciones del pasado y del presente en estas memorias gastronómicas, género en el que se deja acoplar, no sin ligera incomodidad, Comimos y bebimos.

Es un libro inusual porque, en él, la cocina es el medio para hacer una especie de recreación antropológica –histórica a veces, a veces muy personal– con incursiones al ensayo y desvíos hacia casi todo lo que al autor se le haya podido pasar por la cabeza y la boca, que para eso son sus memorias.

Para entender mejor el libro son necesarias algunas pinceladas de su biografía. Ignacio Peyró (Madrid, 1980) dirige el Instituto Cervantes de Londres. Como autor, firma el diccionario de cultura inglesa Pompa y circunstancia. Diccionario sentimental de la cultura inglesa, publicado por Fórcola, y ha sido traductor y prologuista de clásicos de Kipling, Evelyn Waugh, Loius Auchincloss o Augusto Assía. Colaborador de los más relevantes diarios nacionales, ha ejercido como  periodista parlamentario, cultural y de opinión, al tiempo que ha impulsado medios como The Objective. Ha trabajado como asesor de comunicación y escritor de discursos para distintas personalidades.

A la hora de acometer la escritura de este libro, Peyró explica en el prólogo de Comimos y bebimos: “Consciente del pie de página que ha representado la literatura gastronómica, como escritor, la cocina me interesa para hablar de la vida y de los afectos. También, como pretexto para lo que dijo Bernard Frank: no es una misión menor de la literatura guardar para una generación posterior la vida de nuestras calles, y estas páginas son las calles –y las mesas– de mi vida. Como también son memoria y vida las ocasionales erudiciones festivas en que incurren estas notas”.

Las notas se recogen y ordenan por capítulos que llevan los nombres de los meses del año. Mes a mes, entrada a entrada, sea al hablar de una barra memorable o al recordar el París culinario, cada apunte parte de la mesa para hablar de la vida. En enero, por ejemplo, se integran las tituladas: Seamos justos con la resaca, Las naranjas de reyes La dieta del clubland.  Entrada ya la primavera, en abril hay palabras para Las pasiones del queso, Los esnobismos de la digestiónEl alcohol y la penumbra.“La prepotente paella” abre el mes de agosto, mientras que el año, en diciembre, acaba con los excesos de Burdeos, Borgoña y las pasiones contrarias, El armagnac y las cuarenta virtudes y Lunares de canela, entre otros.   

Así se completa el recorrido por el año gastronómico que es Comimos y bebimos, un calendario donde van marcadas las fiestas a golpe de mandíbula y sorbo. Y donde las compañías son tan importantes como lo que se come y se bebe. Para ellas el autor tiene un recuerdo especial. Rondando los 40, “cada vez más familiarizados con los triglicéridos que con los chuletones –afirma Peyró–, ya lo que toca es agradecer esas compañías con las que alguna noche nos quisimos creer reyes del tiempo. A todos les debo algo: una inmersión en Sechuán o clubland, el sabor canónico del pesto, el secreto para que te tumbe y te levante un dry martini”.

Con toda esa mezcla de ingredientes, Comimos y bebimos se inserta en la mejor tradición de la literatura gastronómica (y etílica) haciendo compañía a los Pla y los Luján,  Salter y Liebling. Un libro delicioso que recuerda que las penas con pan son siempre menos y que la vida es lo que pasa mientras uno va comiendo y bebiendo cada día.

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